lunes, 15 de febrero de 2016

CAMILO SOCIÓLOGO Por Padre Alberto Pracfes





I — LOS ESCRITOS SOCIOLÓGICOS

Entre los documentos a los que tuve acceso se encuentran las siguientes obras;


1. — “Conversaciones con un sacerdote colombiano” (1957)
2. — “Aproximación estadística de los problemas socio-económicos de la ciudad de Bogotá” (1958)
3. — “La proletarizaron de Bogotá. Ensayo de metodología estadística” (1901)
4. — “Las escuelas radiofónicas de Sutatenza, Colombia: evaluación sociológica de sus resultados (1961)
5. — “La violencia y los cambios socio-culturales en las áreas rurales colombianas” (1962)
G. — “La universidad y el cambio social” (1964)
7. — “Se están gestando dos subculturas” (1964)
8.—”Plusiers articles editoriaux de son journal “Frente Unido” et la “Plataforma” (1965). (Varios artículos editoriales de su periódico “Frente Unido” y la “Plataforma”).
9. — “Proclama a los colombianos” (1966)


No pude obtener o consultar las siguientes obras:

1.—”Programación económica y exigencias apostólicas”. (Congreso Pro Mundi Vita, Lovaina, setiembre 1964).


II — EVOLUCIÓN INTELECTUAL

El período de actividad de Camilo Torres como sociólogo fue extremadamente corto: hace sólo ocho años que egresó de Lovaina. Si fuera lícito esquematizar fríamente la unidad profunda de su vida, yo propondría la distinción de cuatro grandes etapas que se suceden, claro está, entrelazadas.

La primera etapa está consagrada principalmente a la investigación empírica. Se la podría situar entre 1958 (Licenciatura en Lovaina) y 1961 (últimos trabajos empíricos). Una segunda etapa, entre 1961 y 1963-4, estaría sobre todo consagrada a una reflexión fundamental de carácter eminentemente sintético. La tercera etapa, entre los años 1964 y 65 es la etapa de transición, en la que abandona poco a poco su función de sociólogo para incorporarse a la acción política directa. Por lo que sabemos, esta etapa no ha dejado escritos específicamente científicos: su actividad intelectual se concentró entonces fundamentalmente en el periodismo y en la preparación de gran cantidad de conferencias. En la cuarta etapa de su vida, la más corta, Camilo Torres ya no realizará un trabajo directamente intelectual. Extremadamente fiel a lo que consideraba 90 difícil vocación, abandona el terreno del análisis para consagrarse enteramente a la aplicación de remedios concretos: en primer término la organización del Frente Unido y luego la incorporación a la guerrilla en la que es muerto de inmediato.
En estas breves consideraciones debo limitarme a decir una palabra sobre las tres primeras etapas, las que conciernen a Camilo Torres sociólogo.

Primera etapa. —

Es la más prolongada. La primera publicación correspondiente a ella es su tesis de Lovaina “Aproximación estadística a los problemas socio-económicos de la ciudad de Bogotá. Con esta obra inaugura su primera etapa de reflexión sociológica. La continúa durante su estadía en Minnesota y posteriormente, ya de regreso en su país, en sus cursos de la Universidad de Bogotá donde es titular de la cátedra de sociología urbana. El último trabajo de esta etapa es su muy depurada encuesta sobre Sutatenza.

Esta primera etapa aparece determinada por tres características principales:
a) En primer lugar se trata de una sociología comprometida. El autor parte de la existencia de problemas importantes, de naturaleza socioeconómica en la capital de su país. Este compromiso en relación a los problemas socio-económicos de su país será una característica que marrará toda la obra sociológica y toda la vida de Camilo Torres.
b) Se trata de una obra constatativa, de una aproximación estadística. El autor trata de determinar con precisión y de cuantificar las diversas expresiones de ese problema humano que es su preocupación fundamental.
c) A nivel de las hipótesis de explicación, Camilo Torres intenta en esta época una interpretación principalmente económica y técnica que extrae sobre todo de los libros de textos norteamericanos referidos a los” problemas del subdesarrollo.
Esta primera etapa presenta, como se ve, un carácter relativamente poco original que, por otra parte, se comprende perfectamente: Camilo Torres intenta aplicar concienzudamente cuanto ha aprendido, lo que se le ha enseñado. Joven científico, su primer pasión consiste en destacar, con objetividad y vigor, la existencia y las principales manifestaciones de ese problema que lo inquieta. Ya en el terreno de la explicación su pensamiento se elabora partiendo de ciertas tesis que había estudiado con ahinco en los libros científicos de la sociología occidental.

Segunda etapa.


En su rápida evolución, es decir unos tres años más tarde, ya es evidente un cambio sustancial en el trabajo sociológico de Camilo Torres. Lo podemos comprobar en su aporte al Primer Congreso Nacional de Sociología, efectuado en Bogotá, donde desarrolla una interpretación teórica del fenómeno conocido en Colombia bajo el nombre de “La Violencia”. Siguiendo el mismo esquema del parágrafo anterior podríamos caracterizar esta etapa, consagrada a una reflexión sociológica fundamental, dividiéndola en los tres puntos siguientes:

a) En primer lugar, Camilo Torres no renuncia al carácter “comprometido” de su especulación, muy por el contrario. A la información libresca agrega ahora la experiencia, intensamente vivida, de los problemas humanos de su país. En la Universidad Nacional de Bogotá entra en contacto estrecho con los círculos del mundo intelectual anticonformista. También acumula conocimientos y experiencia en su amplia vida de relación y en los frecuentes viajes que realiza a lo largo y a lo ancho de su país. Es justamente esta “participación” (como él mismo lo explicaría más tarde) la que lo obliga a corregir la perspectiva de su reflexión sociológica.
b) Camilo Torres ya no hace más estadísticas ni encuestas. Existencial-mente está convencido de que conoce suficientemente las principales manifestaciones de un buen número de graves problemas humanos que asolan a su país. Ya no es la constatación lo determinante. Su espíritu científico —que corría parejo con el compromiso fundamental de su personalidad— lo lleva a fijar su reflexión sobre la explicación y orienta su investigación hacia el descubrimiento de soluciones racionales para su problemática.
c) A nivel de las hipótesis de explicación, Camilo Torres intenta también una nueva orientación. Trata de superar las hipótesis de los economistas norteamericanos analizando la baja rentabilidad del capital. Subordina la explicación económica a la explicación política del problema que incendia su conciencia. Aplicando ahora sobre ese plano su explicación fundamental, Camilo Torres se verá pronto obligado a seguir su propia lógica: el análisis de las causas políticas del mal lo conducirá a buscar los correspondientes remedios políticos.
En esta etapa de su evolución intelectual comienza a manifestar una verdadera originalidad. No sólo el objeto de su estudio, sino también el desarrollo de su proceso explicativo son ahora elaborados en base a su reflexión personal.
Tenía clara conciencia de la necesidad de una sociología colombiana. Dicho con sus propias palabras: “No es posible realizar una sociología colombiana sin tener en cuenta la sociología universal. Empero, es necesario hacer una sociología colombiana en ambos sentidos: 1º aplicando la teoría y los métodos sociológicos generales a nuestra realidad concreta y específica; 2º aportando a esta teoría y a estos métodos el análisis de las situaciones inéditas que nuestra realidad puede sugerir. De no ser así, esta sociología colombiana se vería igualmente frustrada en su estructuración tanto por la ausencia de la investigación empírica como por falta de generalización teórica. Así, pues, nuestro estudio intenta efectuar, sobre todo, una contribución a este segundo aspecto”. (Camilo Torres. La violencia… in: Actas del Primer Congreso Colombiano de Sociología, pp. 97-98).
Nos parece indudable que ha contribuido eficazmente al desarrollo de esta sociología colombiana, tanto por su independencia de espíritu como por su fidelidad al análisis de las situaciones inéditas de “nuestra realidad”.

Tercera etapa.

Siendo un auténtico intelectual, que conservó hasta los últimos momentos de su vida un enorme respeto por los hechos y por los métodos de investigación científica en los que creía apasionadamente, Camilo Torres no acepta ya asumir un rol meramente científico, únicamente centrado en la comprensión y la explicación racional.
Cada vez más acentuadamente en su conversación, en sus conferencias, y en sus artículos periodísticos, da la impresión de haber llegado a un convencimiento que no pondrá más en tela de juicio: la causa de los problemas humanos de su país es principalmente de orden político. Y mucho más precisamente aún: la minoría que detenta el poder —la oligarquía como duramente él la llamaba— es la principal responsable, el culpable Nro 1, puesto que es ella quien impide, concretamente, debido a su “sectarismo político”, el cambio social necesario para que sobrevenga el desarrollo y la realización de la mayoría de los colombianos.
Esta convicción lo empujará cada vez más a abandonar el terreno del análisis para comprometerse más profundamente en el terreno de la acción directa. Es por ello que esta última etapa de su evolución intelectual no estará ya marcada por trabajos científicos de investigación personal, sino por gran cantidad de conferencias, reportajes y artículos aparecidos en los principales periódicos de su país.
He ahí, en pocas palabras, lo que me parece haber jalonado el periplo sociológico de Camilo Torres.

III —ESBOZO DE ALGUNAS IDEAS FUNDAMENTALES:

La vida y el pensamiento de Camilo Torres son extremadamente coherentes. Su punto de partida y su motivación original son de carácter teológico y religioso. Convencido de que la exigencia fundamental del cristianismo es el amor al prójimo, su reflexión y su vida lo orientan hacia la identificación con los más desheredados.

Es aquí donde interviene la primera fase de su reflexión sociológica. Educado en un medio refinado e individualista, Camilo Torres debe comenzar por tomar conciencia de la envergadura social y sociológica de los problemas humanos de su país. Su primera preocupación consiste en precisar la amplitud de lo que él llama los problemas socio-económicos. Descubre así una realidad que determinará su vida: el subdesarrollo; es decir, para él; la lucha contra el subdesarrollo.

Esta lucha la libra originalmente en el plano intelectual. Es necesario en primer lugar comprender los fenómenos, descubrir sus características esenciales y, sobre todo, intentar descubrir sus causas determinantes.

En cuanto concierne a la descripción y la determinación de esos fenómenos del subdesarrollo, la conclusión a la que Camilo Torres llegará es doble. Por un lado, en el plano estático una indigencia generalizada en cuanto hace a la satisfacción de las necesidades del pueblo (41 % de analfabetos, 92 % de la población que no ha superado el nivel primario en la educación). En el plano dinámico: explosión demográfica que aumentará el nivel de desocupación y de criminalidad. Por otra parte, estructuras e instituciones rígidas, cerradas al cambio.
Esta doble constatación se presenta a su espíritu como una oposición irreductible, de tal modo que sería precisamente la rigidez de las instituciones dominadas por una minoría que usurpa la legalidad (las fuerzas armadas absorben el 25 % del presupuesto estatal) el impedimento concreto del cambio social y el origen de la perduración del statu quo.
El análisis de la situación conduce aquí a Camilo Torres a introducir un primer elemento de carácter interpretativo pero fundamentalmente extraempírico. El hecho de suponer que la clase dominante es la causa principal del subdesarrollo parece ser una hipótesis válida para proseguir la comprensión del fenómeno. Pero no siendo evidente, no puede superar el estado de una opción personal motivadora de una acción directa.
En el plano del análisis lógico parece, pues, que este elemento interpretativo: “la oligarquía es la causa principal del subdesarrollo”, o formulada negativamente: “la oligarquía es el principal obstáculo para la superación del subdesarrollo”, no es una evidencia. Se trata de una hipótesis o bien de una opción personal. Para él se convierte efectivamente en una opción. No es ahora el momento de discutir su fundamento y ello demandaría, por cierto, otra competencia que la mía.
Sin embargo, a partir de esa opción fundamental, la lógica del razonamiento debía conducir a Camilo Torres hasta sus últimas consecuencias. Si la responsabilidad fundamental de su vida consiste en derrotar el subdesarrollo de su país y si principalmente es la oligarquía que ostenta el poder quien constituye el obstáculo, la lucha contra esa oligarquía se convierte en una consecuencia necesaria. ¿Cómo debe librarse esta lucha para ser eficaz? Varios caminos parecen posibles. Se podría esperar que evolucione, transformando ella misma su dominación, o se podría intentar convertirla en ese sentido, o también obligarla a evolucionar.
Camilo Torres piensa al concluir el análisis de la situación —y estamos ante una nueva opción— que el único camino a corto o mediano alcance consiste en obligarla. La oligarquía no evolucionará por sí misma, teniendo en cuenta, por un lado su tradición sectaria y por otra parte el peso de sus intereses.
Una vez decidido a jugar la carta de obligarla, una nueva alternativa se plantea: ¿será eficaz ejercer esta presión en la legalidad, es decir utilizando los medios y las instituciones legales (toma del poder por la mayoría al cabo de elecciones libres) o es necesario recurrir a medios extremos que salgan de los cauces legales?
Es aquí donde se ubica la última opción de la vida de Camilo Torres. Llegado a este punto ya no es, sin duda, la reflexión sociológica sino su sentido personal de las responsabilidades y la elección de sus opciones aquello que lo empuja en un esfuerzo desesperado para juntar todas las oposiciones, incluida la de los no-alineados, para intentar como penúltimo recurso el movimiento de “Frente Unido” y la proposición de “La Plataforma”. Con el fracaso de este frente, debido en gran parte a la reacción de las fuerzas que detentaban el poder, Camilo Torres abandona su última tentativa de reconciliación para enrolarse en la lucha armada, asumiendo plenamente la ilegalidad como la última opción de su vida.
El pensamiento y las opciones de Camilo Torres, nuestro muy querido hermano, sacerdote y sociólogo, muerto trágicamente al comienzo de una acción muy bien meditada y sumamente ejemplar en su pureza y sinceridad, exigen de nosotros, no cabe de ello duda alguna, una toma de posición. Contentarse pura y simplemente con una descripción de su pensamiento puede ser considerado, y con razón, como una evasión inútil e incluso injusta, aunque con toda honestidad yo no veo tampoco la necesidad de una toma de posición global, que condene o reivindique con demasiado simplismo las opciones de una vida extremadamente rica y compleja. Cada uno de nosotros debe adoptar sus propias opciones con lucidez y coraje.
Creo que el testimonio de Camilo Torres sirve para mostrarnos un solo camino, que no podemos discutir: el de la reflexión y la generosidad.



Padre Alberto Pracfes









http://www.ruinasdigitales.com/cristianismoyrevolucion/cyrcamilosociologo44/






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