miércoles, 28 de marzo de 2018

CRISTO MUERE EN LA CRUZ


Resultado de imagen para LA MUERTE DE JESÚS





EVANGELIO DE JUAN


LA MUERTE DE JESÚS

capítulo 18


El arresto de Jesús




18:1 Después de haber dicho esto, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón. Había en ese lugar una huerta y allí entró con ellos. 

18:2 Judas, el traidor, también conocía el lugar porque Jesús y sus discípulos se reunían allí con frecuencia. 


18:3 Entonces Judas, al frente de un destacamento de soldados y de los guardias designados por los sumos sacerdotes y los fariseos, llegó allí con faroles, antorchas y armas. 


18:4 Jesús, sabiendo todo lo que le iba a suceder, se adelantó y les preguntó: "¿A quién buscan?"

18:5 Le respondieron: "A Jesús, el Nazareno". Él les dijo: "Soy yo". Judas, el que lo entregaba, estaba con ellos.


18:6 Cuando Jesús les dijo: "Soy yo", ellos retrocedieron y cayeron en tierra



18:7 Les preguntó nuevamente: "¿A quién buscan?" Le dijeron: "A Jesús, el Nazareno".



18:8 Jesús repitió: "Ya les dije que soy yo. Si es a mí a quien buscan, dejen que estos se vayan".



18:9 Así debía cumplirse la palabra que él había dicho: "No he perdido a ninguno de los que me confiaste".



18:10 Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. El servidor se llamaba Malco.

18:11 Jesús dijo a Simón Pedro: "Envaina tu espada. ¿Acaso no beberé el cáliz que me ha dado el Padre?"


Jesús ante Anás



18:12 El destacamento de soldados, con el tribuno y los guardias judíos, se apoderaron de Jesús y lo ataron.

18:13 Lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, Sumo Sacerdote aquel año. 

18:14 Caifás era el que había aconsejado a los judíos: "Es preferible que un solo hombre muera por el pueblo".


La primera negación de Pedro



18:15 Entre tanto, Simón Pedro, acompañado de otro discípulo, seguía a Jesús. Este discípulo, que era conocido del Sumo Sacerdote, entró con Jesús en el patio del Pontífice, 

18:16 mientras Pedro permanecía afuera, en la puerta. El otro discípulo, el que era conocido del Sumo Sacerdote, salió, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. 

18:17 La portera dijo entonces a Pedro: "¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?" Él le respondió: "No lo soy". 

18:18 Los servidores y los guardias se calentaban junto al fuego, que habían encendido porque hacía frío. Pedro también estaba con ellos, junto al fuego.


Jesús ante el Sumo Sacerdote


18:19 El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su enseñanza. 

18:20 Jesús le respondió: "He hablado abiertamente al mundo; siempre enseñé en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada en secreto.

18:21 ¿Por qué me interrogas a mí? Pregunta a los que me han oído qué les enseñé. Ellos saben bien lo que he dicho".

18:22 Apenas Jesús dijo esto, uno de los guardias allí presentes le dio una bofetada, diciéndole: "¿Así respondes al Sumo Sacerdote?"

18:23 Jesús le respondió: 

"Si he hablado mal, muestra en qué ha sido; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?" 

18:24 Entonces Anás lo envió atado ante el Sumo Sacerdote Caifás.


Nuevas negaciones de Pedro 


18:25 Simón Pedro permanecía junto al fuego. Los que estaban con él le dijeron: "¿No eres tú también uno de sus discípulos?". Él lo negó y dijo: "No lo soy". 

18:26 Uno de los servidores del Sumo Sacerdote, pariente de aquel al que Pedro había cortado la oreja, insistió: "¿Acaso no te vi con él en la huerta?" 

18:27 Pedro volvió a negarlo, y en seguida cantó el gallo.


Jesús ante Pilato 


18:28 Desde la casa de Caifás llevaron a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Pero ellos no entraron en el pretorio, para no contaminarse y poder así participar en la comida de Pascua. 

18:29 Pilato salió a donde estaban ellos y les preguntó: "¿Qué acusación traen contra este hombre?" Ellos respondieron: 

18:30 "Si no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos entregado". 

18:31 Pilato les dijo: "Tómenlo y júzguenlo ustedes mismos, según la Ley que tienen". Los judíos le dijeron: "A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie". 

18:32 Así debía cumplirse lo que había dicho Jesús cuando indicó cómo iba a morir. 

18:33 Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le preguntó: "¿Eres tú el rey de los judíos?" 

18:34 Jesús le respondió: "¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?" 

18:35 Pilato replicó: "¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has hecho?" 

18:36 Jesús respondió: 

"Mi realeza no es de este mundo.  

Si mi realeza fuera de este mundo, 

los que están a mi servicio habrían combatido 

para que yo no fuera entregado a los judíos. 

Pero mi realeza no es de aquí". 

18:37 Pilato le dijo: "¿Entonces tú eres rey?" Jesús respondió: 

"Tú lo dices: 

yo soy rey. 

Para esto he nacido 

y he venido al mundo: 

para dar testimonio de la verdad. 

El que es de la verdad, escucha mi voz". 

18:38 Pilato le preguntó: "¿Qué es la verdad?" Al decir esto, salió nuevamente a donde estaban los judíos y les dijo: "Yo no encuentro en él ningún motivo para condenarlo. 

18:39 Y ya que ustedes tienen la costumbre de que ponga en libertad a alguien, en ocasión de la Pascua, ¿quieren que suelte al rey de los judíos?" 

18:40 Ellos comenzaron a gritar, diciendo: "¡A él no, a Barrabás!" Barrabás era un bandido. 


CAPÍTULO 19 

La flagelación y la coronación de espinas 


19:1 Pilato mandó entonces azotar a Jesús. 

19:2 Los soldados tejieron una corona de espinas y se la pusieron sobre la cabeza. Lo revistieron con un manto de color púrpura, 

19:3 y acercándose, le decían: "¡Salud, rey de los judíos!", y lo abofeteaban. 

19:4 Pilato volvió a salir y les dijo: "Miren, lo traigo afuera para que sepan que no encuentro en él ningún motivo de condena". 

19:5 Jesús salió, llevando la corona de espinas y el manto de color púrpura. Pilato les dijo: "¡Aquí tienen al hombre!" 

19:6 Cuando los sumos sacerdotes y los guardias lo vieron, gritaron: "¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!" Pilato les dijo: "Tómenlo ustedes y crucifíquenlo. Yo no encuentro en él ningún motivo para condenarlo". 

19:7 Los judíos respondieron: "Nosotros tenemos una Ley, y según esa Ley debe morir porque él pretende ser Hijo de Dios". 

19:8 Al oír estas palabras, Pilato se alarmó más todavía. 

19:9 Volvió a entrar en el pretorio y preguntó a Jesús: "¿De dónde eres tú?" Pero Jesús no le respondió nada. 

19:10 Pilato le dijo: "¿No quieres hablarme? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y también para crucificarte?" 

19:11 Jesús le respondió: "Tú no tendrías sobre mí ninguna autoridad, si no la hubieras recibido de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti ha cometido un pecado más grave". 


Jesús condenado a muerte 


19:12 Desde ese momento, Pilato trataba de ponerlo en libertad. Pero los judíos gritaban: "Si lo sueltas, no eres amigo del César, porque el que se hace rey se opone al César". 

19:13 Al oír esto, Pilato sacó afuera a Jesús y lo hizo sentar sobre un estrado, en el lugar llamado "el Empedrado", en hebreo, "Gábata". 

19:14 Era el día de la Preparación de la Pascua, alrededor del mediodía. Pilato dijo a los judíos: "Aquí tienen a su rey". 

19:15 Ellos vociferaban: "¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!". Pilato les dijo: "¿Voy a crucificar a su rey?" Los sumos sacerdotes respondieron: "No tenemos otro rey que el César". 

19:16 Entonces Pilato se lo entregó para que lo crucificaran, y ellos se lo llevaron. 


La crucifixión de Jesús 


19:17 Jesús, cargando sobre sí la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar llamado "del Cráneo", en hebreo, "Gólgota". 

19:18 Allí lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en el medio. 

19:19 Pilato redactó una inscripción que decía: "Jesús el Nazareno, rey de los judíos", y la hizo poner sobre la cruz. 

19:20 Muchos judíos leyeron esta inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad y la inscripción estaba en hebreo, latín y griego. 

19:21 Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: "No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Este ha dicho: Yo soy el rey de los judíos"". 

19:22 Pilato respondió: "Lo escrito, escrito está". 


El sorteo de las vestiduras 


19:23 Después que los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestiduras y las dividieron en cuatro partes, una para cada uno. Tomaron también la túnica, y como no tenía costura, porque estaba hecha de una sola pieza de arriba abajo, 

19:24 se dijeron entre sí: "No la rompamos. Vamos a sortearla, para ver a quién le toca". Así se cumplió la Escritura que dice: 

Se repartieron mis vestiduras 

y sortearon mi túnica. 

Esto fue lo que hicieron los soldados.


Jesús y su madre 


19:25 Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. 

19:26 Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo". 

19:27 Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.


La muerte de Jesús 



19:28 Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: Tengo sed. 

19:29 Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. 

19:30 Después de beber el vinagre, dijo Jesús: "Todo se ha cumplido". E inclinando la cabeza, entregó su espíritu. 

La herida del costado 


19:31 Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos, para que no quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese sábado era muy solemne. 

19:32 Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús. 

19:33 Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, 

19:34 sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua. 

19:35 El que vio esto lo atestigua: su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. 

19:36 Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: 

No le quebrarán ninguno de sus huesos. 

19:37 Y otro pasaje de la Escritura, dice: 

Verán al que ellos mismos traspasaron.


La sepultura de Jesús 



19:38 Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús —pero secretamente, por temor a los judíos— pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se la concedió, y él fue a retirarlo. 

19:39 Fue también Nicodemo, el mismo que anteriormente había ido a verlo de noche, y trajo una mezcla de mirra y áloe, que pesaba unos treinta kilos. 

19:40 Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos. 

19:41 En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado. 

19:42 Como era para los judíos el día de la Preparación y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús. 




http://www.vicariadepastoral.org.mx/sagrada_escritura/biblia/nuevo_testamento/04_juan












JESÚS EN LA CRUZ: "AHÍ TIENES A TU MADRE" Evangelio de Juan 19, 26-27.-




Resultado de imagen para "AHÍ TIENES A TU MADRE"




Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»

Después dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.


Evangelio según San Juan, 19, 26-27.-



http://saneliascmt.com/

http://www.bibliacatolica.com.br/


VÍA CRUCIS / CAMINO DE LA CRUZ pinturas de Cerezo Barredo




El Vía Crucis (camino de la cruz) es un modo de oración y de contemplación para revivir la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

Jesús ha padecido, ha muerto ha resucitado, para salvar a todos los hombres, de todos los tiempos; ha cargado sobre sí el peso del mundo entero. Hoy Jesús está vivo en su Iglesia, en todos nosotros. Acompañar a Jesús,en su vía dolorosa, significa que nosotros, junto con Él, nos hacemos solidarios con todos los hombres que hoy sufren y esperan la salvación.-


http://www.omp.es






EL CAMINO DE LA CRUZ




Te alabamos Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.





http://servicioskoinonia.org/cerezo/
pinturas de Cerezo Barredo



La página de Cerezo Barredoservicioskoinonia.org





MARÍA ES LA PRIMERA PARTÍCIPE DE TODO EL SACRIFICIO Por P. Cipriano Sánchez LC


Pascua de Resurrección / 2018


Resultado de imagen para María es la primera partícipe de todo el sacrificio
María es la primera partícipe
de todo el sacrificio



















Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net 


María es la primera partícipe de todo el sacrificio



Sábado Santo. Tratemos de imitar a María en su fe, en su esperanza y en su amor, que la sostienen en medio de la prueba.




Contemplemos el corazón de la Santísima Virgen -dolorido en la pasión, en las lamentaciones del profeta Jeremías. El profeta está refiriéndose a la destrucción de Jerusalén, pero en esta poesía, que es la lamentación, hay muchos textos que recogen el dolor de una madre, el dolor de María. Como dice el profeta: "Un Dios que rompe las vallas y entra en la ciudad".

Podría ser interesante el tomar este texto desde el capítulo II de las lamentaciones de Jeremías, e ir viendo cómo se va desarrollando este dolor en el corazón de la Santísima Virgen, porque puede surgir en nuestra alma una experiencia del dolor de María, por lo que Dios ha hecho en Ella, por lo que Dios ha realizado en Ella; pero puede darnos también una experiencia muy grande de cómo María enfrenta con fe este dolor tan grande que Dios produce en su corazón.

Un dolor que a Ella le viene al ver a su hijo en todo lo que había padecido; un dolor que le viene al ver la ingratitud de los discípulos que habían abandonado a su hijo; el dolor que tuvo que tener María al considerar la inocencia de su hijo; y sobre todo, el dolor que tendría que provenirle a la Santísima Virgen de su amor tan tierno por su hijo, herido por las humillaciones de los hombres.

María, el Sábado Santo en la noche y domingo en la madrugada, es una mujer que acaba de perder a su hijo. Todas las fibras de su ser están sacudidas por lo que ha visto en los días culminantes de la pasión. Cómo impedirle a María el sufrimiento y el llanto, si había pasado por una dramática experiencia llena de dignidad y de decoro, pero con el corazón quebrantado.

María -no lo olvidemos-, es madre; y en ella está presente la fuerza de la carne y de la sangre y el efecto noble y humano de una madre por su hijo. Este dolor, junto con el hecho de que María haya vivido todo lo que había vivido en la pasión de su hijo, muestra su compromiso de participación total en el sacrificio redentor de Cristo. María ha querido participar hasta el final en los sufrimientos de Jesús; no rechazó la espada que había anunciado Simeón, y aceptó con Cristo el designio misterioso de su Padre. Ella es la primera partícipe de todo sacrificio. María queda como modelo perfecto de todos aquellos que aceptaron asociarse sin reserva a la oblación redentora.

¿Qué pasaría por la mente de nuestra Señora este sábado en la noche y domingo en la madrugada? Todos los recuerdos se agolpan en la mente de María: Nazaret, Belén, Egipto, Nazaret de nuevo, Canaán, Jerusalén. Quizá en su corazón revive la muerte de José y la soledad del Hijo con la madre después de la muerte de su esposo...; el día en que Cristo se marchó a la vida pública..., la soledad durante los tres últimos años. Una soledad que, ahora, Sábado Santo, se hace más negra y pesada. Son todas las cosas que Ella ha conservado en su corazón. Y si conservaba en el corazón a su Hijo en el templo diciéndole: "¿Acaso no debo estar en las cosas de mi Padre?". ¡Qué habría en su corazón al contemplar a su Hijo diciendo: "¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu, todo está consumado!"

¿Cómo estaría el corazón de María cuando ve que los pocos discípulos que quedan lo bajan de la cruz, lo envuelven en lienzos aromáticos, lo dejan en el sepulcro? Un corazón que se ve bañado e iluminado en estos momentos por la única luz que hay, que es la del Viernes Santo. Un corazón en el que el dolor y la fe se funden. Veamos todo este dolor del alma, todo este mar de fondo que tenía que haber necesariamente en Ella. Apenas hacía veinticuatro horas que había muerto su hijo. ¡Qué no sentiría la Santísima Virgen!

Junto con esta reflexión, penetremos en el gozo de María en la resurrección. Tratemos de ver a Cristo que entra en la habitación donde está la Santísima Virgen. El cariño que habría en los ojos de nuestro Señor, la alegría que habría en su alma, la ilusión de poderla decir a su madre: "Estoy vivo". El gozo de María podría ser el simple gozo de una madre que ve de nuevo a su hijo después de una tremenda angustia; pero la relación entre Cristo y María es mucho más sólida, porque es la relación del Redentor con la primera redimida, que ve triunfador al que es el sentido de su existencia.

Cristo, que llega junto a María, llena su alma del gozo que nace de ver cumplida la esperanza. ¡Cómo estaría el corazón de María con la fe iluminada y con la presencia de Cristo en su alma! Si la encarnación, siendo un grandísimo milagro, hizo que María entonase el Magníficat: "Mi alegría qué grande es cuando ensalza mi alma al Señor. Cuánto se alegra mi alma en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava, y desde ahora me dirán dichosa todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí, su nombre es Santo". ¿Cuál sería el nuevo Magníficat de María al encontrarse con su hijo? ¿Cuál sería el canto que aparece por la alegría de ver que el Señor ha cumplido sus promesas, que sus enemigos no han podido con Él?

Y por qué no repetir con María, junto a Jesús resucitado, ese Magníficat con un nuevo sentido. Con el sentido ya no simplemente de una esperanza, sino de una promesa cumplida, de una realidad presente. Yo, que soy testigo de la escena, ¿qué debo experimentar?, ¿qué tiene que haber en mí? Debe brotar en mí, por lo tanto, sentimientos de alegría. Alegrarme con María, con una madre que se alegra porque su hijo ha vuelto. ¡Qué corazón tan duro, tan insensible sería el que no se alegrase por esto! 

Tratemos de imitar a María en su fe, en su esperanza y en su amor. Fe, esperanza y amor que la sostienen en medio de la prueba; fe, esperanza y amor que la hicieron llenarse de Dios. La Santísima Virgen María debe ser para el cristiano el modelo más acabado de la nueva criatura surgida del poder redentor de Cristo y el testimonio más elocuente de la novedad de vida aportada al mundo por la resurrección de Cristo. 

Tratemos de vivir en nuestra vida la verdadera devoción hacia la Santísima Virgen, Madre amantísima de la Iglesia, que consiste especialmente en la imitación de sus virtudes, sobre todo de su fe, esperanza y caridad, de su obediencia, de su humildad y de su colaboración en el plan de Cristo. 



Preguntas o comentarios al autor P. Cipriano Sánchez LC


El Santo Triduo Pascual y la Indulgencia Plenaria.





http://es.catholic.net/


LA CENA DEL SEÑOR




"Y surgió una discusión sobre quién debía ser considerado como el más grande. Jesús les dijo: "Los reyes de las naciones dominan sobre ellas, y los que ejercen el poder sobre el pueblo se hacen llamar bienhechores. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que es más grande, que se comporte como el menor, y el que gobierna, como un servidor. Porque, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es acaso el que está a la mesa? Y sin embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve."



Pascua de Resurrección / 2018








LA CENA DEL SEÑOR


La conspiración contra Jesús y la traición de Judas



22:1 Estaba cerca la fiesta de los Ácimos, llamada Pascua. 
22:2 Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban la manera de eliminar a Jesús, porque tenían miedo del pueblo. 
22:3 Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era uno de los Doce. 
22:4 Este fue a tratar con los sumos sacerdotes y los jefes de la guardia sobre el modo de entregárselo.
22:5 Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero. 
22:6 Judas aceptó y buscaba una ocasión propicia para entregarlo sin que se enterara el pueblo.


Los preparativos para la comida pascual




22:7 Llegó el día de los Ácimos, en el que se debía inmolar la víctima pascual. 

22:8 Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles: "Vayan a prepararnos lo necesario para la comida pascual".

22:9 Ellos le preguntaron: "¿Dónde quieres que la preparemos?"

22:10 Jesús les respondió: "Al entrar en la ciudad encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo hasta la casa donde entre, 

22:11 y digan a su dueño: El Maestro manda preguntarte: "¿Dónde está la sala en que podré comer la Pascua con mis discípulos?"
22:12 Él les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones: preparen allí lo necesario". 
22:13 Los discípulos partieron, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua.

La comida pascual


22:14 Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los Apóstoles y les dijo: 

22:15 "He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi Pasión, 

22:16 porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el Reino de Dios".

22:17 Y tomando una copa, dio gracias y dijo: "Tomen y compártanla entre ustedes. 

22:18 Porque les aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios".

La institución de la Eucaristía




22:19 Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía". 

22:20 Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: "Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes. 

El anuncio de la traición de Judas




22:21 La mano del traidor está sobre la mesa, junto a mí. 

22:22 Porque el Hijo del hombre va por el camino que le ha sido señalado, pero ¡ay de aquel que lo va a entregar!" 

22:23 Entonces comenzaron a preguntarse unos a otros quién de ellos sería el que iba a hacer eso.

El carácter servicial de la autoridad




22:24 Y surgió una discusión sobre quién debía ser considerado como el más grande. 

22:25 Jesús les dijo: "Los reyes de las naciones dominan sobre ellas, y los que ejercen el poder sobre el pueblo se hacen llamar bienhechores. 

22:26 Pero entre ustedes no debe ser así.  Al contrario, el que es más grande, que se comporte como el menor, y el que gobierna, como un servidor.
22:27 Porque, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es acaso el que está a la mesa? Y sin embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve.

La recompensa prometida a los discípulos



22:28 Ustedes son los que han permanecido siempre conmigo en medio de mis pruebas. 

22:29 Por eso yo les confiero la realeza, como mi Padre me la confirió a mí. 

22:30 Y en mi Reino, ustedes comerán y beberán en mi mesa, y se sentarán sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.

El anuncio de las negaciones de Pedro




22:31 Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder para zarandearlos como el trigo, 

22:32 pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos".

22:33 "Señor, le dijo Pedro, estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y a la muerte". 

22:34 Pero Jesús replicó: "Yo te aseguro, Pedro, que hoy, antes que cante el gallo, habrás negado tres veces que me conoces".

El combate decisivo


22:35 Después les dijo: "Cuando los envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalia, ¿les faltó alguna cosa?"

22:36 "Nada", respondieron. Él agregó: "Pero ahora el que tenga una bolsa, que la lleve; el que tenga una alforja, que la lleve también; y el que no tenga espada, que venda su manto para comprar una.

22:37 Porque les aseguro que debe cumplirse en mí esta palabra de la Escritura: Fue contado entre los malhechores.  Ya llega a su fin todo lo que se refiere a mí". 

22:38 "Señor, le dijeron, aquí hay dos espadas". Él les respondió: "Basta".



Lucas 22, 1-38.-





El lavatorio de los pies


"Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: "¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes."



      
















13:1 Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin.



13:2 Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo,



13:3 sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios, 



13:4 se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. 



13:5 Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.


13:6 Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: "¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?"

13:7 Jesús le respondió: "No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás". 

13:8 "No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!". Jesús le respondió: "Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte". 

13:9 "Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!"

13:10 Jesús le dijo: "El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos".

13:11 Él sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: "No todos ustedes están limpios".

13:12 Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: "¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? 

13:13 Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy. 

13:14 Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros.

13:15 Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.

13:16 Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía.

13:17 Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican. 

13:18 No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice:

El que comparte mi pan se volvió contra mí. 

13:19 Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy.

13:20 Les aseguro  que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió".


Juan 13,1-20.-







formacionpastoralparalaicos.blogspot.com





lunes, 26 de marzo de 2018

MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA CONTRA EL TERRORISMO DE ESTADO Por Grupo de Curas en Opción por los Pobres / A 42 años



1976 - 24 de Marzo - 2018





Resultado de imagen para terrorismo de Estado




Memoria, verdad y justicia contra el terrorismo de Estado




Memoria, verdad y justicia contra el terrorismo de Estado










En la calle se percibe el descontento, el dolor, el deterioro del consumo y el trabajo






Una vez más —con motivo de la “noche oscura de la dictadura”— estamos invitados a hacer memoria, a vivir verdad y luchar por la justicia. Una vez más esa memoria nos pone ante la muerte que se adueñó de nuestra patria, pero también queremos tener ante nuestros ojos la vida que resiste y quiere decir su última palabra.

Sabemos que la historia es nuestra creación, la gestamos en un proyecto y la recreamos en nuestro presente. Mirar la historia es comprender nuestro presente, y —como lo hacemos año a año— queremos detenernos para conmemorar, para llorar y celebrar, hacer duelo y fiesta.

La dictadura cívico eclesiástica militar —ya lo recordaba Rodolfo Walsh— buscó principalmente desmontar una matriz productiva con movilidad social e implantar un modelo económico de valorización financiera, endeudamiento y especulación. Y lo hizo a sangre y fuego. Ese mismo modelo económico vuelve a instalarse hoy. Pero ya no precisa aquellos medios violentos y puede hacerlo a tinta y video. Es que ese modelo de muerte, de exclusión, de descarte y genocidio una y otra vez, como en los ‘90 y como en el presente, persiste en volver para que la tierra de todos sea sólo de unos pocos.

Pero también, disimuladamente, la muerte, la violencia, la persecución política siguen presentes, aunque los medios las maquillen como “nuevas doctrinas” (Chocobar, Bullrich, Irurzun). Es la misma que sacia su sed con la sangre de Santiago, Rafael, Facundo y tantos otros. Con asesinatos con balas de la patria que se vuelven contra ella, y con la vergonzosa complicidad del Poder Ejecutivo, que califica de héroes a los que matan por la espalda —aún niños— y del Poder Judicial que sólo parece juzgar (y mentir) lo que le ordena el poder real. Es la misma que cuelga nuevos cuadros de presas y presos políticos, encarcelados sin condena y —más irrisorio aún— sin proceso ni delito. Es la misma Justicia que da por terminados temas que en otras partes del mundo escandalizan y derivan en renuncias de funcionarios por tener dinero en el exterior escondido en cuentas offshore. En nuestro caso, desde funcionarios menores, ministros, amigos presidenciales y hasta el mismo Presidente y su hermano tienen guaridas fiscales.

La dictadura cívico eclesiástica militar pudo implantar un modelo socio-económico, desaparecer compañeras y compañeros, establecer vergonzosas relaciones internacionales, porque gozó de impunidad. La misma impunidad de la que goza la actual democracia de baja intensidad, con la complicidad legislativa para abusar de los DNU, la cooptación del Poder Judicial, cada vez más revulsiva, y el monopolio de la comunicación y de sus medios.

Así, las fuerzas de seguridad están descontroladas por el discurso de mano dura y gatillo fácil que baja del Poder Ejecutivo. Cualquier cosa le puede pasar a cualquiera, sin que sea juzgado. Y puede que su asesino sea recibido y aplaudido en la Casa Rosada. Los (¿ex?) periodistas repiten lo que sea, a cambio de una jugosa pauta publicitaria (¿el nuevo nombre del soborno?), exhibiendo su impudicia sin que nada se corrija o sancione. La economía del país, cada vez más endeudada como en la dictadura, y los pobres cada vez más pobres, también como entonces. Soportamos la sistemática burla cínica oficial que se desentiende de la realidad e inventa una fantasía diciendo sin ningún pudor que la pobreza y la inflación están bajando, que el trabajo está aumentando, que los jubilados mejoran sus ingresos…

Hacer memoria del pasado 24 de marzo de 1976 es militancia del presente. Es sostener la firme determinación de que el ayer no sea hoy, para tener mañana.

Por eso miramos con una cierta esperanza la entrega de los libros de los bautismos realizados en la capilla de la ex ESMA, aunque repudiamos las lamentables declaraciones del obispo castrense, Santiago Olivera, burlándose caricaturescamente de las banderas de memoria, verdad y justicia, vaciándolas de contenido y reviviendo viejos demonios.

Miramos con esperanza las movilizaciones populares, tanto las que reclamaron contra la ley de saqueo previsional en el pasado diciembre, la marcha de los trabajadores y los gremios en febrero, y la de las mujeres el pasado 8 de marzo. El gobierno intenta distraer a la población con cortinas de humo, apoyado en un discurso mediático alienante y divorciado de la realidad. Pero el malhumor social y la conflictividad laboral van en aumento. En la calle se percibe el descontento, el dolor, el deterioro del consumo, el salario y el trabajo. Cientos de miles de personas han marchado desde diciembre hasta marzo haciendo oír su reclamo que el Presidente y sus ministros peligrosamente se niegan a escuchar.

Miramos con esperanza que, a pesar de la campaña deplorable del gobierno y la prensa para otorgar prisión domiciliaria a los genocidas, del desfinanciamiento y desarticulación de espacios de memoria e investigación, y de sentencias repudiables, como la aplicación del beneficio del cómputo del 2×1 para los represores que la Corte Suprema de Injusticia no ha modificado claramente, todavía haya tribunales que persistan en mantener viva la memoria y ejercer justicia. Celebramos las cárceles comunes —no domiciliarias— para los genocidas.

Miramos con esperanza este y cada 24 de marzo, porque vemos que la vida sigue vigente. Y levantamos una vez más la bandera de los Derechos Humanos para conseguir verdad, hacer memoria y conquistar justicia. Es lo que creemos que hoy nos exige el Evangelio de Jesús, nos pide el Dios de la Vida y nos impulsa el espíritu de la verdad.








http://www.elcohetealaluna.com