martes, 23 de febrero de 2016

FERNANDO CARDENAL, UNA VIDA COMPROMETIDA CON LA JUSTICIA


26 de enero de 1934
20 de febrero de 2016







30 de Mar de 2009

Fernando Cardenal, una vida comprometida con la justicia




Nacido en 1934 en Granada (Nicaragua), cursó estudios superiores de Humanidades Clásicas y de Filosofía en la Universidad Católica de Quito (Ecuador) y de Teología en el Instituto Libre de Filosofía (México D.F.). En 1967 fue ordenado sacerdote jesuita. Entre 1973 y 1977 ejerció como catedrático de Filosofía de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Fue fundador en 1977 de la Comisión Nicaragüense de Derechos Humanos.

Tras el triunfo de la revolución sandinista, aceptará importantes responsabilidades, como las de coordinador nacional de la Cruzada Nacional de Alfabetización (1979-1980), considerada uno de los hitos de instrucción pública en Latinoamérica dado que redujo en cinco meses el analfabetismo de un 51% a un 12,9%. En la Cruzada hubo 80.000 voluntarios alfabetizadores, en un país que entonces tenía tres millones de habitantes.

Dedicaron su tiempo libre a enseñar a leer a los campesinos en las montañas y en el medio rural. Por este motivo recibió el Premio Nadezhda Krupskaya de la UNESCO en 1981. Así mismo este organismo de la ONU para la cultura declaró los archivos de la Cruzada como parte de la "Memoria del Mundo".

Obligado a abandonar la Compañía de Jesús en 1984 por su participación en el Gobierno sandinista, en donde llegó a ser también vicecoordinador nacional del Movimiento Nacional de la Juventud Sandinista de Nicaragua (1980-1984) y ministro de Educación (1984-1990).

Una vez readmitido por la Compañía de Jesús en 1996, Cardenal es director nacional de Fe y Alegría de Nicaragua (desde 1999) y coordinador de la Red Centroamericana de Fe y Alegría (2000-2001). Esta organización, que en España está representada por Enteculturas, educa 1,2 millones de alumnos en América, África y Asia. En Nicaragua tiene 10.000 alumnos, en 24 centros. Fe y Alegría está donde termina el asfalto, donde acaban los servicios públicos, donde es aún más necesaria una enseñanza de calidad.





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ENLACE RELACIONADO: 





FERNANDO CARDENAL


Fernando Cardenal.mp4







La historia de Fernando Cardenal, jesuita, teólogo de la liberación, ex ministro de educación en los años 80, década donde también dirigió la Cruzada Nacional de Alfabetización. Actualmente es director de Fé y Alegría, organización que trabaja por el desarrollo de la educación en Nicaragua.*


* La nota fue realizada hace ya tres años.


MURIÓ EL SACERDOTE NICARAGÜENSE FERNANDO CARDENAL






› PADRE DE LA ALFABETIZACIÓN SANDINISTA

Murió el sacerdote nicaragüense Fernando Cardenal


El cura jesuita, hermano del poeta Ernesto Cardenal, fue uno de los referentes de la Teología de la Liberación y ejerció el cargo de ministro de Educación durante la revolución sandinista, motivos por los cuales el papa Juan Pablo II le prohibió el ejercicio religioso en 1984, hasta que Francisco se lo volvió a permitir en 2014. Tenía 82 años y falleció en un hospital de Managua, donde era tratado por una hernia umbilical.


Como titular de la cartera educativa nicaragüense durante el gobierno del Frente Sandinista, Fernando Cardenal dirigió la Cruzada Nacional de Alfabetización, que movilizó a más de 60 mil jóvenes como parte de un esfuerzo nacional para elevar la tasa del alfabetismo en el segundo país más pobre de las Américas.

En 1984, el papa Juan Pablo II le suspendió a divinis del ejercicio del sacerdocio, junto con su hermano Ernesto y otros cuatro religiosos nicaragüenses por defender la teología de la liberación y ocupar cargos en el gobierno, aduciendo que era incompatible con su condición de religiosos.

"Quiero luchar por la liberación de los pobres, luchar la justicia", escribió en una ocasión para justificar su cargo gubernamental. Nacido el 26 de enero de 1934, en el seno de una familia aristocrática de la ciudad de Granada, unos 45 kilómetros al sureste de Managua. Tras su nombramiento como ministro de Educación, ocupó el cargo entre los años 1984 y 1990. Al momento de su muerte se desempeñaba como director nacional del movimiento de educación popular "Fe y Alegría".

Abandonó la política activa en 1995, cuando advirtió que el proceso revolucionario había perdido el norte y, junto a su hermano Ernesto, se convirtió en beligerante crítico del proyecto que apoyó desde diveresos cargos.

El superior de la Compañía de Jesús en Nicaragua, Iñaki Zubizarret, había informado que el padre Fernando Cardenal fue intervenido quirúrgicamente de una hernia umbilical el pasado 9 de febrero. Poco después su cuerpo rechazó una malla abdominal que le fue colocada y murió tras surgir una fuerte infección. 





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NICARAGÜA: "COMO LOS SANTOS" (1) DORA MARÍA TELLEZ





NICARAGUA: “Como los santos” (1) Dora Maria Tellez



Posted: 22 Feb 2016 08:51 AM PST




Había anochecido cuando Oscar Pérez-Cassar y yo, parte de un mar de gente, llegamos a la placita frente al colegio salesiano en el barrio Monimbó de Masaya. Rápidamente, aquel hombre subió al alfeizar de una ventana de la pequeña iglesia y siendo sostenido de las piernas por algunos de los asistentes pronunció un apasionado discurso. Era Fernando Cardenal, sacerdote jesuita, que horas antes había regresado a Nicaragua, como parte del Grupo de los Doce, desafiando a la dictadura somocista, tomándose el riesgo de ser capturado y asesinado por difundir un mensaje de rebelión y esperanza.

Pérez-Cassar lo conocía desde hacía tiempo, pues había sido integrante del grupo de jóvenes con quienes Fernando había fundado el Movimiento Cristiano, una expresión de militancia revolucionaria construida desde una fe religiosa que salía de los misales a tomarse las calles, como en todo el continente.

Era ya muy conocido. Hacía pocos meses, armado con dos maletines, había llegado al Congreso de los Estados Unidos con una denuncia detallada y contundente de la represión en Nicaragua, que había preparado con Eduardo Contreras. Fernando había prestado su voz para que hablaran por ella los campesinos y campesinas perseguidos, torturados y asesinados de las montañas del país.

En aquella comparecencia, como en la placita de Monimbó, como en toda su vida, Fernando puso su corazón y su energía. Nunca antes en aquel lugar se habían escuchado esas verdades en ese tono. Cuando un congresista le preguntó que calificara, del uno al diez, la represión de Pinochet en Chile y la de Somoza en Nicaragua, le respondió que no se trataba de un concurso, sino de las vidas de miles de personas y comunidades enteras.

Nacido en cuna privilegiada, conoció la pobreza en un barrio de Medellín, Colombia, donde pasaba una de las etapas de su formación sacerdotal. Los niños y niñas hambrientas, las personas sin esperanzas, la comunidad marginada atravesaron su conciencia para siempre. Salió de ahí decidido a consagrar su vida a los más pobres, a los abandonados y marginados. Y lo cumplió.

Confiando su esperanza en la juventud, siendo vicerrector, acompañó a los estudiantes de la UCA en sus demandas a la propia universidad y en la lucha por liberarlos de la cárcel. Años después, lo sorprendió el terremoto ayunando con un grupo de jóvenes en la catedral de Managua para proclamar una navidad sin niños pobres. Luego del triunfo de la revolución sandinista, anduvo con los alfabetizadores por los rincones del país y más adelante, y el resto de su vida, con maestras y maestros, abriendo camino a una educación de calidad, convencido que era una manera de construir oportunidades para que miles salieran de la pobreza.

Pero, primero, hay que sacar de la pobreza a la educación misma. Cuando lo invitaron de la Asamblea Nacional, para conmemorar la Cruzada Nacional de Alfabetización, fue, no a vanagloriarse de sus logros, sino a decir lo que la mayoría dominante no quería escuchar: que estaban dejando a la educación sin recursos, que habían miles de niños y niñas sin escuela, que otros países ya estaban dedicando más dinero, que debían asumir esa responsabilidad.

Así fue Fernando, directo, claro y decidido toda su vida para luchar por una Nicaragua mejor. Y pagó el precio que cada vez le fue requerido. Arriesgó su vida y su integridad física, desechó cargos y promociones, pues no era hombre de pasarelas. No pretendía ser un santo de altar o un prócer de papel, solo quería servir con amor y con pasión, con consecuencia absoluta, intachable.

Así vivió también su vocación sacerdotal, a prueba de grandes adversarios y de grandes adversidades. Cuando fue forzado a decidir entre la permanencia en su orden religiosa y su llamado de servicio, optó por su compromiso de Medellín, pero continuó honrando sus votos, diferenciando con absoluta claridad, lo formal de lo real. Continuó viviendo en la casa de la comunidad y después de años de acampar a las puertas de la Compañía de Jesús fue nuevamente admitido y tuvo la extraordinaria humildad de volver a recorrer el camino anterior, tratado como si fuese un recién llegado. Esa excepcionalidad lo convirtió, probablemente, en el único jesuita que lo ha sido dos veces. Él perseveró donde otros querían que se rindiera.

Cuando sintió que los ideales de libertad y justicia social, estaban siendo traicionados por la corrupción de una parte de sus líderes, tuvo la entereza de abandonar al Frente Sandinista para siempre, pero enfermó de tristeza al ver la cruel decadencia de algunos que habían sido símbolos de la revolución y a quienes debería enfrentar en lo sucesivo.

Su misión de servicio no dependía de carnet o camisetas, su intransigencia contra la corrupción, tampoco. En una ocasión, se acercó a saludarlo un pariente suyo que ostentaba un alto cargo en el sistema electoral, Fernando lo rechazó diciéndole, en claro y llano lenguaje nicaragüense, que estaba lleno de inmundicia.

Con profunda empatía, hace unas semanas hizo público su posicionamiento favorable al aborto terapéutico cuando la vida de las madres corre peligro. Dónde otros, en afán electorero, encontraron piedras para lapidar mujeres y condenarlas a muerte, Fernando tuvo compasión, es decir, se identificó con su dolor y el de sus hijos. Atento a los desafíos de los tiempos, frente al enorme riesgo que significa la eventual construcción de un canal interoceánico por Nicaragua, respondió, apasionado siempre, circulando una propuesta inspirada en la encíclica Laudato Si, para hacer una cruzada por el medio ambiente.

En un momento como el que atraviesa Nicaragua, cuando en los escaparates se exhiben todo tipo de servicios para ser vendidos o alquilados al poder político dominante, el ejemplo de la vida de Fernando es un destello para despertar de nuestro adormecimiento, para sanar corazones rotos, para irrumpir en la memoria colectiva devolviéndonos la mejor imagen de nosotros mismos, quebrando en pedazos el espejo construido por quienes son dueños del yugo que nos oprime, que da un reflejo falseado de lo que somos.

Lo mejor de nosotros es la imagen que Fernando nos devuelve: la rebeldía apasionada, decidida e íntegra que lucha cada día por una Nicaragua mejor, no el pragmatismo oportunista y serpenteante, ni el escepticismo desmoralizado y desmoralizador.

Fernando que tocó con su vida la de varias generaciones, libra ahora su batalla final, la de catalizar nuestra esperanza y ser levadura para nuestros sueños.

Es tiempo, pues, de “volver a las calles a hacer historia”.


Managua, 22 de febrero de 2016.










FERNANDO CARDENAL, SJ MISA DE ENTIERRO SERMÓN




Fernando Cardenal, SJ Misa de entierro Sermón.


22 FEB 2016




Quisiera compartir con ustedes este enlace,



a mi video de la misa de entierro del P. Fernando Cardenal, SJ, el 21 de febrero: Fernando Cardenal, SJ Misa de entierro Sermón.

Fernando, Jesuita nicaragüense — Director de la Cruzada Nacional de Alfabetización en 1980, Ministro de Educación en el gobierno revolucionario sandinista, Director de Fe y Alegría — murió el 20 de febrero de 2016.

En la misa funeral, el rector de la Universidad Centroamericana de Nicaragua leyó el “Testamento” de Fernando, en que Fernando denuncia las injusticias y corrupción en su país.

Para leer el Testamento:


Abrazos,

José Mulligan, SJ
Nicaragua


Zona de los archivos adjuntos





noname.eml







Fernando Cardenal, SJ misa de entierro sermón


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jueves, 18 de febrero de 2016

EN SU REGRESO E MEXICO, FRANCISCO APUNTO CONTRA TRUMP


"Una persona que sólo piensa en construir muros y no en construir puentes, no es cristiano"




"Votar o no votar, yo en eso no me meto. Solo digo, no es un cristiano", dijo el Papa sobre Trump.


› "NO ES CRISTIANO"

En su regreso de México, Francisco apuntó contra Trump

El Papa brindó una conferencia de prensa en el avión que lo trasladó desde México a Roma y fue consultado por la postura anti-inmigración del candidato a la presidencia de EEUU en las primarias republicanas. "Una persona que sólo piensa en construir muros y no en construir puentes, no es cristiano", expresó.





El papa Francisco insinuó que el precandidato presidencial estadounidense Donald Trump, "no es cristiano" debido a sus promesas de campaña de levantar un muro en la frontera con México y deportar a más inmigrantes. "Una persona que sólo piensa en construir muros, sea donde sea, y no en construir puentes, no es cristiano. Eso no está en el Evangelio", dijo el papa argentino en conferencia de prensa en el avión que lo lleva de regreso tras su visita a México, al ser consultado sobre si un cristiano podía votar a Trump.

El pontífice también dejó abierta la posibilidad de métodos anticonceptivos ante los peligros del virus zika y la posibilidad de que los bebés infectados nazcan con microcefalia. Recordó que el papa Pablo VI "en una situación difícil en África (la guerra en el Congo Belga) permitió a las monjas usar anticonceptivos para casos en los que fueron violadas". Sin embargo, pidió "no confundir el mal de evitar el embarazo, por sí solo, con el aborto".

"El aborto no es un problema teológico: es un problema humano, es un problema médico. Se asesina a una persona para salvar a otra en el mejor de los casos. Va contra el juramento hipocrático que los médicos deben hacer", consideró Bergoglio. En cambio, admitió que "evitar el embarazo no es un mal absoluto".

Francisco llamó a los médicos a que "hagan de todo para encontrar también las vacunas contra estos mosquitos que contagian esta enfermedad". "Sobre esto se debe trabajar", concluyó.





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EL PAPA ENTRE EL INFIERNO Y EL PARAÍSO Por Eduardo Febbro


Fuertemente custodiado, el Papa visitó ayer una cárcel en Ciudad Juárez. Urgió a los presos a convertirse en “profetas”.
Imagen: AFP


› FRANCISCO VISITO CIUDAD JUAREZ EN SU GEOPOLITICA DE LAS PERIFERIAS; ULTIMA PARADA DE LA GIRA MEXICANA

Entre el infierno y el paraíso


A la sombra de la frontera con los Estados Unidos convergen a flor de piel el narcotráfico, la pobreza, la impunidad, la inmigración, la corrupción y, también y por sobre todas las cosas, la voluntad de vivir y superarse de todo un pueblo. La visita del Papa es un hito en la historia fronteriza.


Por Eduardo Febbro
Página/12 En México
Desde Ciudad de México



Algunos dijeron que el Papa pondría un pie en el límite entre infierno y el paraíso que está del otro lado de la frontera cuya travesía se cobra decenas de víctimas. Ese lugar llamado Ciudad Juárez al que alguna vez se conoció como La Ciudad del Mal por el elevado número de crímenes fue la última etapa y a la vez la síntesis de todo el viaje que el papa Francisco realizó a través de las golpeadas geografías sociales de México. En Ciudad Juárez, a la sombra de la frontera con los Estados Unidos, convergen a flor de piel el narcotráfico, la pobreza, la impunidad, la inmigración, la corrupción y, también y por sobre todas las cosas, la voluntad de vivir y superarse de todo un pueblo. Este país hijo del maíz es fuerte como la espiga que se levanta cara al sol. Francisco sintetizó su gira cuando dijo “¿Qué quiere dejar México a sus hijos? ¿Quiere dejarles una memoria de explotación, de salarios insuficientes, de acoso laboral?”.

Ningún Papa había visitado antes este lugar fundado en 1659 por el cura franciscano español Fray García de San Francisco. La ciudad se llamó primero Paso del Norte y en ella los franciscanos, acompañados por indios cristianizados, levantaron la nueva Iglesia de La Misión de Guadalupe. Cuando visitó México en 1990 Juan Pablo Segundo no pasó de Chihuahua, la capital del Estado. Este mundo fronterizo desde donde el papa exhortó a los dirigentes mexicanos a “que no se puede dejar solo y abandonado el presente y el futuro de México” cambió de nombre en 1888. Es un lugar mítico de la memoria nacional, y no sólo por la frontera. Durante la expedición colonial francesa al mando de Maximiliano (1861-1867), las fuerzas republicanas de Benito Juárez hicieron de El Paso del Norte su refugio y su capital. Por ello la ciudad lleva el nombre del ex presiente mexicano. La escala papal envuelve toda una estela de símbolos y realidades. Una de ellas es la de las terribles consecuencias de la inmigración. En la misa que ofreció en la frontera, Francisco dijo que ese lugar era “un paso, un camino cargado de terribles injusticias: esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tráfico humano, de la trata de personas”. La otra realidad actual de Ciudad Juárez es la de la violencia, heredada, en su versión más reciente, del narcotráfico, y, también, de una larga historia de pésimas influencias oriundas del vecino imperio, que siempre se lava las manos de su responsabilidad aplastante con los males que exportó y exporta a México. Ciudad Juárez se enturbió cuando, a partir de los años 20 y con la Ley Seca vigente en los Estados Unidos, los norteamericanos cruzaban la frontera para comprar y consumir alcohol. La visita del Papa, acompañada de múltiples controversias sobre “el maquillaje” de la ciudad y de las cifras de la violencia, es, con todo, un inmenso hito en la historia fronteriza. Francisco visitó una la cárcel Centro de Reinserción Social número 3. Renovada a golpe de brochazos para recibir al pontìfice, la cárcel fue, hasta no hace mucho tiempo, uno de los feudos de el Cartel de Sinaloa. Apenas llegó a la cárcel, una detenida le dijo al papa “no somos dueños de nuestros sueños”. Francisco, luego, señaló que “ya tenemos varias décadas perdidas pensando y creyendo que todo se resuelve aislando, apartando, encarcelando, sacándonos los problemas de encima, creyendo que estas medidas solucionan verdaderamente los problemas”. El sumo pontífice ahondó su visión social cuando insistió en que la cárcel no resuelve nada porque la salvación está antes:”la reinserción no comienza acá en estas paredes;sino que comienza antes, comienza afuera, en las calles de la ciudad. La reinserción o rehabilitación comienza creando un sistema que podríamos llamarlo de salud social, es decir, una sociedad que busque no enfermar contaminando las relaciones en el barrio, en las escuelas, en las plazas, en las calles, en los hogares, en todo el espectro social. Un sistema de salud social que procure generar una cultura que actúe y busque prevenir aquellas situaciones, aquellos caminos que terminan lastimando y deteriorando el tejido social”.

Hablar de reinserción social en Ciudad Juárez es todo un desafío. El Papa volvió a encarnar aquí su geopolítica de las periferias, que él coloca en el centro al hacer de los lugares con mala fama como Bangui, Capital de la República Centroafricana, zonas liberadas del olvido, la condena o el menosprecio. Su crítica a las minorías pudientes se emiten desde los territorios marginados. La ciudad registra aún altísimos porcentajes de violencia y desapariciones. La visita de Francisco provocó que se sacaran de las calles los afiches de las personas desaparecidas y se intentaran borrar las cruces negras con fondo rosa puntadas por grupos de mujeres en signo de denuncia de los feminicidios. Según el Fiscal General del Estado, Jorge González Nicolás, “Ciudad Juárez cerró con 311 homicidios dolosos el año 2015”. La cifra se sitúa muy lejos de los 3.500 asesinatos de 2010. Ciudad Juárez pagó un altísimo tributo a la guerra contra el narcotráfico cuyo epicentro fue, entre 2008 y 2011, el conflicto entre el Cartel de Sinaloa y el Cartel de Juárez. Cientos de personas desaparecieron en ese período. Ciudad Juárez ha vencido muchas cosas, entre ellas el desierto de Chihuahua, del cual es hija. Clima extremo, mundo extremo. Allí, ente los empresarios y trabajadores, el papa volvió poner en circulación su mensaje social y de justicia cuando criticó el “paradigma de la utilidad económica” que modela las “relaciones personales” y opinó que “el lucro y el capital no son un bien por encima del hombre, están al servicio del bien común”.

En su periplo mexicano y mucho más que en otros puntos del globo, Francisco parece haber revisitado las teologías más progresistas. No ha dicho palabra alguna ni pedido disculpas por los abusos sexuales cometidos por los Legionarios de Cristo, pero sí ha sembrado en estas tierras de América semillas de una retórica combativa, altamente crítica con ricos y poderosos, corrosiva con los estragos de un sistema mundial depredador e indolente. Muchos dirán que son palabras y nada más. Pero el Vaticano y el papa no tienen otra arma que las palabras y la fe de quienes lo escuchan. Sólo basta con pensar que, hace tan solo unos años, todo lo que Francisco dijo en México le hubiese costado la vida a cualquier sindicalista o activista social. Trató de corruptos a los corruptos, cara a cara, de asesinos a los asesinos, cara a cara, de privilegiados a los obispos y cardenales con vidas de monarcas, siempre cara a cara. Su retórica ha sido, de principio a fin, una feroz crítica al poder. A los pobres, a las víctimas, les habló más de sí mismas que de Dios. Los estragos de la inmigración, la pobreza, la segregación indígena, la violencia y el narco fueron sus temas, que son los de México y, también, los de nuestro mundo. México los concentra en su territorio, pero el planeta entero los padece en múltiples formas, a veces ocultas en tantas formas del engaño. “Esta tragedia humana que representa la migración forzada hoy en día es un fenómeno global”, recordó Francisco en plena frontera con los Estados Unidos. Roberto Blancarte, investigador en el Colmex, señalaba en las páginas del diario Milenio que “esta visita podría ser benéfica para el estado de ánimo de los católicos, y quizá para los creyentes de otras religiones y no creyentes. Pero difícilmente la visita tendrá un impacto mayor en cuestiones sociales, como la disminución de la violencia o el mejor trato a los migrantes”. Los papas no tienen “divisiones”. Sin embargo, Juan Pablo Segundo, desde una visión conservadora y estrecha, nos demostró que los papas modelan, en parte, los destinos geopolíticos del mundo. Este papa nuestro ha rescatado valores puros de la Teología de la Liberación. Francisco ha puesto bajo la luz a los desposeídos de un mundo que cada mañana se despierta con el único deseo de poseer.





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