lunes, 23 de septiembre de 2013

MALDITOS LOS RICOS / Reflexión sobre Lucas 6, 17-26 Los ricos y el Reino de Dios






"No se puede servir a Dios y al Dinero". 

Lc. 16,24.-





"El que despoja a un hombre de su vestimenta es un ladrón. El que no viste la desnudez del indigente cuando puede hacerlo ¿merecerá otro nombre? El pan que guardas pertenece al hambriento. Al desnudo el abrigo que escondes en tus cofres. Al descalzo, el zapato que se pudre en tu casa. Al mísero la plata que escondes". 

San Basilio (“Homilía contra la riqueza”).-


                       
                     


 














Evangelio de Lucas:

Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre!
¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!
¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!"


Lucas 6, 17-26.-







MALDITOS LOS RICOS


"Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!"

Lucas 6, 17-26.-


Ser pobre, siempre ha sido una desgracia, esta es una realidad terriblemente dolorosa y más aún cuando serlo no significa solamente un infierno que se padece en un nivel personal o familiar, sino también, cuando esa pobreza es constantemente atribuida por la clase social que empobrece, como una culpa irremediablemente originada en el pecado del individuo; escindiendo de plano y en forma velada, las condiciones de explotación de un modo de producción determinado que es el que efectivamente contiene las causas estructurales de esas desigualdades e injusticias. La pobreza, es entonces impuesta a la clase dominada también como doctrina de sometimiento y regulación de sus normas de relación social, a través de la fe, la religión y la cultura, instrumentos ideológicos de este sistema para un estado de sujeción y represión permanente. La existencia en tanto infrahumana, casi animal, es proclamada por los poderosos y soportada por los oprimidos, primero como un castigo, pero no cualquier castigo, sino aquel que es (transmitido por ellos) de carácter divino. 

En el distante mundo religioso-cultural del Israel al que nos referimos, una sociedad caracterizada por ser determinantemente excluyente y discriminante, existían distintas clases y grupos sociales que se sustentaban fundamentalmente en su poder económico y del mismo modo, en la corriente dualista (bien-mal, mancha-pureza) de profunda raigambre teológica y filosófica, paradigma de espiritualización y sacralización, en manos de unos pocos "elegidos" e "iluminados", mediante los cuales se centralizaba el derecho de interpretación licita de las escrituras, la educación y formación socializada de ellas y en consecuencia, su doctrina como único sistema de creencias, que alternativamente produce la justificación para la explotación. "La espiritualización implica dos operaciones, la primera es la división de la realidad en dos partes, una material y la otra espiritual; y la segunda, la atribución de toda práctica a la realidad espiritual." (1). Del mismo modo, ese poder se distribuía en la práctica del monopolio de la Ley sagrada, el culto religioso-oficial y la política que estaba esencialmente en manos de dos sectores o partidos bien diferenciados unos de otros, los Fariseos* y los Saduceos*, estos últimos asumían las funciones sacerdotales del Templo. Otro estrato preponderante en la coacción social de ese período era el de los publicanos, recaudadores del Imperio, quienes poseían inmensas fortunas e impunidad total en el cobro de los impuestos, amparados en el estatus que le daba la ley romana.

En lo institucional, como consejo o asamblea mayor de poder estaba el denominado "Sanedrín", integrado por escribas (circulo de los instruidos) y otras facciones, más los sectores sacerdotales con el Sumo Sacerdote a la cabeza. Todos estos conformaban una solida estructura de clases y castas determinadas. De esta manera se hallaba estratificada la sociedad en la que vivió Jesús. Extremadamente rica y poderosa por un lado e infinitamente pobre y excluida por el otro.

Los grupos de poder como los Fariseos, la aristocracia Sacerdotal: Saduceos, no solo expresaban la asimétrica abundancia de lujo y riquezas; hacían de ello un estilo legitimador en el ejercicio de la explotación y la dominación, en tanto y en cuanto ese estilo "era inherente" a Dios. Los pobres, lo eran porque al serlo, Dios "no los había elegido como a ellos", eran por lo tanto impuros, manchados por el pecado. ¿Pero qué pecado? su pobreza. Eran impuros por ser pobres y eran pobres por ser pecadores. "Así lo establecían las costumbres, así estaba escrito, así debía mantenerse". Aunque la ley escrita decía que eran sus prójimos, en la realidad, esta era ley muerta. "Los manchados" jamás podían acercarse a "los bendecidos por Dios", "los ricos y poderosos". Los pobres jamás podían ser tratados como próximos, ni relacionarse con ellos, esto implicaba una mácula que era inconcebible en su lógica de poder. Los opulentos Maestros de la Ley, Fariseos, Sacerdotes y Saduceos eran el modelo a seguir para ser fiel a Israel y su leyes. Ellos, "los puros", estaban en un mundo donde Dios "estaba presente" y los demás, los pobres, los hambrientos, los enfermos, los explotados, los huérfanos, no cabían en él, porque no eran de él. Su mundo era "otro" y allí debían resignarse a padecer su maldición. Jesús viene a destruir por completo esta iniquidad, su Visión está en las antípodas de los poderosos de su época. El Proyecto Liberador y Salvador de Jesús de Nazareth, elige a los despreciados por el mundo como a aquellos que no solo son parte del Reino, sino también y especialmente a los que el Reino les será dado: "El Reino es de ellos." Mt 6,20.- En abierta oposición a los valores y criterios de su cultura y proponiendo una práctica nueva, angular y radicalizada para los que quieran seguirlo, Jesús de Nazareth contrapone en su Proyecto, quiénes son los verdaderamente bendecidos en su Reino y quiénes al no reconocerlo y negar su Buena Nueva, en consecuencia, se condenan a sí mismos. No entran ellos, ni dejan entrar al Reino a los demás:"¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que cierran la puerta del Reino de los Cielos para que otros no entren. Y ni ustedes mismos entran, ni dejan entrar a los que quieren hacerlo". Mt. 23,13. Así se entiende su sentencia: Estos, los ricos y hartos de poder que no quieren convertirse (Mt. 19,16-22., Mc. 10, 23-27., Lc. 18, 24-27.-) son los maldecidos, los que por su condición personal y social han provocado la Injusticia y el empobrecimiento de su prójimo. Sus riquezas les bastan, ellos "ya tienen su consuelo". Lc. 6,17.-

"El malditos los ricos" de Lucas, es la Palabra que nace del dolor por Amor a todos y especialmente dirigida en esta condena, al hombre que ha puesto toda su existencia subordinada en lo material, su horizonte se agota en sí mismo y para ello engendra estructuras de miseria que son antagónicas con el Reino. El texto evangélico, duro, severo, lo es para que éste transforme su vida. El "Ay de ustedes..." es también una lamentación contra el hedonismo, una denuncia absoluta sobre su perversidad, sobre el enorme costo que conlleva cimentar la vida solo en aquello que "la polilla y el herrumbre consumen..." Mt. 6,19. Porque "Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón." Mt. 6,21.-

Esta Fe trascendental y revolucionaria, vivida y entregada hasta el extremo de la crucifixión, ya nos muestra qué tipo de Sociedad Nueva nos plantea construir hoy, en nuestro presente, aquel Jesús histórico.-

Raúl Olivares.-
Todos los derechos reservados.-











*Fariseo: Proviene de un vocablo hebreo que significa separado. Se trataba de un partido político-religioso mayoritario en los tiempos de Jesús, aunque con tintes religiosos más acentuados que los saduceos. No contemplaban la venida del Mesías Tenían una importante presencia en el Sanedrín, especialmente a través de los escribas.  En los evangelios se les cita hasta 87 veces, ya que son el principal grupo religioso opuesto al cristianismo en el momento de ser redactados éstos, tras la desaparición de los saduceos.

 *Los saduceos – Durante el tiempo de Cristo y la era del Nuevo Testamento, aquellos que eran saduceos, eran aristócratas. Ellos tendían a ser ricos y mantenían posiciones de poder, incluyendo la de los jefes sacerdotales y el sumo sacerdote, ocupaban la mayoría de los 70 lugares del concilio gobernante llamado el Sanedrín.
Religiosamente, los saduceos eran más conservadores que los fariseos en un área importante de la doctrina.
Por estar los saduceos más preocupados por la política que por la religión, no se ocuparon de Jesús, hasta que se volvieron temerosos de que Él pudiera atraer la no deseada atención de Roma. Fue en este momento que los saduceos y fariseos se unieron y conspiraron para llevar a Cristo a la muerte (Juan 11:48-50; Marcos 14:53; Marcos 15:1). Otras menciones de los saduceos se encuentran en Hechos 4:1, Hechos 5:17, y su implicación en la muerte de Jacobo, según el historiador Josefo (Hechos 12:1-2).
Los saduceos dejaron de existir en el año 70 d.C. Puesto que este partido existía por sus lazos políticos y sacerdotales, cuando Roma destruyó Jerusalén y el Templo en el 70 d.C., los saduceos fueron también destruidos.



(1) Rubén Dri, La utopía de Jesús (Buenos Aires: Nueva América, 1987), 23.

Foto: hambre. http://estrenando-dia.blogspot.com/2010_12_30_archive.html







domingo, 22 de septiembre de 2013

“NO PUEDEN SERVIR A DIOS Y AL DINERO." Evangelio de Lucas 16,1-13


http://enphoke.blogspot.com.ar/





Jesús dijo también a sus discípulos: “Había un hombre rico que tenía un administrador, y le vinieron a decir que estaba malgastando sus bienes.
Lo mandó llamar y le dijo: “¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no continuarás en ese cargo.
El administrador se dijo: “¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón me despide de mi empleo? Para trabajar la tierra no tengo fuerzas, y pedir limosna me da vergüenza.
Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me quiten el cargo, tenga gente que me reciba en su casa.
Llamó uno por uno a los que tenían deudas con su patrón, y dijo al primero:
¿Cuánto debes a mi patrón? Le contestó: “Cien barriles de aceite. Le dijo el administrador: “Toma tu recibo, siéntate y escribe en seguida cincuenta.
Después dijo a otro: “Y tú, ¿cuánto le debes?” Contestó: “Cuatrocientos quintales de trigo. Entonces le dijo: “Toma tu recibo y escribe trescientos.
El patrón admiró la manera tan inteligente de actuar de ese administrador que lo estafaba. Pues es cierto que los ciudadanos de este mundo sacan más provecho de sus relaciones sociales que los hijos de la luz.
Por eso les digo: Utilicen el sucio dinero para hacerse amigos, para que cuando les llegue a faltar, los reciban a ustedes en las viviendas eternas.
El que ha sido digno de confianza en cosas sin importancia, será digno de confianza también en las importantes; y el que no ha sido honrado en las cosas mínimas, tampoco será honrado en las cosas importantes.
Por lo tanto, si ustedes no han sido dignos de confianza en manejar el sucio dinero, ¿quién les va a confiar los bienes verdaderos?
Y si no se han mostrado dignos de confianza con cosas ajenas, ¿quién les confiará los bienes que son realmente nuestros?
Ningún siervo puede servir a dos patrones, porque necesariamente odiará a uno y amará al otro o bien será fiel a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al Dinero.

Lucas 16,1-13.


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jueves, 15 de agosto de 2013

ASUNCIÓN DE MARÍA





Aquella que dio su Sí para ser Madre de Jesús, aquella que lo amamantó, lo crió, lo siguió; la misma de las bodas de Cana, la misma que guardaba todo en silencio en su corazón y lo maduraba; la que estuvo de pie junto a la cruz; la que sufrió y soportó la persecución, orando y viviendo junto a la primitiva Comunidad de Fe; la Madre única, la Mujer única, ha partido... No entre muertos infinitos, no entre tumbas evocadas... Su camino ha sido otro, su abrazo con el Padre ha sido otro: glorificada de Amor, glorificada de pureza y sencillez, ahora, habita junto a El. Cada mañana, en cada atardecer, cuando el universo transita y cae una estrella, El la escucha atentamente y María, le habla, le canta, le sonríe, como en aquellos imborrables días, en la pequeña aldea olvidada de Nazareth, cuando El era un niño y ya su alma entera la estremecía, anunciándole su gozo, su regocijo, pero también su Cruz...

Asunción de María, Asunción del Júbilo, de la Esperanza. Asunción de Aquella que siempre estuvo ahí donde el Señor, y estará, igualmente, cuando nosotros la necesitemos...


Raúl Olivares.-
Todos los derechos reservados.-



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Por eso, después que una y otra vez hemos elevado a Dios nuestras preces suplicantes e invocado la luz del Espíritu de Verdad, para gloria de Dios omnipotente que otorgó su particular benevolencia a la Virgen María, para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte, para aumento de la gloria de la misma augusta Madre, y gozo y regocijo de toda la Iglesia, por la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y nuestra, proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial.

Constitución "Munificentissimus Deus", 1ro de Noviembre de 1950.








domingo, 4 de agosto de 2013

ANGELELLI: MEMORIAS DE VIDA Y MARTIRIO / A 37 AÑOS






Mons. Enrique Angelelli
Obispo, Pastor y Mártir

1976 - 4 de Agosto - 2013




"No debemos sacar las manos del arado en este presente en que vivimos; a la vez, queremos un futuro distinto del que estamos viviendo; queremos cambiar las armas por instrumentos de trabajo, para que a nadie falte el pan que quiera amasar con el propio sudor; queremos cambiar el odio por el amor fraterno, la mentira por la verdad, los negociados por una justa distribución de los bienes que Dios nos ha dado para todos; queremos cambiar una situación política en la que el poder es de unos pocos, por otra en que el pueblo sea verdaderamente protagonista; queremos cambiar la angustia diaria en que viven tantos hogares riojanos y argentinos, por la alegría del encuentro; queremos cambiar el miedo y la desesperación por la esperanza; la calumnia y la delación por la amistad, la confianza y el servicio fraterno. Todo esto queremos... y mucho más."

Mons. Enrique Angelelli, La Rioja, Homilia radial del 27 de abril de 1975.-






MONS. ANGELELLI: HOMILIA RADIAL 27 DE ABRIL DE 1975





Mons. Enrique Angelelli
Obispo, Pastor y Mártir

1976 - 4 de Agosto - 2013





27 de abril de 1975

Homilía en la misa radial, reflexiones acerca de la "Jornada de oración por la pacificación nacional"

"Es misión del obispo y de toda la Iglesia cuidar que las piedras vivas del cuerpo de Cristo sean respetadas y embellecidas"


Ayer hemos celebrado en todo el país la "Jornada nacional de oración", dispuesta en su última asamblea por el episcopado argentino, a fin de rogar que Dios, nuestro Padre del Cielo, nos dé la luz necesaria y la fortaleza de espíritu suficiente para superar la afligente situación en que vivimos y que a veces se presenta con matices dramáticos. 

Orar: deber, responsabilidad y alimento del corazón


Diariamente se sigue derramando sangre de hermanos. Nos duele en carne propia la situación en que vivimos y, por eso, creemos que no es inoportuna ni queda fuera de lugar la actitud de un pueblo que, sintiendo su debilidad, se autoconvoca para suplicar a Dios, Padre de todos, Señor de las misericordias y juez de nuestras vidas y acciones, buscando así que él ilumine las inteligencias y sacuda los corazones con su gracia. Todos, sin excepción alguna, debemos asumir la responsabilidad que nos toca: encontremos, pues, los verdaderos caminos que nos lleven, como pueblo, al destino que Dios nos tiene señalado como hombres y como hermanos.

Orar, individualmente o como pueblo, no significa cerrar los ojos a la dura realidad; no significa evadirse de esta historia argentina concreta que con sangre vamos construyendo; no significa dejar de lado la creatividad ni el trabajo que nos permitan buscar juntos los rumbos que nos lleven a ser un pueblo feliz, un pueblo que muestre su rostro de esperanza y de confianza fraternal. 

Todos estamos convencidos de que sobran los discursos y faltan las acciones y los gestos constructivos y eficaces... No somos vaticinadores de calamidades —como decía Juan XXIII—, pero si queremos ser muy realistas y no autoengañarnos ni engañar a las generaciones futuras con nuestras actitudes y nuestro proceder. 

Anhelamos una vida nueva en Cristo

No debemos sacar las manos del arado en este presente en que vivimos; a la vez, queremos un futuro distinto del que estamos viviendo; queremos cambiar las armas por instrumentos de trabajo, para que a nadie falte el pan que quiera amasar con el propio sudor; queremos cambiar el odio por el amor fraterno, la mentira por la verdad, los negociados por una justa distribución de los bienes que Dios nos ha dado para todos; queremos cambiar una situación política en la que el poder es de unos pocos, por otra en que el pueblo sea verdaderamente protagonista; queremos cambiar la angustia diaria en que viven tantos hogares riojanos y argentinos, por la alegría del encuentro; queremos cambiar el miedo y la desesperación por la esperanza; la calumnia y la delación por la amistad, la confianza y el servi­cio fraterno. Todo esto queremos... y mucho más.

En el evangelio de Juan, el apóstol Tomás le pregunta a Jesús "cómo podemos saber el camino…". Y Jesús le responde: “Yo soy el camino, la verdad y la vida: nadie va al Padre sino por mí; les aseguro que el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago y aun más...”. Por eso san Pedro nos enseña en su primera carta que “somos una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que nos llamó a salir de las tinieblas a su luz maravillosa”. 

Debemos repetirlo una vez más: somos las piedras vivas del cuerpo de Cristo, los templos vivientes del Espíritu Santo. El hombre es la razón de ser de la encarnación de Cristo, con su muerte y su resurrección, ya que el Verbo vino al mundo para salvarlo, para liberarlo, para hacerlo hombre nuevo para gloria de nuestro Padre Dios. Y la misión de la Iglesia no es otra que la de Cristo: servir al hombre redimido por el Señor. 

Una palabra, oportuna o inoportuna


Volviendo al sentido de la Jornada de oración, el episcopado argentino entrevistó recientemente a la señora presidenta, manifestándole, entre otros asuntos, esta honda preocupación por la situación argentina, por las amenazas de muerte, por la realidad de sangre y por todo lo que está experimentando el pueblo. En realidad, no hacíamos otra cosa que cumplir con nuestra irrenunciable misión de pastores al servicio del pueblo. Cuando no procedemos así, debemos pedir humildemente perdón y fuerza a Jesucristo, sumo y eterno sacerdote, de quien recibimos la tarea que ejercemos y el mandato de anunciar el evangelio a todos los hombres, oportuna o inoportunamente. 

También a mí me toca decir una palabra en nombre, de Cristo y del evangelio que en su nombre les predico. Debo hablar de los hechos que son conocidos y que estamos viviendo dolorosamente en La Rioja. Se me ha pedido, además, que ayude a reflexionarlos desde la fe, y que dé una palabra de serenidad; ciertamente, de no hacerlo, me sentiría por lo menos intranquilo de conciencia: es un deber. 

Más allá de los intereses particulares y políticos que pudiesen estar en juego; más allá de las falsas interpretaciones que se pudieran dar a esta reflexión, debo asumir el dolor profundo, el desconcierto, el temor y la desorientación de nuestro pueblo riojano. Colocado por encima de las competencias y atribuciones que no me corresponden, ciertamente debo decir que los hechos vividos en estos días, las detenciones y allanamientos realizados en nuestra provincia, han mostrado un profundo sufrimiento en los hogares riojanos, y han sembrado miedo en la población, hasta el punto de desconfiar nuestros ciudadanos de las personas con quienes están hablando, hasta el punto de no saber a quien recurrir, pues se ha creado una psicosis popular, haciendo correr los rumores más inverosímiles. Se llega a dudar de enviar a los niños a la catequesis, se llega a hacer creer que la gente de Iglesia está comprometida en algo grave...

En primer lugar, les pido que no caigamos en esta fiebre de calumnias. No perdamos el discernimiento ante lo que se nos diga. Pero comprenderán que no puedo permanecer indiferente frente a la desorientación del pueblo. Aún más, repudiamos todo lo que pueda haber de avasallamiento por parte de quienes han realizado estos procedimientos, dejando de lado el respeto y la dignidad del trato que merece todo hombre. Lamentamos que esta tierra riojana —que cuenta como comprovinciana a la señora presidenta de la República— haya sido tratada de este modo... Será bueno recordar que La Rioja tiene su propia personalidad, amasada, desde su larga historia, con sangre y valores morales y religiosos muy enraizados en su alma, que no pueden ser pisoteados por quienes, proviniendo de fuera, cumplen procedimientos con criterios y escala de valores que hieren nuestra dignidad.

No a la violencia, si al evangelio

No queremos la violencia en ninguna de sus manifestaciones; no queremos cambiar la escala de valores que nos rige, pues son valores evangélicos que no pueden ser trocados por antivalores que atentan contra la identidad de nuestro pueblo. No compartimos ni aprobamos los errores, pero si procuramos ejercer misericordia y acogida fraternal para quienes pudiesen estar errados.

Ciertamente, debemos respetar a todo hombre en su dignidad de tal: esto es lo evangélico, pues no podemos permitir que se los manosee con apremios ilegales. No podemos admitir que nuestras mujeres sean tratadas menos dignamente; ello nos repugna como hombres, como cristianos y como pueblo. 

Nuestro pueblo es digno dentro de sus debilidades; es respetuoso; es seriamente creyente, silencioso y contemplativo; es sufrido y patriota; respeta sus instituciones y se lo hiere cuando se las desconoce. Por ello lamentamos que algunos hermanos nuestros riojanos se presten para procedimientos y acciones poco nobles, quizás a cambio de alguna dádiva que no puede dejar en paz el alma del que la recibe; también ellos necesitan ver la luz y ordenar sus pasiones descontroladas... 

Es misión del obispo y de toda la Iglesia cuidar que las piedras vivas del cuerpo de Cristo sean respetadas y embellecidas. La piedra viva es cada hombre, que, si además es bautizado, tiene la plenitud de la vida de Cristo. Cumplimos con esto lo que enseña el Concilio. Si hemos formulado esta reflexión, ello se debe al servicio que le debemos al cuerpo de Cristo, que es nuestro pueblo. Piense cada uno en la responsabilidad que le cabe y obremos todos consecuentemente, agradando a Dios y sabiendo que “todo hombre es mi hermano”. 



miércoles, 3 de julio de 2013

"SEÑOR MIO Y DIOS MIO" Juan 20,24-29





3 de Julio Santo Tomas, Apostol


"Para nosotros fue más beneficiosa la incredulidad de Santo Tomás que la fe de los apóstoles que fácilmente creyeron."

San Gregorio Magno, (Homil 26, in Evang 7).




Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré». Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído».

Juan 20, 24-29

domingo, 30 de junio de 2013

LAS MULTITUDES EN LAS CALLES: ¿CÓMO INTERPRETARLO? por Leonardo Boff




Las multitudes en las calles: ¿cómo interpretarlo?

2013-07-30

Un espíritu de insurrección de masas humanas se extiende por el mundo, ocupando el único espacio que les queda: las calles y plazas. El movimiento apenas está comenzando, primero en el norte de África, luego en España con los "indignados", en Inglaterra y Estados Unidos con los "ocupas", y en Brasil con la juventud y otros movimientos sociales. Nadie se refiere a las banderas clásicas del socialismo, de la izquierda, de algún partido liberador o de la revolución. Todas estas propuestas o están agotadas o no ofrecen la atractivo suficiente para mover a las masas. Actualmente interesan los temas relacionados con la vida cotidiana de los ciudadanos: el trabajo participativo, la democracia para todos, los derechos humanos, personales y sociales, la presencia activa de las mujeres, la transparencia pública, el claro rechazo a todo tipo de corrupción, un nuevo mundo posible y necesario. Nadie se siente representado por los poderes instituidos que generan un mundo político palaciego de espaldas al pueblo o manipulando directamente a los ciudadanos.


 Interpretar este fenómeno supone un reto para cualquier analista. No basta la razón pura, tiene que ser una razón holística que incorpore otras formas de inteligencia, datos no racionales, emocionales y arquetípicos y acontecimientos propios del proceso histórico e incluso de la cosmogénesis. Sólo así tendremos una forma más o menos completa de hacer justicia a la singularidad del fenómeno.


 Para empezar, hay que reconocer que es el primer gran evento resultado de una nueva fase de la comunicación humana completamente abierta, una democracia en grado cero que se expresa a través de las redes sociales. Todo ciudadano puede salir del anonimato, tomar la palabra, encontrar sus interlocutores, organizar grupos y reuniones, alzar una bandera y salir a la calle. De repente, se forman redes de redes que mueven a miles de personas más allá de los límites del espacio y del tiempo. Este fenómeno debe ser analizado cuidadosamente, porque puede representar un salto civilizatorio que marcará un nuevo rumbo a la historia, no sólo de un país, sino de toda la humanidad.

Las manifestaciones de Brasil provocaron manifestaciones de solidaridad en decenas y decenas de otras ciudades del mundo, especialmente en Europa. De repente, Brasil ya no es sólo de los brasileños. Es una parte de la humanidad que se identifica a sí misma como especie, en una misma Casa Común constituida por las causas colectivas y universales.


 ¿Por qué estos movimientos masivos han estallado en Brasil ahora? Hay muchas razones. Me detengo solamente en una y volveré a las demás en otra ocasión.


Mi sentimiento del mundo me dice que, en primer lugar, se trata un efecto de saturación: el pueblo está harto del tipo de política que es practicado en Brasil, incluso por las cúpulas del PT (hago notar la excepción de las políticas municipales, que aún conservan el antiguo fervor popular). El pueblo se ha beneficiado de los programas de bolsa familia, luz para todos, mi casa mi vida, del crédito consignado… y ha entrado en la sociedad de consumo. ¿Y ahora qué? Bien dijo el poeta cubano Ricardo Retamar: "el ser humano tiene dos hambres: hambre de pan, que es saciable, y hambre de belleza, que es insaciable". Por belleza se entiende la educación, la cultura, el reconocimiento de la dignidad humana y de los derechos personales y sociales, una atención sanitaria de calidad y un transporte básico menos inhumano.


 Esta segunda hambre no ha sido atendida adecuadamente por el poder público, sea el PT u otros partidos. Los que han saciado su hambre, quieren ver atendidas otras hambres, y no en último lugar el hambre de cultura y de participación. Aumenta la conciencia de las profundas desigualdades sociales, que es el gran estigma de la sociedad brasileña. Este fenómeno se hace más y más intolerable en la medida en que crece la conciencia de ciudadanía y de democracia real. La democracia, en sociedades profundamente desiguales como la nuestra, es puramente formal, practicada sólo en el acto de votar (que en el fondo viene a ser el poder de elegir a su "dictador" cada cuatro años, porque el candidato, una vez elegido, da la espalda al pueblo y practica la política palaciega de los partidos). Una política que aparece como una farsa colectiva y esa farsa está siendo desenmascarada. Las masas quieren estar presentes en las decisiones de los grandes proyectos que les afectan y para los que no se les consulta en absoluto. Y no hablemos de los indígenas cuyas tierras son secuestradas para el agronegocio o las industrias hidroeléctricas.


Este hecho de la multitud en las calles me recuerda la obra de Chico Buarque de Hollanda y Paulo Pontes escrita en 1975: "La gota de agua". Se ha llegado a la gota que desborda el vaso. Los autores de alguna manera intuyeron el fenómeno actual al decir en el prefacio del libro: "La clave es que la vida brasileña pueda ser devuelta, en el escenario, al público brasileño... Nuestra tragedia es una tragedia de la vida brasileña". Ahora esta tragedia es denunciada por las masas que gritan en las calles. El Brasil que tenemos no es para nosotros, no nos incluyen en el pacto social que garantiza siempre la parte del león para las élites. Quieren un Brasil brasileño en el que el pueblo cuenta y quiere contribuir a la reconstrucción del país sobre otras bases, formas más democráticas, participativas, más éticas y menos malvadas de relación social.


Este grito no puede dejar de ser escuchado, comprendido y seguido. La política puede ser otra en el futuro.