domingo, 19 de octubre de 2014

ROMA: LOS OBISPOS NO APROBARON LAS REFORMAS PROPUESTAS POR FRANCISCO


  • "...La Iglesia, dijo, "no tiene miedo de comer y beber con las prostitutas y los publicanos: tiene las puertas abiertas de par en par para recibir a los necesitados, los arrepentidos y no sólo a los justos o a aquellos que creen ser perfectos. No se avergüenza del hermano caído y no hace finta de no verlo", disparó Francisco, antes de cerrar el encuentro, tomar nota de los reveses y quedar fortalecido, más allá de los votos. "

  • "Luego de las votaciones, el Papa hizo un breve balance, reivindicó el Sínodo y lo evaluó como "un camino de hombres" donde "también hubo momentos de desolación, de tensión y de tentación", disparó el Pontífice y habló, entre otras cosas, de "la tentación del endurecimiento hostil", que consiste en "querer cerrarse dentro de lo escrito y no dejarse sorprender por Dios". "Es la tentación de los celosos –apuntó– de los escrupulosos, de los apresurados, de los así llamados tradicionalistas y también de los intelectualistas", resumió, antes de recordar otra tentación, como la de "descuidar la realidad utilizando una lengua minuciosa y un lenguaje pomposo para decir tantas cosas y no decir nada".


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Francisco - En su balance, el Papa reivindicó el Sínodo y lo evaluó como "un camino de hombres" donde "también hubo momentos de desolación".


19 de Octubre de 2014

El encuentro duró 13 días e involucró a 190 obispos y funcionarios eclesiásticos

Roma: los obispos no aprobaron las reformas propuestas por Francisco


El Sínodo cumplió su primera fase sin acuerdos unánimes para el documento que había propuesto el Papa, con temas espinosos como el divorcio y la homosexualidad, cuyas definiciones quedaron excluidas del texto base.


Equipo de Política



Hermanos y hermanas, ahora todavía tenemos un año para madurar con verdadero discernimiento espiritual las ideas propuestas y encontrar soluciones concretas a las tantas dificultades, e innumerables desafíos, que las familias deben afrontar. Para dar respuesta a tantos desánimos que circundan y sofocan a las familias. Tenemos un año para trabajar sobre la Relatio Synodi que es el resumen fiel y claro de todo lo que fue dicho y discutido en esta aula y en los círculos menores", dijo Jorge Mario Bergoglio y buscó cerrar la primera fase del encuentro de 13 días, donde 190 obispos y funcionarios eclesiásticos provenientes de todo el mundo intentaron acordar posiciones comunes de la Iglesia Católica sobre temas actuales de la familia, como el papel de los divorciados, las personas homosexuales, las parejas de hecho y un abanico de católicos "imperfectos" que contrastan diariamente desde la realidad cotidiana con la tradicional doctrina eclesiástica. 


Como era previsible, no hubo acuerdos unánimes para el documento que debe reflejar las posiciones del primer round del Sínodo convocado por Francisco. El evento fue originado el año pasado, cuando Bergoglio lanzó, dentro de sus primeras medidas de gobierno pastoral, una encuesta a todas las diócesis del mundo sobre estos temas. Junto a la consulta general firmó un documento preparatorio del encuentro. Su finalidad es "anunciar y vivir de manera creíble el Evangelio de la familia" y concluirá en "la Asamblea General Ordinaria de 2015" con el fin de "buscar líneas operativas para la pastoral de la persona humana y de la familia".


El debate de este año, considerado una asamblea extraordinaria, terminará formalmente este domingo con la beatificación de Paulo IV, pero recién deberá aportar definiciones doctrinarias concretas dentro de un año, el tiempo que se tomará cada uno de los 190 participantes del Sínodo para profundizar estos temas en las conferencias episcopales de sus propios países apenas vuelvan desde Roma. Sin embargo, entre los primeros días de octubre y este sábado pasaron tres semanas que, dentro de los tiempos eclesiásticos, parecieron años de debates. La evidencia de la densidad de los mismos está en la tensión que mantiene el documento inicial Relatio post disceptationem, de hace diez días, y el Relatio Synodi que finalmente fue sometido a votación ayer dentro del Vaticano, con 62 capítulos que sólo eran aprobados con mayorías calificadas, es decir, que requerían dos de los tres tercios de los presentes. Con ese sistema, varias de las definiciones que habían sido planteadas en el comienzo del Sínodo quedaron en el camino, y no fueron incluidas en el documento que servirá de base para las conclusiones del año que viene. 

"Tantos comentaristas han imaginado ver una Iglesia en litigio donde una parte está contra la otra, dudando hasta del Espíritu Santo, el verdadero promotor y garante de la unidad y de la armonía en la Iglesia", resumió Bergoglio ayer para disipar las versiones (y preocupaciones) sobre debates que no sólo habrían subido de tono, sino que habrían aparecido casi irresolubles al interior de la asamblea. En su discurso de ayer, el Papa Francisco buscó dejar claro que la unidad de la Iglesia depende también de su figura y su papel como garante. Pero la necesidad de esas afirmaciones quizás tengan una relación directa con la "perplejidad por la publicación" que plantearon los sacerdotes hace tres días, cuando cuestionaron que la Santa Sede hubiera publicado el texto "provisional" el 13 de este mes. "Si bien la publicación es legítima, se trata de un documento de trabajo que no expresa una opinión única y compartida por todos los Padres sinodales. Por lo tanto, después de haber apreciado el gran trabajo realizado para la redacción del texto y su estructura, los Círculos menores presentaron sus sugerencias", relató la oficina de prensa del Vaticano, ante el malestar que plantearon muchos "padres sinodales" por la decisión papal de publicarlo todo, paso a paso.

El texto que desató las perplejidades es el Relatio Post Disceptationem o, por su traducción al castellano, Relación Previa a la discusión. El documento se hizo famoso desde su publicación, pero era previo al debate que, finalmente, ayer se dirimió, ante la falta de consenso por medio de un sofisticado sistema de voto electrónico, donde cada votante elegía entre placet y non placet. El borrador "provisorio" aludía a los temas más espinosos que hay entre las tradicionales concepciones doctrinales de la Iglesia y la realidad concreta de los católicos. Un tema que, entre otros tantos sacerdotes, el nuevo Papa menciona desde hace más de una década.

En medio de esa votación la posibilidad de cambiar los métodos de admisión a los sacramentos de los divorciados que volvieron a casarse quedó relegado porque no alcanzó los dos tercios. Sólo llegó a los 104 votos a favor y 74 en contra. Otro capitulo del debate se cobró los puntos 50, 51 y 52 del primer documento, titulados "acoger a las personas homosexuales". La versión inicial reconocía que "las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana". También se hacía dos preguntas: ¿Estamos en grado de recibir a estas personas, garantizándoles un espacio de fraternidad en nuestras comunidades? ¿Nuestras comunidades están en grado de serlo, aceptando y evaluando su orientación sexual, sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio? Esa formulación finalmente obtuvo la mayoría de los consensos, pero no alcanzó las dos terceras partes de los votos. Su versión final quedó redactada así: "Algunas familias viven la experiencia de tener en su interior personas de orientación homosexual. Al respecto nos hemos interrogado sobre cuál atención pastoral podría ser oportuna frente a esta situación, refiriéndose a lo que enseña la Iglesia: 'No existe fundamento ninguno para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el plan de Dios sobre el matrimonio y la familia'. Sin embargo, los hombres y las mujeres con tendencias homosexuales deben ser acogidos con respeto y delicadeza. 'En relación con ellos se evitará cualquier marca de injusta discriminación' (Congregación para la Doctrina de la Fe)."

Luego de las votaciones, el Papa hizo un breve balance, reivindicó el Sínodo y lo evaluó como "un camino de hombres" donde "también hubo momentos de desolación, de tensión y de tentación", disparó el Pontífice y habló, entre otras cosas, de "la tentación del endurecimiento hostil", que consiste en "querer cerrarse dentro de lo escrito y no dejarse sorprender por Dios". "Es la tentación de los celosos –apuntó– de los escrupulosos, de los apresurados, de los así llamados tradicionalistas y también de los intelectualistas", resumió, antes de recordar otra tentación, como la de "descuidar la realidad utilizando una lengua minuciosa y un lenguaje pomposo para decir tantas cosas y no decir nada".

En términos generales, los 15 días de debates revelan nuevas prácticas papales, no tan nuevas en el viejo Bergoglio. Así terminó consolidando, ante la opinión pública global, una serie de conceptos novedosos para la reforma de la Iglesia que finalmente no fueron aprobados por el añejo sistema sinodal, pero ya quedaron instalados en el medio de un debate que recién tendrá conceptos definitivos el año que viene. "En lo personal, me habría preocupado mucho si no se hubieran presentado estas tentaciones ni estas discusiones animadas, este movimiento de los espíritus", resumió el hábil Papa argentino antes de recalcar, una vez más, la prédica de la Iglesia latinoamericana, a la que pertenece y la misma que, quizás, promovió las concepciones iniciales del primer documento. La Iglesia, dijo, "no tiene miedo de comer y beber con las prostitutas y los publicanos: tiene las puertas abiertas de par en par para recibir a los necesitados, los arrepentidos y no sólo a los justos o a aquellos que creen ser perfectos. No se avergüenza del hermano caído y no hace finta de no verlo", disparó Francisco, antes de cerrar el encuentro, tomar nota de los reveses y quedar fortalecido, más allá de los votos. «

Algunos puntos de la votación

El cambio sobre los métodos para la admisión a los sacramentos de los divorciados vueltos a casar no obtuvo las dos terceras partes: 104 a favor y 74 en contra, suerte similar tuvo el párrafo sobre los homosexuales (118-62).

El texto que reclama para los divorciados vueltos a casar "un atento discernimiento y un acompañamiento de gran respeto, evitando un lenguaje y una actitud que los haga sentir discriminados", obtuvo dos terceras partes del total (155-19).

Aunque se mostraron abiertos sobre los divorciados, el Sínodo jamás definió si pueden o no comulgar. La misma indefinición rodeó a la propuesta de reconocer a las uniones civiles entre personas homosexuales.





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