domingo, 29 de junio de 2014

LA IGLESIA, ¿EDIFICADA SOBRE EL VATICANO? por José M. Castillo, teólogo


Iglesia Pueblo de Dios


Cerezo Barredo*

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La Iglesia, ¿edificada sobre el Vaticano?

by evangelizadorasdelosapostoles


José M. Castillo, teólogo

iglesia catolica

jun292014

Enviado a la página web de Redes Cristianas











Pope Godoy, co-autor (con el catedrático de Filología Griega de la Universidad de Córdoba, Jesús Peláez, y su Grupo de Análisis Semántico) del “Diccionario Griego-Español del Nuevo Testamento” (DGENT), ha publicado en “Eclesalia” (27.VI. 14) un excelente comentario al texto evangélico de Mt 16, 19, en el que demuestra que el apóstol Pedro no es, ni puede ser, la “roca” sobre la que presuntamente Jesús edificó su Iglesia.

Pues bien, si es un error semántico (y teológico) afirmar que la Iglesia se fundamenta sobre la “roca”, que sería Pedro, mayor despropósito o equivocación es pretender – por más que esto no se diga explícitamente – que en realidad lo que Jesús instituyó en Pedro y sobre Pedro fue la primacía canónica del obispo de Roma. Y digo esto porque el especialista en eclesiología más reconocido en los últimos tiempos, el profesor Y. Congar, dejó escrito, en su “Diario de un Teólogo” (Madrid, Trotta, 2004, p. 404) lo siguiente:

“Veo cada vez con más claridad que el fondo de todo es una cuestión de eclesiología, y me doy cuenta de cuáles son las posiciones eclesiológicas que están en causa. Mi estudio de la historia de las doctrinas eclesiológicas me ayuda a ver las cosas con toda claridad. Todo parte de esto: en Mt 16, 19 los Padres han visto la institución del sacerdocio y del episcopado. Para ellos, lo que se funda en Pedro es la ecclesía; los poderes conferidos a Pedro pasan de él a la ecclesía. Dicho esto, los Padres, algunos de ellos al menos (¿los occidentales?), admiten, dentro de la ecclesía, la primacía canónica del obispo de Roma. Sin embargo, la propia Roma, y eso a partir, tal vez, del siglo II, monta las cosas de otra forma. Ella ve en Mt 16, 19 su propia institución. Para ella, los poderes no pasan de Pedro a la ecclesía, sino de Pedro a la sede romana. De suerte que la ecclesía no se forma solamente a partir de Cristo, vía Pedro, sino a partir del papa. Para la Iglesia, estar construida sobre Pedro significa, a ojos de los papas, recibir consistencia y vida del papa, en el cual, como en la cabeza, reside la plenitudo potestatis [potestad plena]”.

Esto supuesto, y en la medida en que todo esto es así para no pocos funcionarios del Vaticano, se comprende que el actual obispo de Roma, el papa Francisco, esté viviendo un “auténtico calvario”. Es un secreto a voces que el mismo papa, aclamado con entusiasmo por tantos miles y miles de personas de buena voluntad, al mismo tiempo está soportando la resistencia (incluso, a veces, el rechazo) de no pocos altos cargos de la Curia Vaticana. Son “hombres de Iglesia” que no toleran el nombramiento de ocho cardenales como los consejeros del papa en su proyecto de renovación de la Iglesia. Ocho cardenales que no pertenecen a la Curia y que, sin embargo, en asuntos de suma importancia, pueden tener – y seguramente tienen – más poder de consejo y decisión que la misma Curia. Por primera vez, en muchos siglos, los curiales se encuentran ante la posibilidad real de perder el poder que hasta ahora vienen disfrutando. Como ocurrió en el concilio Vaticano II, lo sola posibilidad de entrar en un proceso de auténtica descentralización de la “sacra potestas”, que, desde el siglo XI, se ha concentrado de forma creciente en la Curia Vaticana, pone demasiado nerviosos a los que ostentan los cargos más determinantes de las decisiones eclesiásticas que vienen de Roma.

Ahora bien, si esto efectivamente es así, la situación que acabo de describir sería la demostración más patente de que en realidad Congar tenía razón en la profunda constatación que he copiado de su diario personal. Es decir, estaríamos ante la prueba más clara de que, afectivamente, la Curia Vaticana se atribuye una historia y un poder que ciertamente no tiene su origen en Cristo, sino que solamente se puede explicar a partir de las lógicas apetencias de mando que son propias de los seres humanos, sobre todo de quienes somos demasiado humanos.

Y conste – para cerrar esta reflexión – que, si digo estas cosas, no es porque yo no quiera lo mejor para la Iglesia. Todo lo contrario. Porque la Iglesia me importa tanto, y la quiero tanto, por eso no me puedo callar ante una situación que tantísimo daño le está haciendo a esta Iglesia, que puede ser fuente y origen de tanto bien o de tanto mal para millones de seres humanos, que la queremos y la necesitamos. Si no consta que Jesús diera un poder tan decisivo a determinados cargos residentes en Roma, ¿con qué autoridad se lo apropian ellos? Mientras esta pregunta no tenga la debida respuesta, esta Iglesia que tenemos no tiene arreglo.




http://www.redescristianas.net/2014/06/29/la-iglesia-edificada-sobre-el-vaticanojose-m-castillo-teologo/






* La imagen de Cerezo Barredo no pertenece a la nota publicada.

Imagen: http://sanluisdelareina.blogspot.com.ar/

                                                                                                                                          BuenaNueva21




viernes, 27 de junio de 2014

ROSE MARIE MURARO: LA SAGA DE UNA MUJER IMPOSIBLE por Leonardo Boff


«cuando desistamos de ser dioses podremos ser plenamente humanos, que aún no sabemos que es, pero que intuimos desde siempre»
Rose Marie Muraro


https://evangelizadorasdelosapostoles.wordpress.com/

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Para boffsemanal@servicioskoinonia.org

Rose Marie Muraro: la saga de una mujer imposible




El día 21 de junio concluyó su peregrinación terrena en Río de Janeiro una de las mujeres brasileras más significativas del siglo XX: Rose Marie Muraro (1930-2014). Nació casi ciega, pero hizo de esta deficiencia el gran desafío de su vida. Intuyó pronto que solo lo imposible abre lo nuevo; sólo lo imposible crea. Es lo que dice en su libro Memorias de una mujer imposible(1999,35). Con escasísima visión estudió física y economía. Pero enseguida descubrió su vocación intelectual de pensadora de la condición humana, especialmente de la condición femenina. A finales de los años 60 del siglo pasado suscitó la polémica cuestión de género. No se limitó a las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres sino que denunció relaciones de opresión en la cultura, en las ciencias, en las corrientes filosóficas, en las instituciones, en el Estado y en el sistema económico. En fin, se dio cuenta de que es en el patriarcado donde reside la raíz principal de este sistema que deshumaniza a mujeres y también a hombres.

Realizó en sí misma un impresionante proceso de liberación, narrado en el libro Los seis meses en que fui hombre (1990, 6ª edición). Pero quizá la obra más importante de Rose Marie Muraro haya sido Sexualidad de la Mujer Brasilera: cuerpo y clase social en Brasil (1996). Se trata de un investigación de campo en varios Estados de la federación, analizando como se vivencia la sexualidad, teniendo en cuenta la situación de clase de las mujeres, cosa ausente en los padres fundadores del discurso psicoanalítico. En este campo Rose innovó, creando una cuadrícula teórica que nos hace entender la vivencia de la sexualidad y del cuerpo según las clases sociales. ¿Qué tipo de proceso de individuación puede realizar una mujer famélica que para no dejar morir a su hijito le da sangre de su propio pecho?

Trabajé con Rose 17 años como editores de la Editorial Vozes: ella responsable de la parte científica y yo de la parte religiosa. Incluso bajo el estricto control de los órganos de represión militar, Rose tenía el valor de publicar a los entonces autores malditos como Darcy Ribeiro, Fernando Henrique Cardoso, Paulo Freire, los cuadernos del CEBRAP y otros. Después de años de larga discusión y estudio en conjunto reunimos nuestras convergencias en un libro que considero germinal Femenino & Masculino: una nueva conciencia para el encuentro de las diferencias (2010). Destaco apenas una frase suya: «educar a un hombre es educar a un individuo, pero educar a una mujer es educar a una sociedad».

Sin abandonar nunca la cuestión de lo femenino (en el hombre y en la mujer) pronto dirigió su atención hacia los retos de la ciencia y de la técnica moderna. Ya en 1969 lanzabaAutonomación y el futuro del hombre donde preveía la precarización del mundo del trabajo.

La crisis económico-financiera de 2008 la llevó a plantear la cuestión del capital/dinero con el libro Reinventando el capital/dinero (2012), donde enfatiza la relevancia de las monedas sociales y complementarias y las redes de intercambio solidarias que permiten a los más pobres garantizar su subsistencia a contracorriente de la economía capitalista dominante.

Otra obra importante, realmente rica en conocimientos, datos y reflexiones culturales se titula Los avances tecnológicos y el futuro de la humanidad: ¿queriendo ser Dios? (2009). En este texto se confronta con la ciencia puntera, con la nanotecnología, la robótica, la ingeniería genética y la biología sintética. Ve ventajas en esos frentes, pues no es oscurantista, pero por el hecho de vivir en una sociedad que hace mercancía de todo, inclusive de la vida, percibía el grave riesgo de que los científicos presumieran de poderes divinos y usaran los conocimientos para rediseñar la especie humana. De ahí el subtítulo: ¿Queriendo ser Dios? Esa es la ingenua ilusión de los científicos. Lo que nos salvará no es esa nueva Revolución Tecnológica sino que, como dice Rose, la «Revolución de la Sostenibilidad es la única que podrá salvar a la especie humana de la destrucción… pues de continuar como está, no estaremos en un juego de gana-pierde sino en un terrible juego de pierde-pierde que significará la destrucción de nuestra especie, en la cual todos perderemos» (Reinventando el capital/dinero, 238).

Rose poseía un sentimiento del mundo agudísimo: sufría con los dramas globales y celebraba los pocos avances. En los últimos tiempos veía nubes sombrías sobre todo el planeta, poniendo en peligro nuestro futuro. Murió preocupada por la búsqueda de alternativas salvadoras. Mujer de profunda fe y espiritualidad, soñaba con las capacidades humanas de transformar la tragedia anunciada en una crisis purificadora que señale el camino a una sociedad para que se reconcilie con la naturaleza y la Madre Tierra. Concluye su libro Los avances tecnológicos con esta sabia frase: «cuando desistamos de ser dioses podremos ser plenamente humanos, que aún no sabemos que es, pero que intuimos desde siempre» (p. 354).

Proclamada oficialmente Patrona del Feminismo Brasilero, por el presidente el 30 de diciembre de 2005, con la creación de la Fundación Cultural Rose Marie Muraro en 2009 dejará un legado de fecundo humanismo para las futuras generaciones. Rose Marie Muraro mostró en su saga personal que lo imposible no es un límite sino un desafío. Ella se inscribe en el linaje de las grandes mujeres arquetípicas que ayudan a la humanidad a mantener viva la lamparilla sagrada del cuidado de todo lo que existe y vive. En este afán ella se volvió inmortal. 







"FUE UN HOMICIDIO PREMEDITADO" Por Ailín Bullentini. Una nota sobre el asesinato de Mons. Angelelli en el marco del juicio por su muerte en La Rioja


“Angelelli se merece verdad, se merece justicia, y la condena a los responsables de su muerte es lo mínimo que le puede dar el Estado argentino no sólo por lo que significó su figura para La Rioja sino para toda América latina”
































EL PAIS › GUILLERMO DIAZ MARTINEZ, QUERELLANTE EN EL JUICIO POR EL ASESINATO DE ANGELELLI

“Fue un homicidio premeditado”


Díaz Martínez es uno de los representantes de las secretarías de Derechos Humanos de La Rioja y la Nación. En diálogo con Página/12 destacó que el juicio que concluirá en dos semanas “no dejó márgenes para dudar” de que el obispo riojano sufrió un atentado.



 Por Ailín Bullentini



Guillermo Díaz Martínez representa, junto con Bernardo Lobo Bugeau, a las secretarías de Derechos Humanos de La Rioja y de la Nación en la querella que los organismos sostienen en el juicio por la muerte del obispo Enrique Angelelli, sucedida en el marco de un dudoso accidente de tránsito hace 37 años en La Rioja. Para ellos, nada de accidente: fue un atentado por el que acusaron de homicidio agravado a los represores Luciano Benjamín Menéndez y Luis Estrella. En su alegato, el primero y hasta ahora el único que se oyó, solicitaron para los represores prisión perpetua a cumplir en cárcel común y efectiva. “Angelelli se merece verdad, se merece justicia, y la condena a los responsables de su muerte es lo mínimo que le puede dar el Estado argentino no sólo por lo que significó su figura para La Rioja sino para toda América latina”, consideró en diálogo con este diario. “Siempre es preferible una Justicia lerda a una impunidad eterna”, concluyó. Para Díaz Martínez, el juicio que entró en su etapa definitoria, tras más de medio año de debate oral y cerca de cien testimonios, fue “contundente y no dejó márgenes para dudar acerca de que la muerte de Angelelli fue un homicidio fríamente premeditado”. Los alegatos continuarán el próximo viernes, la sentencia llegará el 4 de julio.

–¿En qué basaron su alegato?

–Existen dos grandes tipos de pruebas relevantes para la causa. Unas tienen que ver con el hecho del 4 de agosto, con el atentado automovilístico en el que falleció Angelelli. Otras, con el contexto sociopolítico en el que fue cometido ese atentado. En el primer grupo, el testimonio del ex padre Arturo Pinto fue fundamental. El, que fue testigo presencial de los hechos, relató la mecánica del atentado, que iba con monseñor Angelelli en la camioneta desde Chamical, que a las 15 de ese 4 de agosto se les pone atrás el famoso Peugeot blanco que, de repente y de forma intempestiva y brusca, le cierra el paso y hace que la camioneta salga de la ruta y vuelque, que luego Angelelli es sacado de la camioneta y para asegurar su muerte le hacen dar la cabeza contra el asfalto, lo que se acreditó luego desde el punto de vista pericial científico. Pinto dijo que no tiene dudas de que el atentado, la muerte de Angelelli, fue la última orden de Menéndez, por las amenazas que sabía que sufría el monseñor. Contó también la charla que Angelelli les dio a él, a otros sacerdotes y a unas monjas la noche anterior, en la que dibujó un espiral y se ubicó en el centro diciéndoles que era a él a quien buscaban, que lo querían matar. Pinto remarcó que previo a dejar Chamical ya se sentían amenazados. También contamos con el testimonio de Peregrino Fernández, un ex policía federal que testimonió desde España que vio en el escritorio de Albano Harguindeguy, quien era ministro de Interior de la dictadura, un informe sobre el asesinato de los curitas de Chamical (Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, asesinados en julio de 1976) que Angelelli había realizado y que llevaba el día del atentado en el auto. También contamos con testimonios de policías que participaron del sumario de instrucción del mal llamado accidente, donde figura cuántos militares había en la zona.

–¿Y respecto de los elementos que acreditan el contexto?

–Desde ese punto de vista, hay pruebas innumerables, desde testigos hasta documentación, que describen cómo la diócesis de monseñor Angelelli fue objeto y blanco de las persecuciones de la dictadura cívico-militar. Se acreditó la participación de Menéndez y Estrella en trabajos de Inteligencia que se hicieron sobre los sacerdotes y laicos vinculados con la diócesis de Angelelli; contamos con los testimonios de personas que, entonces privadas de su libertad, eran interrogadas por ese tema. Se sumaron innumerables pruebas de las amenazas que recibió Angelelli, incluso la entrevista que mantuvo él con Menéndez, probada en una carta que el padre le escribió a monseñor Vicente Zaspe (N. d. R.: localizada por las autoridades eclesiásticas hace muy poco tiempo y sumada a este juicio como prueba inédita), esa carta en la que Angelelli da cuenta de esa entrevista tantas veces negada por Menéndez, pero mencionada por un montón de testigos. Esa carta es prueba irrefutable, también, del terror de Angelelli tras las respuestas que Menéndez le dio entonces: que quería ser un “cruzado de la fe”, le dijo entonces, justificando la represión, contra el tercermundismo. El mismo día de nuestro alegato se incorporaron todas las cartas que Angelelli escribió al Vaticano y a la Nunciatura denunciando la represión, la persecución, las muertes.

–¿Quién aportó esos documentos? ¿Eran nuevos?

–Los entregó el papa Francisco y resultan una prueba importantísima. Como Secretaría solicitamos información al Vaticano antes de empezar el juicio. No pedimos especificidades, sino el aporte de toda la documentación que allí figurara de él, aunque nosotros ya sabíamos, por diferentes líneas, que algo había. El obispo de La Rioja, Marcelo Colombo, agilizó todo para que se logre la entrega de ese material que finalmente llegó el mismo día en que terminaban las audiencias testimoniales. Se trata de las cartas que había mandado Angelelli a Pío Laghi, a cargo de la Nunciatura entonces, y al Vaticano, denunciando todo lo que estaba sucediendo en la provincia, incluida la muerte de los curas de Chamical. Pío Laghi sostuvo en entrevistas posteriores que nunca supo nada de lo que había ocurrido en Argentina. Estas cartas demuestran que supo y no hizo nada.

–Esas cartas podrían sumar más evidencia a la complicidad de la Iglesia Católica en los delitos de lesa humanidad cometidos por las fuerzas de seguridad en la última dictadura. ¿El juicio sirvió también para sumar datos sobre la complicidad civil?

–Nosotros solicitamos como punto final de nuestros alegatos lo que llamamos las consecuencias de este juicio, en donde solicitamos que se investigue a los sectores civiles de La Rioja, aquellos conocidos como “los cruzados de la fe” y otros más que no sólo antes del golpe difamaron a Angelelli y a toda su pastoral ubicándolos como blanco a eliminar, sino que continuaron haciéndolo durante la dictadura a la que fueron funcionales. Fueron quienes, en lugar de denunciar la represión, delataban a compañeros. La tarea de ellos fue fundamental para visibilizar al monseñor como un enemigo de la dictadura. También solicitamos que se investigara a quien por esa época fue el director del diario El Sol, un periodista, José Furey, que actualmente es asesor de Carlos Menem en el Senado y lo fue de su hermano Eduardo.



FUENTE: http://www.pagina12.com.ar/


jueves, 26 de junio de 2014

CUANDO SE CALLARON LAS IGLESIAS por Ailín Bullentini Francisco develó una carta de Enrique Angelelli


“Me aconsejan que se lo diga: nuevamente he sido amenazado de muerte”.


“una realidad dolorosa”: “Nuestra cárcel está repleta de detenidos. Personas honorables, padres de familia, gente sencilla están dentro muchos de ellos por el solo ‘delito’ de ser miembros fieles y conscientes de la Iglesia”, apuntó y añadió que en el encierro “se tortura asquerosamente”.


Mons. Angelelli al nuncio Pío Laghi 



http://www.derf.com.ar/

SUBNOTAS
Por Ailín Bullentini



EL PAIS › EL VATICANO APORTO UNA PRUEBA INEDITA DEL SILENCIO DE LA CURIA ARGENTINA DURANTE LA DICTADURA


Cuando se callaron las Iglesias


Se trata de una carta del obispo Enrique Angelelli, escrita en julio del ’76, donde le informa al nuncio Pío Laghi las violaciones a los derechos humanos que sufría junto a sus compañeros. Fue presentada en el juicio por su asesinato.


 Por Ailín Bullentini


Después de casi 40 años, el Vaticano, a cargo del papa Francisco, aportó documentación inédita de violaciones a los derechos humanos cometidas en Argentina. Lo hizo a través del Obispado de La Rioja, que presentó las pruebas durante la primera parte de los alegatos en el juicio por el asesinato de monseñor Enrique Angelelli. Los abogados querellantes en la causa calificaron de “histórica” esa audiencia realizada el viernes 13 de junio, cuando se incorporó la carta y el informe en el que el propio Angelelli denunció la persecución que sufrían él y sus compañeros en la misión cristiana por parte del Ejército y la policía. “Estamos permanentemente obstaculizados para cumplir con la misión de la Iglesia. Personalmente, los sacerdotes y las religiosas somos humillados, requisados y allanados por la policía con orden del Ejército”, alerta en su escrito Angelelli, entre descripciones sobre las cárceles provinciales “repletas de detenidos por el solo delito de ser miembros fieles y conscientes de la Iglesia” y la denuncia de torturas a un párroco de la zona. Las cartas, originalmente destinadas al nuncio vaticano, entonces Pío Laghi, y fechadas en julio de 1976, habían llegado en copia a la institución más importante de la religión cristiana en la misma fecha.

“Sabíamos que las denuncias del monseñor habían llegado al Vaticano, pero hasta el momento no teníamos la certeza de la prueba documental”, evaluó la querella del Obispado riojano, quien insistió ante el papa Francisco para la entrega de la documentación y remarcó: “Lo que dicen los documentos se sabe y fue probado en el juicio, lo importante es que prueban que sus denuncias llegaron al Vaticano”. Las secretarías de Derechos Humanos nacional y provincial habían consultado a la Santa Sede, vía Cancillería y antes del comienzo del debate oral, por la existencia de cualquier tipo de documentación remitida por Angelelli. “Es positivo que el Vaticano haya aportado estas cartas, ya que prueban que Angelelli les comunicó lo que estaba pasando. Pero también valen porque prueban que Pío Laghi recibió la información, algo que siempre negó”, expresó Guillermo Díaz Martínez, quien junto a Bernardo Lobo Bugeau representa la querella de las secretarías públicas (ver aparte).

Documentos inéditos


La semana pasada, el Papa entregó al Obispado de La Rioja, a cargo de Marcelo Colombo, dos documentos: una carta y un informe titulado “Crónica de los hechos relacionados con el asesinato de los padres Longueville Gabriel y Murias Carlos”, los curas de Chamical asesinados el 18 de julio de 1976. Los escritos habían sido remitidos ese mismo mes de aquel año a Laghi, quien entonces estaba a cargo de la Nunciatura apostólica en Argentina –representante de la Santa Sede–. Las querellas consultadas creen que los documentos llegaron al Vaticano porque Angelelli se preocupó por enviar copias debido a que “desconfiaba de la inacción del nuncio”, mencionó la abogada que representa la querella del Obispado riojano en el juicio, Mirtha Sánchez.

La desconfianza fue acertada. La representante legal aseguró que el Obispado tiene la certeza, debido a documentos archivados en la propia institución, de que Angelelli mantuvo diálogo con Laghi. En el expediente de la causa figuran algunos intercambios epistolares en los que Angelelli le cuenta al entonces vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Vicente Zazpe, de su diálogo escrito con Laghi. La carta aportada de manera inédita por el Vaticano refiere a un envío epistolar previo entre ellos. Laghi, sin embargo, negó históricamente saber de las violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura cívico militar. “La carta incorporada demuestra la mendacidad de Laghi, que tenía pleno conocimiento de las persecuciones a la diócesis de La Rioja, sus curas, laicos y obispo”, alegó Lobo Bugeau la tarde del 13 de junio, horas después de que el Obispado diera a conocer los documentos aportados por el Vaticano y solicitara su incorporación a la causa.

En el libro Nuestra Santa Madre, Laghi se presenta ante el grabador de la periodista Olga Wornat como un nimio ignorante: “¿Cómo iba a suponer que estaba tratando con monstruos capaces de arrojar personas desde los aviones y otras atrocidades semejantes? Se me acusa de delitos espantosos por omisión de ayuda y de denuncia, cuando mi único pecado era la ignorancia de lo que realmente sucedía”, se autoexculpa. Muchos familiares y amigos de desaparecidos durante la última dictadura aseguraron haber recibido silencio y maltratos de su parte cuando acudieron en su ayuda. Laghi falleció en 2009 en Roma. Impune.

Asunto “Costa”


“El motivo de esta carta es para ponerle en conocimiento de lo que pasa por aquí, para que esté informado debidamente”, introdujo Angelelli en el escrito que le envió a Laghi el 5 de julio de 1976. Lo primero que relata allí tiene que ver con “los Cruzados de la Fe de la Costa”, un grupo de terratenientes entre los que figuran Amado y César Menem (familiares del senador y ex presidente Carlos Menem) del departamento de Castrobarros, conocido en la provincia como la Costa riojana. Angelelli los acusó en la carta de haber “cambiado la cabeza de la familia” del padre Virgilio Ferreyra, por aquellos días recién fallecido, razón por la cual había decidido “no celebrar la misa” en su honor.

Para esa época, los Cruzados de la Fe contaban con una estructura de persecución hacia la diócesis de Angelelli ensamblada con el Ejército, la policía y los medios de comunicación: el diario El Sol era su órgano de difusión, a través del que difundían, bajo el nombre de Movimiento Católico Seglar de Formación y Apostolado de La Rioja, solicitadas en las que denigraban a Angelelli llamándolo “Satanelli”, “obispo rojo” u “obispo marxista”. Su odio al entonces obispo provincial había comenzado algunos años antes, durante el reinado de la Triple A. El hecho desencadenante había sido la disputa entre el religioso y aquel grupo por un predio de tierras muy ricas para el cultivo de vid que estaban deshabitadas y habían quedado sin dueño. “El grupo se las quiso apropiar, pero Angelelli las intentó retener para los pobres. No tuvo suerte”, apuntó Sánchez.

Situación general: persecución, represión y cárcel


En su carta, Angelelli también acusó al “jefe militar Osvaldo Battaglia” de haberle quitado la misa radial y ordenado que se realizara en el Casino de Oficiales por el capellán militar Felipe Pelanda López. “Sin haberme comunicado absolutamente”, denunció Angelelli en el texto en el que se quejó: “Este abuso y atropello es causal de escándalo”. La situación no terminaba allí. “Estamos permanentemente obstaculizados para cumplir con la misión de la Iglesia. Personalmente, los sacerdotes y las religiosas somos humillados, requisados y allanados por la policía con orden del Ejército”, advirtió el entonces obispo riojano, quien, además, añadió: “Me aconsejan que se lo diga: nuevamente he sido amenazado de muerte”.

Las torturas que sufrió un sacerdote durante su detención fue otro suceso informado por Angelelli al nuncio apostólico en aquella carta de julio de 1976. “El sacerdote Eduardo Ruiz injustamente detenido fue obligado por los militares de La Rioja a escribir una carta a su obispo (o sea, él) desde la cárcel. Fue moralmente torturado para que la escribiera”, denunció el obispo. Por último, advirtió sobre “una realidad dolorosa”: “Nuestra cárcel está repleta de detenidos. Personas honorables, padres de familia, gente sencilla están dentro muchos de ellos por el solo ‘delito’ de ser miembros fieles y conscientes de la Iglesia”, apuntó y añadió que en el encierro “se tortura asquerosamente”.

El diálogo con Menéndez


Angelelli no sólo le mencionó a Laghi que mantuvo una “entrevista” con el entonces jefe del Tercer Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, sino que lo alertó sobre lo que había oído de boca misma del represor y máximo imputado por su muerte en el juicio que transita su fase definitoria, que quería ser un Cruzado de la Fe. “Señor nuncio, pensemos a tiempo todo esto para no tener que lamentar consecuencias dolorosas en un futuro muy próximo”, solicitó el monseñor riojano en aquella carta del 5 de julio de 1976.

Crónica de dos muertes


El otro documento aportado por el Vaticano es un informe en el que Angelelli detalló, día por día, lo que sucedió en torno del asesinato de los curitas de Chamical: que el 18 de julio de 1976 “dos individuos vestidos de civil” los fueron a buscar a la casa de dos religiosas, en Chamical, donde estaban cenando y los llevaron supuestamente a la ciudad capital; que el 19 de julio, las religiosas comunican la detención de los sacerdotes al Obispado, desde donde se hacen averiguaciones sin éxito; que al día siguiente “una cuadrilla de ferroviarios encuentra los cadáveres de ambos sacerdotes acribillados a balazos, maniatados y en estado lamentable”. Los papeles exhiben el sello de la Nunciatura Apostólica que certifican su recepción el 30 de julio.

“El hecho de la muerte de estos dos sacerdotes no está ajeno al contexto argentino y riojano que se vive”, advirtió Angelelli en el texto en el que citó dos artículos periodísticos publicados en el periódico El Sol “en contra de la diócesis” firmados por el Movimiento Seglar de Formación y Apostolado, los Cruzados. Según el monseñor, esos textos tenían relación con los asesinatos y también con la muerte de Pedernera, en Sañogasta: “El domingo 25 de julio varios individuos encapuchados asesinan en la puerta de su domicilio y frente a su familia a Wenceslao Pedernera”, resumió Angelelli, quien concluyó: “En este caso también deben tenerse en cuenta las notas del diario El Sol”.










FUENTE: http://www.pagina12.com.ar/


http://riojavirtual.com.ar/noticias/locales/el_papa_francisco_develo_una_carta_de_enrique_angelelli






jueves, 12 de junio de 2014

IGLESIA Y DICTADURA: Curas tercermundistas piden al Episcopado que entregue sus archivos de la dictadura Por: Franco Mizrahi



10.05.2014 | difunden el comunicado a propósito de la cobertura de la iglesia al padre vara, imputado por delitos de lesa humanidad






Curas tercermundistas piden al Episcopado que entregue sus archivos de la dictadura



El Grupo de Curas en Opción por los Pobres exigió que la jerarquía eclesiástica divulgue la información, con el fin de ayudar a "esclarecer delitos". "El silencio episcopal sobre el tema no hace más que reforzar la idea de encubrimiento."











Por: 


En la semana en la que se conmemora el 40º aniversario del asesinato del sacerdote Carlos Mugica, el Grupo de Curas en Opción por los Pobres solicitó al Episcopado que entregue "sin demora los archivos eclesiásticos que guarden información" sobre la última dictadura cívico-militar. El pedido lo realizó en un comunicado que difundió la organización a propósito de la cobertura que la Iglesia Católica le habría brindado al padre Aldo Vara, el religioso de Bahía Blanca imputado por delitos de lesa humanidad que vivió en Paraguay prófugo de la justicia y fue capturado por Interpol, el 28 de abril pasado.
El sacerdote, ex capellán del Ejército durante el terrorismo de Estado, era buscado por la justicia hacía ocho meses y fue detenido en Ciudad del Este. La principal hipótesis de los investigadores es que Guillermo Garlatti, arzobispo de Bahía Blanca denunciado por encubrimiento por la Unidad Fiscal de Derechos Humanos local, le habría pagado la jubilación a Vara a través de un apoderado, el empresario inmobiliario Leopoldo Bochile, quien todos los meses habría cobrado el dinero en la sede del Arzobispado. "El silencio episcopal sobre el tema no hace más que reforzar la idea de encubrimiento de un imputado en un delito de lesa humanidad, sospecha de la que el episcopado argentino no ha podido despegarse", aseguraron los curas tercermundistas, en la declaración que dieron a conocer el miércoles.
"Por otra parte –continuó el Grupo de Curas en la Opción por los Pobres– debería ser una exigencia ineludible para los obispos argentinos y para toda la Iglesia entregar sin demora los archivos eclesiásticos que guarden información importante para esclarecer delitos tan graves que han ocasionado –y ocasionan todavía– grandes perjuicios y sufrimientos que sólo la verdad, la memoria y la justicia podrán esclarecer". 
"Una urgente intervención del episcopado en esta situación (por el caso Vara) y una firme decisión de abrir los archivos de la Iglesia ayudaría a que el Pueblo de Dios crea realmente que las últimas declaraciones episcopales dicen la verdad y no son sólo palabras de ocasión", señalaron. Ayer, la Conferencia Episcopal –jerarquía eclesiástica nacional– emitió un documento en el que sostuvo que la "Argentina está enferma de violencia" y que "los hechos delictivos no solamente han aumentado en cantidad sino también en agresividad" (ver página 10). Pero nada dijo de los requerimientos de sus pares "villeros" sobre una de las épocas más sangrientas de la historia nacional. Los archivos de la Iglesia podrían atesorar información importante para las causas de lesa humanidad. 
Ocurre que Vara no era el único cura prófugo de la justicia. En la página de Interpol también se puede encontrar la fotografía del sacerdote ítalo-argentino Franco Reverberi Boschi, acusado por crímenes de lesa humanidad. Reverberi Boschi, ex capellán auxiliar del Escuadrón de Exploración de Montaña VIII de San Rafael, en Mendoza, vive en Parma, Italia, al amparo de su doble nacionalidad, escudo que utiliza para evitar su extradición. El 6 de agosto de 2013, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos le solicitó al Papa Francisco que "interceda" en virtud "de su autoridad canónica" para que el ex capellán "se allane al proceso judicial" que se desarrolla en la Argentina. Pero no obtuvieron respuestas positivas: la nunciatura apostólica nacional –que representa al Santo Padre en el país– respondió que Reverberi Boschi se presentó voluntariamente a la justicia italiana, que es la que debe resolver su proceso de extradición.
Algunos de los curas mencionados en causas de lesa humanidad, cuyo rol, quizás, podría ser aclarado por los documentos eclesiásticos, son: el ex capellán de la Policía de Rosario, Eugenio Zitelli, que fue procesado el 20 de marzo de 2012; Miguel Regueiro, ex capellán militar del Batallón de Ingenieros de San Nicolás, procesado en 2007; y José Mijalchyk, quien el 13 de diciembre de 2013, en el marco de la megacausa "Arsenales II-Jefatura II", fue absuelto por falta de méritos. La fiscalía había solicitado para él una pena de 15 años de cárcel. El caso emblemático de la complicidad religiosa con la represión es el del cura Christian Von Wernich, ex capellán de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, y único sacerdote condenado por delitos contra la humanidad. Aquella bendición judicial ocurrió en octubre de 2007. 
Por tal motivo, el Grupo de Curas en Opción por los Pobres concluyó en su declaración: "Somos sacerdotes de diversas comunidades del país que vemos en los gestos y palabras del P. Carlos Mugica, cruelmente asesinado hace 40 años, una señal oportuna para la Iglesia de hoy del necesario compromiso con las víctimas de la pobreza, la injusticia y el terrorismo de Estado." Pero la Conferencia Episcopal no se hizo eco de esos reclamos. Respecto al pasado, prefirió el silencio. Una vez más. «


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miércoles, 11 de junio de 2014

AQUEL FUEGO (narrativa)


"...y enciende en ellos el fuego de tu amor".




Aquel Fuego / narrativa.


A mi madre.



Estábamos perdidos en el miedo y el dolor. No sabíamos bien qué hacer, dudábamos y al mismo tiempo, nos manteníamos en la esperanza. Nos encerramos juntos con frustración y congoja, no sabiendo en aquél enmarañado laberinto de cruces indefinidas, de desconcierto y desazón, qué debíamos hacer y cómo seguiríamos... Aquellos días nos dimos consuelo todos. Apesadumbrados, olvidados en la ignorancia del presente y del mañana, ya no importaba el devenir de las horas ni de los minutos tan insignificantes como nosotros mismos. Comíamos sin comer, dormíamos sin dormir, moríamos sin morir. La angustia era una continua visión: una gigantesca cumbre montañosa que aparecía en cada instante infranqueable, cada vez más encumbrada... La crisis nos absorbió, nos masticaba los horizontes, nos ponía la cabeza en el tronco de la sentencia y vimos el cegador filo de su espada una y otra vez. La sangre corría de arteria en arteria, de vena en vena, sin piedad del sumiso esclavo que la impulsaba. Nos mirábamos unos a otros sentados en la mesa, aquella que ya se había hartado de nuestras oraciones, que tenia grabada implacable nuestro temor, hundido en la madera con esa minúscula forma que las uñas con sudor dejan como huella de las tortuosas horas indecibles; sin emitir palabra alguna, palabra incierta, palabra vana, palabra que no valía la pena decir de penosa que era. Apartados, clandestinos, perseguidos... Aquel en quien creímos y amamos, había sido crucificado como un asesino más entre asesinos y ladrones: Ese era nuestro Señor...

Estuvimos con su madre, en ese silencio sereno que a pesar de los padecimientos, la espantosa cruz y el hijo desnudo clavado en ella, solo trasmiten quienes atravesados por el dolor-no sabemos cómo, a pesar de ello o por ello-vuelven sus ojos a los nuestros llenos de ese mismo sufrimiento, pero sin resignación, trastocados en esa fortaleza nacida de ese mismo amor y que irrefrenablemente se infunde generoso, sin fronteras de a quienes llegará. 

Con qué paciencia sencilla de quienes ya arden por dentro con el fuego de desiertos caminados, ella,  soportó esos días a nuestro lado, ayudando con las demás mujeres, unida siempre a nuestra invocación... Cómo su presencia evidenciaba el recuerdo de Aquel que ya no veíamos, y sin embargo, en ella lo volvíamos a descubrir.

Sin mediar aviso alguno, El vino una tarde. Las ventanas se abrieron de par en par: nuestras ventanas. Se hizo añicos la pesadumbre, la cobardía, la turbación en el mismo momento que sentimos su Presencia. Cayó sobre cada uno de nosotros como un tizón encendido, como un rayo de Fuego y Luz... Salimos a la puerta decididos, llenos de valor y enardecidos, solo queríamos gritar su Nombre. Inexplicablemente empujados por su energía incontenible y arrolladora, nos lanzamos a ofrendar el Evangelio del Señor a todos,  sin mediar consecuencias de ningún tipo. Algunos de los nuestros pagaron con cárcel y sangre esa osadía. No importó más nada, invadidos efusiva y entrañablemente (hasta nuestras entrañas para ser precisos), conquistados por aquella Fuerza única de una potencia activa que no cesaba de quemarnos por dentro, dimos testimonio de nuestra fe. La gente nos escuchaba y nos entendían todos, aún los extranjeros. Las lenguas y los idiomas se doblegaban ante el Espíritu que "traducía" continuamente toda palabra en La Palabra, en una única expresión para todas las gentes: la del Amor. Y  no solo nos entendían, se integraban y crecíamos. Emborrachados de un misterio que enceguece por su infinita Luz, nosotros los amigos del Señor, sus discípulos, nosotros los pescadores y campesinos, abandonamos otra vez todo, renunciamos a ser solo nombres, renunciamos a ser solo Juan, Simón Pedro, Santiago, Andrés, Felipe, Bartolomé, Tomás, Esteban y otros tantos más. Ahora, llenos de Aquel Fuego, éramos Iglesia que camina. Una Iglesia con Fe caminante, misionera,  eso empezamos a ser.

Aquel Fuego en la media tarde de esa casita sencilla, con puerta gastada y ventanas pequeñas, Aquel Visitante  anunciado y oportuno en la más profunda turbulencia de nuestra prueba, Aquella Llama abrasadora e inflamante que nos tocó, fue suficiente para hacernos arder definitivamente.  Yo, uno de aquellos ese día, lo sé y lo afirmo. 

Desde allí, con el Espíritu en nosotros, ya no nos hizo falta nada más.



Raúl Olivares.
Todos los derechos reservados.




martes, 10 de junio de 2014

PENTECOSTÉS: EL ESPÍRITU ARDE Y NOS HACE IGLESIA





Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería. Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.
Enormemente sorprendidos, preguntaban: «¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.»


Hechos de los Apóstoles 2,1-11.-





La Iglesia no es una sociedad como cualquiera; no nace porque los apóstoles hayan sido afines; ni porque hayan convivido juntos por tres años; ni siquiera por su deseo de continuar la obra de Jesús. Lo que hace y constituye como Iglesia a todos aquellos que "estaban juntos en el mismo lugar" (Hch 2,1), es que "todos quedaron llenos del Espíritu Santo" (Hch 2,4).




 


Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía Señor, tu Espíritu y todo será creado y se renovará la faz de la tierra. 

¡Oh, Dios, que has instruido los corazones de tus fieles con la luz de tu Espíritu Santo!, concédenos que sintamos rectamente con el mismo Espíritu y gocemos siempre de su divino consuelo. 

Por Jesucristo, Nuestro Señor. AMÉN.








PENTECOSTÉS: NACE LA IGLESIA PARA DAR TESTIMONIO DE JESÚS





¿Qué es Pentecostés?

Una festividad cristiana que data del siglo primero y estaba muy estrechamente relacionada con la Pascua.

¿Qué es Pentecostés?

Originalmente se denominaba “fiesta de las semanas” y tenía lugar siete semanas después de la fiesta de los primeros frutos (Lv 23 15-21; Dt 169). Siete semanas son cincuenta días; de ahí el nombre de Pentecostés (= cincuenta) que recibió más tarde. Según Ex 34 22 se celebraba al término de la cosecha de la cebada y antes de comenzar la del trigo; era una fiesta movible pues dependía de cuándo llegaba cada año la cosecha a su sazón, pero tendría lugar casi siempre durante el mes judío de Siván, equivalente a nuestro Mayo/Junio. En su origen tenía un sentido fundamental de acción de gracias por la cosecha recogida, pero pronto se le añadió un sentido histórico: se celebraba en esta fiesta el hecho de la alianza y el don de la ley.

En el marco de esta fiesta judía, el libro de los Hechos coloca la efusión del Espíritu Santo sobre los apóstoles (Hch 2 1.4). A partir de este acontecimiento, Pentecostés se convierte también en fiesta cristiana de primera categoría (Hch 20 16; 1 Cor 168).

PENTECOSTÉS, algo más que la venida del Espíritu...


La fiesta de Pentecostés es uno de los Domingos más importantes del año, después de la Pascua. En el Antiguo Testamento era la fiesta de la cosecha y, posteriormente, los israelitas, la unieron a la Alianza en el Monte Sinaí, cincuenta días después de la salida de Egipto.

Aunque durante mucho tiempo, debido a su importancia, esta fiesta fue llamada por el pueblo segunda Pascua, la liturgia actual de la Iglesia, si bien la mantiene como máxima solemnidad después de la festividad de Pascua, no pretende hacer un paralelo entre ambas, muy por el contrario, busca formar una unidad en donde se destaque Pentecostés como la conclusión de la cincuentena pascual. Vale decir como una fiesta de plenitud y no de inicio. Por lo tanto no podemos desvincularla de la Madre de todas las fiestas que es la Pascua.

En este sentido, Pentecostés, no es una fiesta autónoma y no puede quedar sólo como la fiesta en honor al Espíritu Santo. Aunque lamentablemente, hoy en día, son muchísimos los fieles que aún tienen esta visión parcial, lo que lleva a empobrecer su contenido.

Hay que insistir que, la fiesta de Pentecostés, es el segundo domingo más importante del año litúrgico en donde los cristianos tenemos la oportunidad de vivir intensamente la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo.

Es bueno tener presente, entonces, que todo el tiempo de Pascua es, también, tiempo del Espíritu Santo, Espíritu que es fruto de la Pascua, que estuvo en el nacimiento de la Iglesia y que, además, siempre estará presente entre nosotros, inspirando nuestra vida, renovando nuestro interior e impulsándonos a ser testigos en medio de la realidad que nos corresponde vivir.




Origen de la fiesta


Los judíos celebraban una fiesta para dar gracias por las cosechas, 50 días después de la pascua. De ahí viene el nombre de Pentecostés. Luego, el sentido de la celebración cambió por el dar gracias por la Ley entregada a Moisés.

En esta fiesta recordaban el día en que Moisés subió al Monte Sinaí y recibió las tablas de la Ley y le enseñó al pueblo de Israel lo que Dios quería de ellos. Celebraban así, la alianza del Antiguo Testamento que el pueblo estableció con Dios: ellos se comprometieron a vivir según sus mandamientos y Dios se comprometió a estar con ellos siempre.

La gente venía de muchos lugares al Templo de Jerusalén, a celebrar la fiesta de Pentecostés.

En el marco de esta fiesta judía es donde surge nuestra fiesta cristiana de Pentecostés.


La Promesa del Espíritu Santo


Durante la Última Cena, Jesús les promete a sus apóstoles: “Mi Padre os dará otro Abogado, que estará con vosotros para siempre: el espíritu de Verdad” (San Juan 14, 16-17).

Más adelante les dice: “Les he dicho estas cosas mientras estoy con ustedes; pero el Abogado, El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése les enseñará todo y traerá a la memoria todo lo que yo les he dicho.” (San Juan 14, 25-26).

Al terminar la cena, les vuelve a hacer la misma promesa: “Les conviene que yo me vaya, pues al irme vendrá el Abogado,... muchas cosas tengo todavía que decirles, pero no se las diré ahora. Cuando venga Aquél, el Espíritu de Verdad, os guiará hasta la verdad completa,... y os comunicará las cosas que están por venir” (San Juan 16, 7-14). 

En el calendario del Año Litúrgico, después de la fiesta de la Ascensión, a los cincuenta días de la Resurrección de Jesús, celebramos la fiesta de Pentecostés. 



Explicación de la fiesta:


Después de la Ascensión de Jesús, se encontraban reunidos los apóstoles con la Madre de Jesús. Era el día de la fiesta de Pentecostés. Tenían miedo de salir a predicar. Repentinamente, se escuchó un fuerte viento y pequeñas lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos. 

Quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas desconocidas.

En esos días, había muchos extranjeros y visitantes en Jerusalén, que venían de todas partes del mundo a celebrar la fiesta de Pentecostés judía. Cada uno oía hablar a los apóstoles en su propio idioma y entendían a la perfección lo que ellos hablaban.

Todos ellos, desde ese día, ya no tuvieron miedo y salieron a predicar a todo el mundo las enseñanzas de Jesús. El Espíritu Santo les dio fuerzas para la gran misión que tenían que cumplir: Llevar la palabra de Jesús a todas las naciones, y bautizar a todos los hombres en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Es este día cuando comenzó a existir la Iglesia como tal. 



¿Quién es el Espírtu Santo?


El Espíritu Santo es Dios, es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia nos enseña que el Espíritu Santo es el amor que existe entre el Padre y el Hijo. Este amor es tan grande y tan perfecto que forma una tercera persona. El Espíritu Santo llena nuestras almas en el Bautismo y después, de manera perfecta, en la Confirmación. Con el amor divino de Dios dentro de nosotros, somos capaces de amar a Dios y al prójimo. El Espíritu Santo nos ayuda a cumplir nuestro compromiso de vida con Jesús.



"HE VENIDO A TRAER EL FUEGO" / "RECIBAN EL ESPÍRITU SANTO"






Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.»

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»



Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»





Juan 20,19-23