martes, 22 de noviembre de 2016

ENSANCHAR LAS FRONTERAS Por Washington Uranga




OPINIÓN

Ensanchar las fronteras






En una entrevista concedida la semana anterior a periodistas del diario italiano Avvenire el papa Jorge Bergoglio aseguró que “no me quita el sueño” las críticas que recibe de los ultraconservadores porque “yo sigo el camino de los que me han precedido, sigo el Concilio”. Y ayer Francisco dio un nuevo paso en el mismo sentido –que sin duda le acarreará nuevos reproches conservadores– al autorizar a todos los sacerdotes a perdonar el aborto, algo hasta ahora privativo de los obispos. Lo que desde fuera de la Iglesia Católica puede resultar un decisión intrascendente, significa un cambio significativo de la actitud por parte de la autoridad eclesiástica. Si bien Bergoglio se mantiene en la posición ortodoxa respecto de la doctrina (insiste en el aborto como “pecado”) afirma también que la “misericordia” está por encima de toda norma y no hay nada que pueda impedir la reconciliación con Dios y con la comunidad. Para Francisco –y esto es lo que más crispa a los conservadores– la “ley” y el “precepto” pasan a segundo plano cuando se trata de la cuestión humana porque “quedarse solamente en la ley equivale a banalizar la fe y la misericordia divina”.

Bergoglio sabe que estas decisiones, que asume a título personal por su condición de pontífice pero con las que cree interpretar a buena parte del episcopado y de la comunidad católica, irrita a los grupos más conservadores que ya no están dispuestos a seguir soportando sus decisiones y que festejarían cualquier circunstancia que obligue al argentino a alejarse de su condición de pontífice. El primer paso ha sido –por parte de algunos– desconocerle el derecho de adoptar las medidas que Francisco sigue tomando. En ese contexto, lo dispuesto ayer sobre el tema del aborto puede ser leído por los conservadores como una nueva “provocación” del papa. Bergoglio ha dicho que estas críticas lo tienen sin cuidado. Quienes suelen conversar con él aseguran que está convencido de que los pasos que está dando son en cumplimiento de una misión que Dios le ha confiado al frente de la Iglesia.

Al margen de las disputas internas las medidas adoptadas por Bergoglio apuntan a seguir ensanchando las fronteras de la Iglesia Católica, dejando de lado las intransigencias de la normatividad para ingresar por el camino del diálogo y la consideración de los problemas y de las situaciones problemáticas que enfrentan los seres humanos. Para ello eligió la senda amplia de la “misericordia”, tema central del año jubilar que acaba de concluir. Con ello no necesita contradecir la doctrina, mientas flexibiliza los preceptos en atención a la comprensión de los problemas y las situaciones particulares. Y esto sirve tanto para intentar atraer a los católicos que tomaron distancia de la Iglesia por diversas razones, como también para persuadir a los que siempre estuvieron por fuera, aunque el papa sostenga que la Iglesia no es un equipo de futbol que “necesita hinchada”. En todo caso para dialogar con el conjunto de la sociedad, Bergoglio continúa insistiendo con su mensaje político y social. Ayer pidió que la lucha por la justicia y por la vida “no sean solo palabras bonitas” sino que se conviertan en un compromiso concreto.




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lunes, 7 de noviembre de 2016

FRANCISCO PIDIÓ "QUE SE RESPETE LA CONDICIÓN HUMANA EN LAS CÁRCELES"


“Cada vez que entro en una cárcel me pregunto por qué ellos y yo no. Todos tenemos la posibilidad de equivocarnos”...



Francisco dio una misa frente a 1000 presos de doce países. / EFE




Francisco pidió “que se respete la condición humana en las cárceles”





Mensaje desde la Plaza de San Pedro

El Papa también se refirió a “la poca confianza en la rehabilitación”. Lo hizo durante el “Jubileo de la Misericordia”.



Durante el rezo del Angelus en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco reclamó“una justicia penal que no sea exclusivamente punitiva”. Además, llamó a las autoridades a llevar a cabo “un acto de clemencia” para que algunos reos puedan ser reinsertados en la sociedad.

“Someto a la consideración de las autoridades civiles competentes la posibilidad de cumplir, en este Año Santo de la Misericordia, un acto de clemencia hacia aquellos presos que sean considerados idóneos para gozar de esa medida”, dijo tras el Angelus.

Antes, el Sumo Pontífice había celebrado una misa ante unos 1.000 presos de 12 países. “Hoy celebramos el Jubileo de la Misericordia para ustedes y con ustedes, nuestros hermanos y hermanas que están encarcelados”, dijo . Añadió que aunque quien viola la ley debe sufrir un castigo, “nunca se debe perder la esperanza”.


Vatican City (Vatican City State (holy See)), 06/11/2016.- Pope Francis during the Sunday Angelus prayer in St Peters square, Vatican City, 06 November 2016. According to the Vatican, a large number of prisoners and their families were attending the Mass for the Jubilee of Prisoners and a special reception after the mass. (Papa) EFE/EPA/GIUSEPPE LAMI

El Papa también destacó: “A veces, una cierta hipocresía empuja a ver en ustedes sólo personas que se equivocaron y para las cuales el único camino es la de la prisión”. Y siguió: “No se piensa en la posibilidad de cambiar de vida, hay poca confianza en la rehabilitación. Pero de este modo se olvida que todos somos pecadores y a menudo somos también prisioneros sin darnos cuenta”.

En un tuit posterior, Francisco recordó que “ninguna celda está tan aislada para poder excluir al Señor: su amor llega por doquier. Rezo para que cada uno abra el corazón a este amor”.


Ninguna celda está tan aislada como para excluir al Señor: su amor llega a todas partes. Rezo para que todos abran el corazón a este amor.


La segunda jornada de este Jubileo dedicado a los reclusos comenzó la mañana de hoy con una misa en la Basílica de San Pedro del Vaticano.

El Pontífice también realizó un llamamiento “a favor de las condiciones de vida en las cárceles, para que se respete plenamente la dignidad humana de los detenidos”.

Con este acto, uno de los últimos del Año Santo Extraordinario, que finalizará el 20 de noviembre, el Papa ha expresado su preocupación por una realidad que le preocupa, la que se vive en las prisiones de todo el mundo.


Muestra de ello fue la confesión que hizo durante su homilía en la misa: “Cada vez que entro en una cárcel me pregunto por qué ellos y yo no. Todos tenemos la posibilidad de equivocarnos”, reflexionó”.

En otro pasaje, Francisco le dijo a los presos que “la historia pasada, aunque lo quisiéramos, no puede ser escrita de nuevo. Pero la historia que inicia hoy, y que mira al futuro, está todavía sin escribir (…) Aprendiendo de los errores del pasado, se puede abrir un nuevo capítulo de la vida”.


No obstante, llamó a los detenidos a no perder la esperanza, que puede “iluminar con su luz el presente, muchas veces turbado y ofuscado por tantas situaciones que conllevan tristeza y dolor”.

“Personas que han padecido violencias y abusos en sí mismas o en sus seres queridos o en sus bienes. Solo la fuerza de Dios, la misericordia, puede curar ciertas heridas”, sostuvo.







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jueves, 27 de octubre de 2016

IGLESIA Y DICTADURA: LA VERDAD SIGUE SIN APARECER Por Gloria Pagés



Fotografía:DyN/ALBERTO RAGGIO



LESA HUMANIDAD


Iglesia y dictadura: la verdad sigue sin aparecer

La noticia se conoció ayer en horas de la mañana. Sin embargo, los tan anunciados archivos son en su mayoría cartas de familiares a miembros de la Iglesia. La documentación del Vicariato Castrense seguirá en penumbras.





  Gloria Pagés  
Hermana de desaparecidos | CeProDH




El material desclasificado perteneciente al período de la última dictadura cívico militar argentina, se encuentra en los archivos del Episcopado argentino, la Secretaría de Estado de la Santa Sede y de la Nunciatura Apostólica en Buenos Aires. Ese material ha sido digitalizado y organizado.

Desde la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) anunciaron que el material se pondrá a disposición, en la medida que lo soliciten, de “víctimas y familiares directos de los desaparecidos y detenidos y, en el caso de religiosos o eclesiásticos, también de sus superiores mayores”.

Durante la conferencia de prensa, se señaló que ese proceso de organización y digitalización se llevó a cabo “en conformidad con las decisiones e indicaciones del Santo Padre” y a su vez indicaron que “este trabajo se ha desarrollado teniendo como premisa el servicio a la verdad, a la justicia y a la paz, continuando con el diálogo abierto a la cultura del encuentro en el pueblo argentino”. También se insistió en que la apertura de los archivos eclesiásticos de la última dictadura militar servirá para la búsqueda de la verdad, la justicia y la reconciliación de los argentinos, y destacaron que, al conocerse a fondo el contenido de los documentos, la presencia de la Iglesia “va a aparecer con más luces que sombras”.

En el evento estuvieron presentes el presidente de la CEA, monseñor José María Arancedo (arzobispo de Santa Fe); el vicepresidente primero de la CEA, cardenal Mario Aurelio Poli (arzobispo de Buenos Aires) y el secretario general de la CEA, monseñor Carlos Humberto Malfa (obispo de Chascomús).

Chiste de mal gusto

El intento de lavarle la cara a una institución como la Iglesia Católica, cuya cúpula bendijo a los genocidas y su atroz accionar, abriendo presuntos archivos, se muestra con crudeza a la hora de especificar de qué consta el material que se hará público a familiares y sobrevivientes. Monseñor Arancedo especificó que se trata de unas 3.000 piezas, “en su mayoría cartas, algunas con las respuestas a la persona que pide” por sus familiares, e indicó que hay “un poco más” en la Secretaría de Estado del Vaticano.

La ilusión de conocer la verdad tiene aquí un duro revés para los que de alguna manera pudieron sentirse esperanzados: ¡se trata de copias de las cartas que las familias enviaban reclamando algo de misericordia en los hombres de la Iglesia! Nada que las familias de desaparecidos no conozcamos, como conocemos también los interminables pasillos recorridos para tener por toda respuesta, en el mejor y más optimista de los casos, una incumplida promesa de alguna gestión por nuestros familiares.

El segundo golpe que recibimos es que los archivos del Vicariato Castrense no se abren.

Quizás sea por eso que en la conferencia de prensa señalaron que “no tenemos miedo a los archivos, la verdad siempre ilumina, aunque duela”. Siguiendo con las metáforas lumínicas, Arancedo se animó a decir que “la presencia de la Iglesia va a aparecer con más luces que sombras”, mientras protestaba porque le parecía “fuerte” hablar de “complicidad” al detallar la relación entre la cúpula de la Iglesia y la dictadura.

La jerarquía eclesiástica fue parte de la dictadura: “cómplice” es poco. Empezando por los cardenales Juan Carlos Aramburu, arzobispo de Buenos Aires y Raúl Primatesta, arzobispo de Córdoba y Adolfo Servando Tortolo, presidente de la Conferencia Episcopal, Arzobispo de Paraná y vicario general castrense, adhirieron abiertamente a la “cruzada anticomunista” de la dictadura que se autodenominaba “occidental y cristiana”. Después del golpe, Tortolo bendecía a la Junta genocida y advertía que “los principios que rigen la conducta del general (Jorge) Videla son los de la moral cristiana”.

Sobrevivientes de centros clandestinos de Entre Ríos relataron que el mismo Tortolo recibió a personas secuestradas en su residencia, las visitó en cautiverio, vio cuerpos deshechos por la tortura y predicó el “por algo será”. Horas después esas personas desaparecieron para siempre. Tortolo murió impune en 1986.

Estos casos no son aislados como quieren hacer creer los actuales dirigentes de la Iglesia Católica.

No es casual tampoco que los archivos del Vicariato Castrense permanezcan bajo siete llaves. El caso del siniestro capellán mayor de las Fuerzas Armadas, Emilio Graselli, ayudante de Tortolo, que daba misa en la ESMA, y fue denunciado por Alejandrina Barry, integrante del CeProDH como uno de los que presenció las sesiones de tortura a su tío Enrique. El caso es parte de las denuncias de la Conadep y son conocidos los testimonios que dan cuenta de que confeccionaba fichas sobre los desaparecidos, como responsable de la parroquia castrense Nuestra Señora de Luján, en Palermo.

Francisco, el Papa y la verdad

Si algo sobra en esta materia, son ejemplos. Christian Von Wernich, que condenado por 34 secuestros, 37 casos de tortura y siete homicidios calificados siguió dando misa y nunca fue expulsado de la Iglesia; Victorio Bonamin, que también murió impune, cuyo diario personal fue convertido en libro por Lucas Bilbao y Ariel Lede, es un minucioso relato de cómo actuó al servicio de la dictadura.

Mención aparte merecen los curas del Operativo Independencia, se habla de 43, cuya participación se expuso con detalle durante el juicio por la Megacausa en Tucumán.

Claro está que hubo excepciones, que pagaron con su vida no haber sido parte de la siniestra maquinaria genocida.

El rol de Bergoglio, por cuya orden se ha desclasificado el material en poder del Vaticano y de la Iglesia argentina, no brinda mucha luz. Las denuncias que implican al actual Papa como facilitador o al menos conocedor del secuestro de los jesuitas Yorio y Jalics son abundantes. Myriam Bregman y Luis Zamora denunciaron la reticencia de Bergoglio a hablar del tema, reticencia que consideraron una falta a la verdad, durante una extensa declaración en el marco del juicio por los crímenes cometidos en la ESMA, citado por el Tribunal Oral nro 5 en 2010, cuando era Arzobispo de la Curia Metropolitana.

Las duras denuncias de Estela de La Cuadra, tía de Ana Libertad, nieta recuperada por las Abuelas de Plaza de Mayo sobre la complicidad del papa Francisco con la dictadura y particularmente con la apropiación ilegal y el robo de la identidad de su sobrina en 1977 todavía no se han juzgado.

En los archivos que la Iglesia ha desclasificado, nada de esto aparecerá. Por eso, el reclamo histórico de sobrevivientes, familiares y organismos de derechos humanos sigue vigente, porque, en primer lugar, el Vicariato Castrense sigue amparada por la impunidad, y la gran mayoría de los miembros de la Iglesia Católica que colaboraron con el genocidio sigue impune.

No confiamos en la “luz” que ofrece monseñor Arancedo. Queremos verdad, justicia y castigo a los responsables.




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