martes, 23 de abril de 2013

SAN ROMERO DE AMÉRICA: FRANCISCO DESBLOQUEA LA BEATIFICACIÓN DE MONS. ROMERO



monsenor


Se trata del arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero, muy popular en América Latina luego de su muerte y llamado "la voz de los sin voz", asesinado el 24 de marzo de 1980 por paramilitares derechistas.



EL SALVADOR

El papa Francisco desbloqueó la beatificación de monseñor Romero



"La causa de beatificación se desbloqueó", anunció el postulante de la causa, monseñor Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo de la Familia, según reportó la agencia Ansa, tras reunirse el sábado con el pontífice, por lo que los medios italianos dedujeron que la decisión de seguir adelante con esa causa salió de ese encuentro.


Romero, que solía pronunciar encendidos discursos en favor de los pobres y contra la violencia de la dictadura salvadoreña, fue asesinado mientras daba misa en la capilla del Hospital Divina Providencia de la capital salvadoreña.

Su homicidio se produjo días después de decir en otra misa: “Soldado: una ley inmoral nadie tiene que cumplirla. En nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más, les suplico, les ruego, les ordeno, en nombre de dios: ¡cese la represión!”.

En 1994, dos años después de firmarse la paz con que concluyó la guerra civil en este país centroamericano que dejó un saldo de 75.000 muertos o desaparecidos, el sucesor en la arquidiócesis de San Salvador, Arturo Rivera y Damas, inició su proceso de beatificación.

En el año 2000 la Congregación para la Doctrina de la Fe comenzó en el Vaticano el estudio de todos los discursos de Romero. En 2005 monseñor Paglia aseguró públicamente que “Romero no era un obispo revolucionario, sino un hombre de la Iglesia, del Evangelio y de los pobres”.

Sin embargo, la beatificación de monseñor Romero permaneció bloqueada hasta este anuncio del obispo Paglia.

Católicos contestatarios citados por el portal Terra, como el obispo francés Jacques Gaillot y el teólogo suizo Hans Küng deploraban desde hace años que el proceso de beatificación de Romero, abierto en 1996, hubiera sido, según ellos, "bloqueado".

Juan Pablo II y Benedicto XVI desaprobaron siempre los excesos de la Teología de la Liberación, un desvío peligroso, según ellos, del cristianismo hacia la lucha de clases preconizada por el marxismo.

Monseñor Romero, antes de su muerte, habría sufrido la falta de apoyo de Juan Pablo II, sintiendo que éste lo había "abandonado", afirmó en 2011 el teólogo italiano Giovanni Franzoni.

Por eso, la autorización dada por el papa Francisco es entendido como una fuerte señal para todo un sector del clero latinoamericano que, sin estar comprometido con las posiciones más radicales de la Teología de la Liberación, ha actuado en favor de los más pobres, a veces corriendo grandes riesgos.

Monseñor Romero era un obispo moderado, pero bastante cercano a las corrientes de la Teología de la Liberación. Había denunciado el hecho de que los campesinos salvadoreños autorizados a tomar posesión de las tierras gracias a la reforma agraria hubiesen tenido que enfrentarse a gente armada, y puso a disposición de ellos la radio de su diócesis.

El sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, fundador de la Teología de la Liberación, fue una de las 70.000 personas que fueron al entierro de monseñor Romero el 30 de marzo de 1980 y se salvó de los francotiradores que provocaron una masacre: más de 40 muertos y miles de heridos.

Por otra parte, meses después de asumir el gobierno de El Salvador, Mauricio Funes, candidato del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) -la guerrilla de ese país que llevó adelante el conflicto armado hasta 1992, transformada luego en partido político-, pidió perdón por la responsabilidad estatal en el asesinato de monseñor Romero.

A 30 años del homicidio del obispo, el 24 de marzo de 2010, Funes reconoció que los asesinos "actuaron bajo la cobertura o participación de agentes estatales", pese a que la amnistía a esos crímenes establecida en 1992, aún deja impune, entre muchas otras, la muerte de Romero.


"Los asesinos actuaron bajo la cobertura

 o participación de agentes estatales"

Mauricio Funes



El mandatario, el primero de izquierda en la historia de El Salvador, reconoció que Romero “fue víctima de la violencia ilegal que perpetró un escuadrón de la muerte”.

“Este tipo de grupos armados ilegales ejercieron el terror de manera generalizada entre la población civil durante aquellos años aciagos, dejando tras de sí miles de víctimas. Dichos escuadrones de la muerte lamentablemente actuaron bajo la cobertura, colaboración, aquiescencia o participación de agentes estatales”, añadió.

Según la Comisión de la Verdad que investigó los crímenes durante la guerra civil salvadoreña (1980-1992), “existe plena evidencia” de la participación del ya fallecido militar Roberto D’Aubuisson, fundador de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) partido que gobernó el país entre 1989 y junio de 2009, y que el FMLN volverá a enfrentar en las próximas elecciones presidenciales del 2 de febrero de 2014.







viernes, 12 de abril de 2013

FRANCISCO SE DESNUDA PARA CUBRIR LA DESNUDEZ DEL PAPA por Leonardo Boff






2013-04-12

Francisco se desnuda para cubrir la desnudez del Papa


Saben los historiadores que el Papa del tiempo de san Francisco, Inocencio III (1198-1216), llevó el papado a un apogeo y esplendor como nunca lo había habido antes ni lo habrá después. Hábil político, consiguió que todos los reyes, emperadores y señores feudales, con algunas excepciones, fuesen sus vasallos. Bajo su regencia estaban los dos poderes supremos: el Imperio y el Sacerdocio. Ser sucesor del pescador Pedro era poco para él. Se declaró «representante de Cristo», pero no del Cristo pobre, que andaba por los polvorientos caminos de Palestina, profeta peregrino, anunciador de una radical utopía, la del Reino del amor incondicional al prójimo y a Dios, de la justicia universal, de la fraternidad sin fronteras y de la compasión sin límites. Su Cristo era el Pantocrator, el Señor del Universo, cabeza de la Iglesia y del Cosmos.

Esta visión favoreció la construcción de una Iglesia monárquica, poderosa y rica pero absolutamente secularizada, contraria a todo lo que es evangélico. Tal realidad sólo podía provocar una reacción contraria entre el pueblo. Surgieron los movimientos pauperistas, de laicos ricos que se hacían pobres. Predicaban por su cuenta el evangelio en la lengua popular: el evangelio de la pobreza contra el fasto de las cortes, de la sencillez radical contra la sofisticación de los palacios, la adoración al Cristo de Belén y de la Crucifixión contra la exaltación de Cristo Rey todo poderoso. Eran los valdenses, los pobres de Lyon, los seguidores de Francisco, de Domingo y de los siete Siervos de María de Florencia, nobles que se hicieron mendicantes.

A pesar de este fasto, Inocencio III fue sensible a Francisco y a los doce compañeros que lo visitaron, desharrapados, en su palacio de Roma, para pedirle permiso para vivir según el evangelio. Conmovido y con remordimientos, el Papa les concedió un permiso oral. Corría el año 1209. Francisco no olvidaría este gesto generoso.

Pero la historia da sus vueltas. Lo que es verdadero e imperativo, llegado su momento de maduración, se revela con una fuerza volcánica. Y se reveló en 1216 en Perugia adonde fue el Papa Inocencio III a uno de sus palacios.

Súbitamente el Papa muere después de 18 años de pontificado triunfante. Pronto se oyen los sonidos lúgubres del canto gregoriano provenientes de la catedral pontificia. Se entona el grave planctum super Innocentium («el llanto sobre Inocencio»).

Nada detiene a la muerte, señora de todas las vanidades, de toda la pompa, de toda gloria y de todo triunfo. El ataúd del Papa está frente al altar mayor cubierto oropeles, joyas, oro, plata y los signos del doble poder sagrado y secular. Cardenales, emperadores, príncipes, monjes y filas de fieles se suceden en la vigilia. El obispo Jacques de Vitry, llegado de Namur y nombrado después cardenal de Frascati, es quien lo cuenta.

Es medianoche. Todos se retiran apesadumbrados. Solamente la luz vacilante de las velas encendidas proyecta fantasmas en las paredes. El Papa, en otro tiempo siempre rodeado de nobles, está ahora solo con las tinieblas. Y de pronto unos ladrones entran sigilosamente en la catedral. En pocos minutos despojan el cadáver de todas las ropas preciosas, del oro, la plata y las insignias papales.

Ahí yace un cuerpo desnudo, ya casi en descomposición. Se hace realidad lo que Inocencio III dejara registrado en un famoso texto suyo sobre «la miseria de la condición humana». Ahora ella se muestra con toda la crudeza en su verdadera condición.

Un pobrecito, sucio y miserable, se había escondido en un rincón oscuro de la catedral para velar, rezar y pasar la noche junto al Papa. Se quitó la túnica rota y sucia, túnica de penitencia, y con ella cubrió las vergüenzas del cadáver ultrajado.

Siniestro destino de la riqueza, grandioso el gesto de la pobreza. La primera no lo salvó del saqueo, la segunda lo salvó de la vergüenza.

Y concluye el cardenal Jacques de Vitry: «Entré en la iglesia y me di cuenta, con plena fe, de cuán breve es la gloria engañosa de este mundo».

Aquel al que todos llamaban Poverello y Fratello nada dijo ni nada pensó. Sólo hizo. Quedó desnudo para cubrir la desnudez del Papa que un día le aprobara el modo de vida. Francisco de Asís, fuente inspiradora del Papa Francisco de Roma. 




lunes, 8 de abril de 2013

FRANCISCO: LA "PACIENCIA" DE DIOS


"...el papa Francisco destacó la “paciencia” de Dios que, subrayó, “no es impaciente como nosotros, que frecuentemente queremos todo y enseguida, también con las personas. Dios es paciente con nosotros porque nos ama, y quien ama comprende, espera, da confianza, no abandona, no corta los puentes, sabe perdonar”. Y haciendo un llamado, que ha repetido ya otras veces, a los que se han ido de la Iglesia y que son especialmente numerosos en los países desarrollados, dijo que “Dios nos espera siempre, aun cuando nos hayamos alejado, no está nunca lejos y, si volvemos, está preparado para abrazarnos”. “Sentiremos su ternura, sentiremos su abrazo y seremos también nosotros más capaces de misericordia, de paciencia, de perdón y de amor”, concluyó."




FRANCISCO ASUMIÓ EL CARGO EN TANTO JEFE DE LA IGLESIA

El nuevo obispo de Roma

En la homilía de la misa en San Juan de Letrán, el Papa destacó la “paciencia” de Dios. “Quien ama comprende, espera, da confianza, no abandona, no corta los puentes, sabe perdonar.”
 
Por Elena Llorente

Desde Roma

En una ceremonia realizada en la basílica de San Juan de Letrán, el papa Francisco asumió ayer como obispo de Roma, una función que le corresponde en tanto máximo jefe de la Iglesia Católica. Pero antes, junto al alcalde de Roma, Gianni Alemanno, Francisco descubrió una placa que rebautizó el área ubicada en torno del obelisco egipcio del 1500 a.C., situado a un costado de la iglesia, como plaza Beato Juan Pablo II. No hubo discursos ni mensajes especiales en este caso, dado que el Papa entraría pocos minutos después a San Giovanni para la misa de asunción.

San Juan de Letrán, una de las cuatro mayores basílicas de Roma, es considerada la madre de todas las iglesias de Italia y del mundo. Surgió en el siglo IV por decisión del primer emperador que legalizó el cristianismo, Constantino, en las huertas de la familias de los Lateranos. Es la sede del obispado de Roma.

Francisco dio una vuelta en el papamóvil antes de entrar a la iglesia. A sus puertas se habían congregado miles de fieles desde temprano, con la esperanza de ver al papa argentino, tal vez poder dirigirle una palabra o recibir su especial atención y bendición, como ocurre cada miércoles en la Plaza San Pedro, donde el Papa se baja del jeep, abraza y saluda a la gente, besa a los niños. Al entrar a la basílica, como exige la ceremonia de asunción, besó el crucifijo de la basílica y luego bendijo con agua bendita a sí mismo y a los que estaban a su alrededor. Poco después y emprendiendo el largo recorrido de más de cien metros hasta el altar, se detuvo con los minusválidos que, numerosos, ocupaban un lugar privilegiado y esperaban su saludo. Al comentar detalles de la preparación de la ceremonia, un periodista católico contó que alguien le había dicho al Papa que para abreviar la ceremonia se podía acortar el saludo a los enfermos. Y que Francisco habría contestado: “No me quiten los enfermos. Ellos serán mi pasaporte al Paraíso”.

El Papa fue recibido en la iglesia de San Juan oficialmente, por el obispo vicario de Roma, cardenal Agostino Vallini, quien en realidad hace el verdadero trabajo del obispo en representación del Papa. Vallini, en un breve mensaje de apertura, y hablando en nombre incluso de los católicos de la diócesis, le prometió obediencia. “Roma lo quiere al Papa –dijo Vallini en una entrevista con Radio Vaticana ayer por la mañana–. He visitado algunas parroquias últimamente y toda la gente manifestaba un gran afecto y una gran sintonía con el papa Francisco.” Y más adelante contó que muchos le pidieron que el pontífice fuera a visitar las pequeñas parroquias y que él les preguntó por qué. “Es que el papa Francisco nos ha llegado al corazón”, respondieron.

En la homilía de la misa en San Juan de Letrán, el papa Francisco destacó la “paciencia” de Dios que, subrayó, “no es impaciente como nosotros, que frecuentemente queremos todo y enseguida, también con las personas. Dios es paciente con nosotros porque nos ama, y quien ama comprende, espera, da confianza, no abandona, no corta los puentes, sabe perdonar”. Y haciendo un llamado, que ha repetido ya otras veces, a los que se han ido de la Iglesia y que son especialmente numerosos en los países desarrollados, dijo que “Dios nos espera siempre, aun cuando nos hayamos alejado, no está nunca lejos y, si volvemos, está preparado para abrazarnos”. “Sentiremos su ternura, sentiremos su abrazo y seremos también nosotros más capaces de misericordia, de paciencia, de perdón y de amor”, concluyó.

En la mañana de ayer, en ocasión de la oración del Regina Coeli (que sustituye al Angelus en el período pascual) a mediodía desde el balcón de su estudio que da a la Plaza San Pedro, el papa Francisco se había referido específicamente a la paz. “La Iglesia ha sido enviada por Cristo a hace crecer el reino del amor, a sembrar la paz en los corazones para que se afirme también en las relaciones, en la sociedad, en las instituciones”, dijo. También recordó a Juan Pablo II y los casi 100 mil fieles reunidos en la plaza estallaron en un prolongado aplauso.

Francisco ha asumido a este punto sus dos funciones principales, la de papa y la de obispo de Roma, por lo cual ahora podrá dedicarse de lleno a los nuevos nombramientos dentro del Vaticano y a las esperadas reformas de la curia vaticana y de la Iglesia en general. Su agenda prevé, entre muchas otras cosas, el 12 de mayo la consagración de sus primeros santos en la plaza de San Pedro, entre ellos la colombiana Laura de Santa Catalina de Siena y la mexicana María Guadalupe García Zavala.




viernes, 5 de abril de 2013

EL PAPA FRANCISCO: ¿INAUGURA EL TERCER MILENIO? * por Leonardo Boff



El Papa Francisco: ¿inaugura el tercer milenio?

2013-04-05



El primer milenio de cristianismo estuvo marcado por el paradigma de la comunidad. Las Iglesias tenían relativa autonomía con sus ritos propios: la ortodoxa, la copta, la ambrosiana de Milán, la mozárabe de España y otras. Veneraban sus propios mártires y confesores y tenían sus teologías, como se ve en la floreciente cristiandad del norte de África con san Agustín, san Cipriano y el laico teólogo Tertuliano. Ellas se reconocían entre si y, aunque en Roma ya se esbozaba una visión más jurídica, predominaba la presidencia en la caridad.

El segundo milenio se caracterizó por el paradigma de la Iglesia como sociedad perfecta y jerarquizada: una monarquía absoluta centrada en la figura del Papa como cabeza suprema (cefalización), dotado de poderes ilimitados y, por último, infalible cuando se declara como tal en asuntos de fe y moral. Se creó el Estado Pontificio, con ejército, con sistema financiero y legislación que incluía la pena de muerte. Se creó un cuerpo de peritos de la institución, la Curia Romana, responsable de la administración eclesiástica mundial. Esta centralización produjo la romanización de toda la cristiandad. La evangelización de América Latina, de Asia y de África se hizo dentro de un mismo proceso de conquista colonial del mundo y significó un trasplante del modelo romano, anulando prácticamente la encarnación en las culturas locales. Se oficializó la estricta separación entre el clero y los laicos. Éstos, sin ningún poder de decisión (en el primer milenio participaban en la elección de los obispos y del propio Papa), fueron jurídicamente y de hecho infantilizados y mediocrizados.

Las costumbres palaciegas de sacerdotes, obispos, cardenales y papas se afirmaron. Los títulos de poder de los emperadores romanos, comenzando por los de Papa y Sumo Pontífice, pasaron al obispo de Roma. Los cardenales, príncipes de la Iglesia, se vestían como la alta nobleza renacentista, y así ha permanecido hasta la actualidad, para escándalo de no pocos cristianos habituados a ver a Jesús pobre y hombre del pueblo, perseguido, torturado y ejecutado en la cruz.

Todo indica que este modelo de Iglesia se clausuró con la renuncia de Benedicto XVI, último Papa de este modelo monárquico, en un contexto trágico de escándalos que han afectado al núcleo de credibilidad del mensaje cristiano.

La elección del Papa Francisco, venido «del fin del mundo» como él mismo se presentó, de la periferia de la cristiandad, del Gran Sur, donde vive el 60% de los católicos, inaugurará el paradigma eclesial del Tercer Milenio: la Iglesia como vasta red de comunidades cristianas, enraizadas en las diferentes culturas, algunas más antiguas que la occidental, como la china, la india y la japonesa, las culturas tribales de África y las comunitarias de América Latina. Se encarna también en la cultura moderna de los países técnicamente avanzados, con una fe vivida también en pequeñas comunidades. Todas estas encarnaciones tienen algo en común: la urbanización de la humanidad en la cual más del 80% de la población vive en grandes conglomerados de millones y millones de personas.

En este contexto no será posible hablar de parroquias territoriales, sino de comunidades de vecindad, de edificios o de calles cercanas. Ese cristianismo tendrá como protagonistas a los laicos, animados por curas, casados o no, o por mujeres-sacerdotes y obispas ligadas más a la espiritualidad que a la administración. Las Iglesias tendrán otros rostros.

La reforma no se restringirá a la Curia Romana, en estado calamitoso, sino que se extenderá a toda la institucionalidad de la Iglesia. Tal vez solamente convocar un nuevo Concilio con representantes de toda la cristiandad dará al Papa la seguridad y las líneas maestras de la Iglesia del Tercer Milenio. Que no le falte el Espíritu.
 




jueves, 4 de abril de 2013

INUNDACIONES: SOLIDARIDAD CON NUESTROS HERMANOS!! CENTRO DE EVACUADOS Y TELÉFONOS DE EMERGENCIA


SITIOS PARA LLEVAR DONACIONES


Jueves, 04 de Abril de 2013 19:39


Centros de evacuados y teléfonos de emergencia




(AW) El gobierno bonaerense dispuso 33 centros para albergar evacuados. Las autoridades recordaron a la población que para emergencias llamen al teléfono gratuito 0800-999-5959, dado que el 911 "está saturado".

TELFONOS_Y_LUGARES


El gobierno bonaerense dispuso 33 centros para albergar evacuados por el temporal que afectó a la ciudad de La Plata y zonas aledañas, entre ellos escuelas, clubes, sociedades de fomento, comedores y un cuartel de bomberos. Son los sitios que cobijan a los más de 3000 damnificados por el fuerte temporal que causó la muerte de al menos 48 personas.
También se difundieron los lugares a donde se puede llevar ayuda para los afectados y se informó a la población que para emergencias se comunique al teléfono gratuito 0800-999-5959, dado que el 911 "está saturado".

Lugares donde pueden entregarse las donaciones

Barrios de pie dispuso en Congreso, Combate de los Pozos 550, en La Matanza, Carlos Casares 1149, y en Ramos Mejía, Alvarado 527 espacios para donaciones.
La Red Solidaria que dirige Juan Carr tiene varios puntos de recolección de donaciones: Plaza de Mayo (frente a la Catedral de Buenos Aires), Tacuarí 143 (Confianza Pública, de la diputada Graciela Ocaña y el legislador Daniel Amoroso) y Avenida España 2230, Costanera Sur (Un Techo, Caminos Solidarios, Un minuto de vos),
Caritas La Plata pidió acercar donaciones de colchones, frazadas, ropa de abrigo, zapatillas y alimentos no perecederos a su sede ubicada en Calle 4 al 883, entre 49 y 50, o bien a través de transferencias o depósitos a la cuenta corriente 52625\8 Banco Provincia Casa Matriz, con la cual se suelen recabar los fondos para colectas.
Caritas Buenos Aires notificó que concentrará las donaciones en la parroquia Madre de Dios, ubicada en avenida Escalada 2350, de Villa Lugano.
La Fundación Sí está juntando donaciones para los damnificados en Angel Carranza 1962, Palermo; en la Zona Sur en el Club Defensores de Banfield, ubicado en Pena 1610; y en Zona Norte en la Parroquia Nuestra Señora de la Guardia, en Carlos F. Melo 2902.
La Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) recibe donaciones en Uriburu 920, Ciudad de Buenos Aires.
Para el barrio Los Piletones la ayuda se recibe en Avenida de Mayo 822, piso 4, ciudad de Buenos Aires.
El Partido Obrero y el Polo Obrero abrieron todas sus sedes y comedores comunitarios para la recolección y redistribución de ayuda solidaria a las familias afectadas.
La Catedral de Buenos Aires, viernes y sábado de 8 a 20:30 horas.
Las cámaras de Diputados y de Senadores de la Nación informaron que a partir de este mediodía se abrieron mesas de recepción de alimentos no perecederos, agua mineral, pañales para niños y adultos, frazadas, colchones, leche larga vida, ropa y calzado. En el Senado, las donaciones pueden ser entregadas en la puerta de ingreso de Hipólito Yrigoyen 1849, mientras Diputados habilitó un espacio similar en avenida Rivadavia 1864, ambas en el Palacio del Congreso.
La Unión Cívica Radical de la Capital Federal junta donaciones y brinda asesoramiento integral a los damnificados en Tucumán 1660.
La Defensoría del Pueblo de la Nación informó que recepciona reclamos de damnificados por las inundaciones en el área metropolitana para orientarlos en trámites por servicios públicos y documentación oficial perdida, y recibe donaciones para las personas afectadas. La entidad sostuvo que recibe alimentos no perecederos, leche en polvo, colchones, frazadas, sábanas, calzado, ropa de abrigo limpia y seca, y artículos de limpieza e higiene personal, de 9 a 17 en su sede central de Suipacha 365 y en el resto de las oficinas que posee en el país.


nnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn

Por su parte, la Defensoría del Pueblo de la Provincia también recibe donaciones de ropa y alimentos en su sede central de avenida 7 N°840. Allí pueden acercar pañales, alimentos no perecederos, sábanas, frazadas y ropa de abrigo para poner a disposición de los damnificados.
Asimismo, la Policía bonaerense dispuso un mecanismo especial en la Defensoría para la búsqueda de personas desencontradas de sus familias y amigos, además de un servicio de urgencia, para los casos más extremos, de rescate de gente que se encuentre aislada.




Por cualquier consulta comunicarse al 


0800-222-5262, al 0221-439-4038; 

0221-15-504-5720 o


Vía twitter, @prensadefensor y el Facebook, 

prensadefensor.





http://www.letrap.com.ar/blog/2013/04/03/la-plata-estos-son-los-centros-de-evacuados-y-los-telefonos-para-acercar-ayuda/

jueves, 21 de marzo de 2013

J. M. BERGOGLIO: PAPA FRANCISCO

Estos artículos son publicados en este sitio web, en virtud de la importancia del contenido testimonial y documental de los mismos. En busca de la Verdad histórica y La Trascendente, de la voz silenciada de las victimas de la dictadura genocida cívico-militar, y en definitiva, en la lucha por Justicia y castigo a los culpables.

Raúl Olivares.-

miércoles, 20 de marzo de 2013

DE BERGOGLIO A FRANCISCO por Atilio Boron




De Bergoglio a Francisco



 Por Atilio A. Boron


Poco nuevo hay por agregar a lo mucho que ya se ha dicho sobre el papa Francisco desde su sorpresiva elevación al trono de San Pedro. Trataré de sintetizar esta breve nota en torno de tres ejes: a) las acusaciones sobre su actuación durante la dictadura genocida cívico-militar; b) su política como arzobispo de Buenos Aires y presidente de la Conferencia Episcopal; c) el posible impacto de su pontificado sobre la realidad sociopolítica de América latina.

En relación con el primer punto es indiscutible que su conducta se encuadró, en términos generales, en las deplorables líneas establecidas por la jerarquía católica. No fue un monstruo como Christian von Wernich, activo participante en la comisión de delitos de lesa humanidad y por ello condenado por la Justicia argentina; o un troglodita medieval como el obispo castrense Antonio Baseotto, que propuso colgarle una piedra de molino al cuello y tirar al mar al ministro de Salud Ginés González García por haber recomendado la utilización de preservativos. Pero tampoco fue un cristiano ejemplar como los obispos Enrique Angelelli y Carlos Horacio Ponce de León, el padre Carlos Mugica, los sacerdotes palotinos o las monjas francesas Léonie Duquet y Alice Domon, todos asesinados por la dictadura, o como los obispos Miguel Hesayne, Jorge Novak y Jaime de Nevares, duros críticos del régimen militar. El por entonces Provincial de la Compañía de Jesús tuvo una conducta reprobable en relación con dos de sus directos subordinados, los sacerdotes Francisco Jalics y Orlando Virgilio Yorio, quienes ejercían su labor pastoral en una villa del Bajo Flores y fueron secuestrados y torturados por la dictadura ante la inacción de su superior, que los privó de su protección. Algunos testimonios, como el de Alicia Oliveira, rechazan estas críticas señalando su activa colaboración para salvar la vida de clérigos y laicos en peligro. Pero la evidencia documental –que no es lo mismo que una opinión– aportada en estos días por Horacio Verbitsky en Página/12 o lo que escribiera un eminente católico como Emilio F. Mignone lo tipifican como un pastor que entregó “sus ovejas al enemigo sin defenderlas ni rescatarlas”, en un caso al menos de un nieto que fue apropiado por los represores manteniendo oculta esta información por años. Lo más probable es que ambas actitudes sean ciertas, pero los buenos gestos destacados por algunos no alcanzan para opacar la gravedad de los otros. En un país en donde todos sabían de los crímenes perpetrados por el terrorismo de Estado no se puede aducir ignorancia, menos que menos un sacerdote que administraba el sacramento de la confesión y en permanente contacto con el común de la gente. En su momento, Bergoglio pidió perdón en nombre de la Iglesia “por no haber hecho lo suficiente” para preservar los derechos humanos ante la barbarie del terrorismo de Estado; debería haberlo pedido, en cambio, por el explícito apoyo que la jerarquía les brindó a los genocidas y no por lo poco que hizo para combatirlos. ¿Neutralidad o tolerancia ante el terrorismo de Estado? ¡Hum!, recordemos lo que dice el Dante en La Divina Comedia: “El círculo más horrendo del infierno está reservado para quienes en tiempos de crisis moral optan por la neutralidad”.

Pero supongamos que un examen exhaustivo e imparcial dictamine la absoluta inocencia de Bergoglio en los años de plomo. ¿Qué podemos decir de su actuación durante la reconstitución democrática posterior a la dictadura? A tono con la contrarreforma lanzada por Juan Pablo II con el apoyo y beneplácito de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, Bergoglio se asoció a las tendencias más reaccionarias de la Iglesia argentina, lo que no es poco decir. Formado en el peronismo de derecha, militante de Guardia de Hierro en su juventud, durante su gestión como cardenal primado de la Argentina se alineó inequívoca y sistemáticamente en contra de todas las buenas causas: se opuso –sin éxito– al matrimonio igualitario; reaccionó con el furioso fanatismo de Tomás de Torquemada ante la muestra del artista plástico León Ferrari, que tuvo que ser levantada antes de tiempo; ha combatido con fiereza todo lo relacionado con la educación sexual, el control de la natalidad, la despenalización del aborto y los derechos de las minorías sexuales; mantiene dentro de la Iglesia (y así les extiende su protección) a criminales como Von Wernich y Julio César Grassi (condenados los dos últimos por pedofilia); atenta contra el carácter laico del Estado democrático y defiende con enjundia los privilegios que tiene la Iglesia en materia financiera y en el control sobre el proceso educacional, en abierta violación a lo dispuesto por la Constitución de 1994.

En conclusión, un papa austero y alejado del boato del Vaticano con una marcada preocupación por la suerte de los pobres, pero sumamente conservador. ¿Es esto novedoso? Para nada. El conservadurismo popular tiene larga historia, y no sólo en América latina. A diferencia de su variante elitista y aristocratizante, los valores e intereses tradicionales que sostienen un orden social injusto se refuerzan, aprovechándose de la ignorancia y credulidad de los sujetos populares ganados por la prédica eclesiástica. Es un conservadurismo plebeyo, excéntrico en sus formas, pero que presta un valioso servicio a las clases dominantes, como lo prueba la obscena explosión de júbilo de los genocidas en los juzgados cuando se conoció la designación de Bergoglio como pontífice, o la desbordante alegría de las más diversas expresiones y variados representantes de la derecha argentina, o la fenomenal campaña apologética de los diarios de la burguesía y del imperio –principalmente Clarín y La Nación, este último marcando la penosa involución moral de un periódico fundado por Bartolomé Mitre, un masón probado y confeso– ante las noticias procedentes de Roma. Con semejantes amigos, ¿cómo creer que Francisco va a imitar al santo de Asís, cuya renuncia a la riqueza y los bienes materiales fue total y absoluta? En compañía de estos ricos cofrades, la “opción por los pobres” difícilmente pueda ser algo más que un lejano acompañamiento de sus sufrimientos y privaciones, pero cuidándose de enseñarles quién es el que los condena a transitar por este valle de lágrimas, padecimientos e infortunios. Hace casi medio siglo que don Helder Cámara, obispo de Olinda y Recife, explicó muy bien esta contradicción: “Si les doy de comer a los pobres, me dicen que soy un santo. Pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre y están tan mal, me dicen que soy un comunista”. No basta con la humildad ni con la confraternización con los pobres: de lo que se trata es de enseñarles que la pobreza no es resultado de un designio divino o de un capricho de la naturaleza, sino un producto histórico de una sociedad llamada capitalista, máquina implacable de fabricar pobreza y miseria y a la cual la Iglesia jamás tuvo la osadía de condenar a pesar de su intrínseca malignidad.

De los dichos y los hechos de Francisco no se desprende que esto vaya a ocurrir. Es bueno que el esclavo se rebele contra su amo, pero como decía Lenin, el cambio sólo se producirá cuando aquél se rebele contra la esclavitud, contra el sistema y no sólo contra uno de sus agentes. ¿Alentará Francisco la rebelión anticapitalista de los pobres, dado que dentro del capitalismo su suerte está echada? Nada en su biografía autoriza a pensar en ese curso de acción; lo más probable será que estimule su mansedumbre y eternice su sumisión. Es que la “opción por los pobres” de la Iglesia que surge de la contrarreforma liderada por Juan Pablo II y que barrió con los avances del Concilio Vaticano II no es la que proponía la Iglesia de Carlos Mugica, Jaime de Nevares, Miguel Hesayne, Oscar Arnulfo Romero (arzobispo de San Salvador), Sergio Méndez Arceo (obispo de Cuernavaca, México), Samuel Ruiz García (obispo de San Cristóbal, Chiapas), Pedro Casaldáliga y don Helder Cámara (Brasil) y Ernesto Cardenal (Nicaragua) o, en nuestros días, los teólogos de la liberación como Frei Betto, Leonardo Boff, Gustavo Gutiérres o Jon Sobrino.

¿Será su pontificado una remake del de Juan Pablo II? Es muy poco probable. El papa Wojtila fue un producto de finales de los setenta, cuando el mundo era muy diferente del de hoy. Fue el ariete que la burguesía imperial necesitaba para derrumbar a la Unión Soviética y los países el Este europeo. Pero esa estrategia fue eficaz porque aquellos regímenes padecían de un avanzado estado de descomposición moral, política, económica y social. En realidad, Juan Pablo se limitó a desencadenar la embestida final a un inmenso edificio que ya se venía abajo producto de sus propias contradicciones. Hoy el mundo ha cambiado mucho: el imperialismo ya no tiene, tal como lo reconocen sus propios intelectuales orgánicos, la gravitación del pasado. Los rivales son más numerosos y diversificados, y económicamente mucho más fuertes que lo que eran la URSS y los países de Europa Oriental. Sus aliados, además, son más débiles y vacilantes. La Iglesia, a su vez, se ha visto debilitada por una interminable sucesión de escándalos y carece de la credibilidad que había ganado en los años de Juan XXIII. Además, si se quisiera lanzar todo su peso para desestabilizar los procesos bolivarianos en Venezuela, Bolivia y Ecuador o las experiencias de transformación política en curso en otros países de la región, la respuesta será muy diferente de la que hace más de treinta años se verificara en el Este europeo. Aquí se trata de procesos que cuentan con un enorme apoyo popular que ni remotamente existía allá, y por consiguiente el proyecto de las derechas latinoamericanas –organizadas, orientadas y financiadas por el imperio– de reutilizar el ariete eclesiástico que tan buenos resultados le diera en Europa Oriental para acabar con los gobiernos progresistas y de izquierda en la región terminaría en un rotundo fracaso. La “revolución de terciopelo” de Checoslovaquia nada tiene que ver con la Revolución Bolivariana de Venezuela, Evo Morales no es Lech Walesa, y Correa no es Ceaucescu. No sólo los procesos y la época histórica son distintos: los enormes problemas que enfrenta hoy la Iglesia (crisis financiera, delitos económicos del Banco Vaticano, alianzas con intereses mafiosos, pedofilia y sus juicios, el celibato sacerdotal, la incorporación de la mujer al sacerdocio y el postergado aggiornamiento reclamado por Juan XXIII) difícilmente le permitirán a Francisco dedicarle mucha atención a lo que ocurra en los países de Nuestra América. Es un buen administrador y tendrá que poner la casa en orden. Es también un muy hábil político, y sabe que muy pronto deberá convocar a un Concilio que permita destrabar viejas disputas que están corroyendo la Iglesia y aislándola cada vez más del mundo real. Hace exactamente quinientos años Nicolás Maquiavelo diagnosticaba en El Príncipe que, para salvarse, la Iglesia necesitaba una revolución. Tal cosa no ocurrió. Cuatro años más tarde, en 1517, estallaba la Reforma Protestante de Martín Lutero, y la revolución quedó congelada. Ahora, la revolución es muchísimo más urgente y necesaria que antes.

Si Francisco fracasa en este empeño, la suerte de la dos veces milenaria institución se verá muy seriamente comprometida. No hay que engañarse con las cifras manejadas por la prensa en estos días: de esos mil doscientos millones de católicos en todo el mundo, los realmente practicantes son una ínfima minoría, que además se achica cada día. Pretender socavar los procesos emancipatorios en curso en América Latina y el Caribe sería una pérdida de tiempo, el pasaporte para una segura derrota y un esfuerzo que desviaría al papado de su desafío fundamental. Tal vez por eso Leonardo Boff confía en que, pese a sus antecedentes, Francisco se abstendrá de seguir el curso que la derecha y el imperialismo le instan a seguir y elegirá, en cambio, el camino de la reforma. En pocos años la historia ofrecerá su veredicto.

* Politólogo, director del PLED, Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini




http://www.pagina12.com.ar

UN SANTO DE LA DIÓCESIS DE ANGELELLI


Cristina Murias, durante el juicio por el asesinato de su hermano Carlos y de Gabriel Longueville.


EL PRIMER BEATIFICADO POR FRANCISCO SERIA UN CURA ASESINADO POR LA DICTADURA CON EL SILENCIO DE LA IGLESIA




Un santo de la diócesis de Angelelli






El diario italiano La Stampa publicó que el papa Francisco se encamina a beatificar a Murias, quien fue torturado y asesinado por la dictadura junto al también cura Gabriel Longueville. El fiscal Carlos Gonella recordó la complicidad de la jerarquía católica.


La primera semana del papa Francisco al frente del Vaticano estuvo cargada de gestos. El diario italiano La Stampa sumó ayer uno más a la lista: publicó que Jorge Bergoglio, de quien se cuestiona su papel durante la dictadura, se encamina a beatificar a un sacerdote argentino asesinado por los militares. Se trata del sacerdote Carlos de Dios Murias, que fue ordenado por el entonces obispo de La Rioja Enrique Angelelli, quien también fue asesinado por la dictadura por investigar la muerte de Murias y del sacerdote Gabriel Longueville. En diálogo con Página/12, el fiscal riojano Carlos Gonella explicó cuál fue el rol de la Iglesia Católica en la dictadura ante el asesinato de los curas: “Tuvo el gesto del silencio cómplice”.

Carlos de Dios Murias fue secuestrado el 18 de julio de 1976, torturado y asesinado por la dictadura. Por su muerte fueron condenados en diciembre del año pasado el ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército Luciano Benjamín Menéndez, el vicecomodoro Luis Fernando Estrella y el ex comisario Domingo Benito Vera.

Según el diario La Stampa, el proceso de beatificación de Murias se inició en mayo de 2011 con la firma del entonces arzobispo Jorge Bergoglio. El diario especula con que podría ser el primer beato declarado por el papa Francisco y cita las declaraciones del sacerdote Carlos Trovarelli, provincial de los Frailes Menores Conventuales en Argentina y Uruguay. “La causa para la canonización la comenzó Bergoglio en mayo de 2011, cuando firmó los papeles correspondientes. Y lo hizo con discreción para evitar ser bloqueado por otros obispos argentinos, que aún se oponen a iniciativas similares basadas en el compromiso social de los sacerdotes. Gracias a su cautela, el proceso siguió adelante”, advirtió.

La agencia France Press registró las declaraciones del fraile Horacio Zabala, quien dijo que hay dos comisiones que estudian la beatificación: “La que escuchó a unos 70 testigos, finalizó. La comisión histórica que analiza sus vidas puede terminar su labor en 2013 o 2014. Luego se envía el resultado al Vaticano”, dijo el vicario provincial franciscano.

En 1976, a Murias se lo llevaron junto al cura párroco francés Gabriel Longueville. Los llevaron a una base aérea donde los torturaron. Sus cuerpos aparecieron dos días después acribillados en un paraje cerca de El Chamical. El obispo Angelelli viajó allí a recabar información y murió cuando volvía de viaje en un supuesto accidente de auto, que luego se comprobó que había sido un asesinato encubierto.

“Cuentan testimonios que Angelelli se entrevistó por esto en más de una oportunidad con (el arzobispo de Córdoba, Raúl) Primatesta. Le dijo que le estaban matando a los corderos. Y Primatesta le contestó que eso le pasaba por meterse en esas cosas. Al poco tiempo, Primatesta fue presidente de la Conferencia Episcopal. Allí hay un documento en el cual lo asesoran a Videla sobre cómo tratar a los desaparecidos”, recuerda Gonella. El documento fue publicado por el periodista Horacio Verbitsky en Página/12.

“La beatificación de Murias sería un gesto importante de Bergoglio –estimó el fiscal Gonella–. Espero que sea el principio de una apertura del debate por parte de las máximas autoridades de la Iglesia para empezar a discutir el rol de lo que fue la jerarquía de la Iglesia en la Argentina. En este caso concreto, quedó claro cuál fue el rol de la Iglesia: el de silencio cómplice.” Gonella incluso recordó el testimonio en otro juicio en Córdoba de María Cristina Tobares. La testigo contó que ella se exilió y estuvo refugiada en el Acnur de Brasil. Y un obispo, llamado Ars, convocó a los refugiados un día y les mostró una carta de Primatesta, en la que le pedía información sobre ellos, al tiempo que le reprochaba que les diera refugio a subversivos.


http://www.pagina12.com.ar








EL PRIMER BEATO DE FRANCISCO: CARLOS DE DIOS MURIAS MÁRTIR CON ANGELELLI DE LA DICTADURA




Padre Carlos de Dios Murias



VATICAN INSIDER

19/03/2013


El primer beato del Pontífice, un sacerdote asesinado por el régimen





Carlos Murias se inspiraba en la teología de la liberación
PAOLO MASTROLILLI (VATICAN INSIDER)

El primer santo de Francisco será un mártir de la dictadura militar, si el deseo que el cardenal Bergoglio había expresado antes de ser elegido Papa se cumple. Carlos de Dios Murias, un joven fraile franciscacno torturado y asesinado brutalmente por los militares de la provincia de La Rioja en 1976. 

«La causa de canonización -nos cuenta el padre Carlos Trovarelli, provincial franciscano en Argentina y Uruguay- la firmó Bergoglio en persona en mayo de 2011. Y lo hizo con discreción, para evitar que fuera bloqueada por otros obispos argentinos, que todavía estaban en contra de iniciativas de este tipo basadas en el compromiso social de los sacerdotes». 


Carlos Murias nació en 1945 en Córdoba. Su padre era un rico agente inmobiliario, además de hombre político famoso en la región. Quería una carrera militar para su hijo, por lo que lo inscribió en el Liceo Militar, pero después de sus estudios, Carlos entró al seminario y poco tiempo después fue ordenado sacerdote por Enrique Angelelli, el obispo de La Rioja, famoso por su pastoral de los campesinos. La situación en ese entonces y en esa región era el retrato de los desequilibrios de todo el país: pocas familias riquísimas que controlaban todo frente a una marea de trabajadores reducidos a la esclavitud. 


Angelelli se opuso a ello y Murias fue enviado a ayudar a los campesinos de un pueblecito llamado El Chamizal, en compañía del francés Gabriel Longueville. Debían fundar una comunidad franciscana, pero los militares dieron el golpe. Comenzó a recibir advertencias y amenazas, citaciones en las que los soldados le explicaban que «la tuya no es la Iglesia en la que creemos». Carlos siguió trabajando y el 18 dejulio de 1976 fue secuestrado con Gabriel. Fueron encerrados en la Base de la Fuerza Aérea di Chamizal y, dos días después, su cadáver fue encontrado en medio del campo: le habían sacado los ojos y le habían cortado las manos antes de dispararle. 


Angelelli celebró el funeral atacando a los militares: «Han golpeado donde sabían que habrían hecho más daño. A Carlos lo ordené yo y yo lo puse en una situación de peligro». Dos semanas después, una Peugeot 404 alcanzó el coche en el que viajaba monseñor Angelelli; el coche tuvo un accidente y todos los que viajaban a bordo murieron. La policía archivó el episodio como un simple accidente. La magistratura está finalmente investigando para determinar si se trató de un homicidio. 


La parte menos conocida de esta historia es el papel de Bergoglio, que ahora nos la revela el padre Miguel La Civita, cercano colaborador de Angelelli: «Lo conocí cuando estudiaba. Pocos días después del homicidio se llevó a nuestros seminaristas y los escondió en el Colegio Máximo de los jesuitas, del que era el provincial. No son historias que he escuchado por ahí: lo vi, en primera persona. Y que quede clara una cosa: yo era el prototipo exacto de los que entonces se llamaban “sacerdotes tercermundistas”, teología de la liberación. Con el pretexto de los retiros espirituales, el Colegio se había convertido en una especie de central para ayudar a los perseguidos: los escondían, preparaban los documentos falsos y los ayudaban a huir al extranjero. Bergoglio estaba convencido de que los militares no habrían tenido el valor de violar el Máximo».   




La muerte de Carlos Murias afectó mucho a Bergoglio. Es difícil entender cómo ciertos episodios marcan el ánimo humano, en situaciones en las que el peliro extremo se vuelve cotidiano. «Los jesuitas - explica Trovarelli - son la vanguardia total. Creo que la curia general ordenó a Bergoglio y él tuvo que encontrar la forma para salvar sus vidas sin exponer demasiado la de los colegas». 

  
El hecho es que la diócesis de La Rioja puso en marcha la causa para la canonización y el cardenal Bergoglio la firmó inmediatamente. Era mayo de 2011, por lo que no había todavía ninguna “campaña papal” a la vista. «Bergoglio firmó y nos aconsejó que fuéramos discretos: muchos obispos argentinos, sobre todo los más viejos, se oponen a las causas basadas en el compromiso social. Gracias a su cautela el proceso ha seguido su curso. Ahora Bergoglio es Papa. La voluntad de Dios hace milagros: sería conmovedor si el primer beato de Francisco fuera Carlos». 

http://www.lastampa.it




CAMINO A DAMASCO Hechos 9,1-43.-



Damasco puede ser nuevamente. Como antes fue, es, y también, siempre será. Ahora, lo necesitamos. 

Señor que tu encuentro nos vuelque, nos enceguezca para ver de verdad, que tu Luz nos envuelva, nos convierta para dar testimonio como Iglesia, aunque tengamos que padecer en tu nombre.

Ahora, ahora lo necesitamos... Tu Iglesia puede tener su camino a Damasco. No la dejes pasar, arremete contra ella si es necesario, cuestiónala, guíala, abrázala! Pero ante todo y como siempre, Señor, que se haga tu Voluntad.

En esa Esperanza...




Raúl Olivares.-
Todos los derechos reservados.-



Saulo de Tarso cae enceguecido por la Luz del Señor.  
http://outsiderfriar.blogspot.com.ar





La vocación de Pablo


Saulo, que todavía respiraba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de traer encadenados a Jerusalén a los seguidores del Camino del Señor que encontrara, hombres o mujeres.

Y mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, una luz que venía del cielo lo envolvió de improviso con su resplandor.

Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?"

Él preguntó: "¿Quién eres tú, Señor?". "Yo soy Jesús, a quien tú persigues, le respondió la voz. Ahora levántate, y entra en la ciudad: allí te dirán qué debes hacer". Los que lo acompañaban quedaron sin palabra, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. Allí estuvo tres días sin ver, y sin comer ni beber.

El bautismo de Pablo




Vivía entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en una visión: "¡Ananías!" Él respondió: "Aquí estoy, Señor". El Señor le dijo: "Ve a la calle llamada Recta, y busca en casa de Judas a un tal Saulo de Tarso. Él está orando, y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las manos para devolverle la vista". Ananías respondió: "Señor, oí decir a muchos que este hombre hizo un gran daño a tus santos en Jerusalén. Y ahora está aquí con plenos poderes de los jefes de los sacerdotes para llevar presos a todos los que invocan tu Nombre". El Señor le respondió: "Ve a buscarlo, porque es un instrumento elegido por mí para llevar mi Nombre a todas las naciones, a los reyes y al pueblo de Israel. Yo le haré ver cuánto tendrá que padecer por mi Nombre".
Ananías fue a la casa, le impuso las manos y le dijo: "Saulo, hermano mío, el Señor Jesús —el mismo que se te apareció en el camino— me envió a ti para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo". 
En ese momento, cayeron de sus ojos una especie de escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado. Después comió algo y recobró sus fuerzas.

La permanencia de Pablo en Damasco


Saulo permaneció algunos días con los discípulos que vivían en Damasco, y luego comenzó a predicar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios.Todos los que lo oían quedaban sorprendidos y decían: "¿No es este aquel mismo que perseguía en Jerusalén a los que invocan este Nombre, y que vino aquí para llevarlos presos ante los jefes de los sacerdotes?" Pero Saulo, cada vez con más vigor, confundía a los judíos que vivían en Damasco, demostrándoles que Jesús es realmente el Mesías. Al cabo de un tiempo, los judíos se pusieron de acuerdo para quitarle la vida, pero Saulo se enteró de lo que tramaban contra él. Y como los judíos vigilaban noche y día las puertas de la ciudad, para matarlo, sus discípulos lo tomaron durante la noche, y lo descolgaron por el muro, metido en un canasto. 


Pablo en Jerusalén


Cuando llegó a Jerusalén, trató de unirse a los discípulos, pero todos le tenían desconfianza porque no creían que también él fuera un verdadero discípulo. Entonces Bernabé, haciéndose cargo de él, lo llevó hasta donde se encontraban los Apóstoles, y les contó en qué forma Saulo había visto al Señor en el camino, cómo le había hablado, y con cuánta valentía había predicado en Damasco en el nombre de Jesús. 

Desde ese momento, empezó a convivir con los discípulos en Jerusalén y predicaba decididamente en el nombre del Señor. 
Hablaba también con los judíos de lengua griega y discutía con ellos, pero estos tramaban su muerte. Sus hermanos, al enterarse, lo condujeron a Cesarea y de allí lo enviaron a Tarso.

La Iglesia, entre tanto, gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba consolidando, vivía en el temor del Señor y crecía en número, asistida por el Espíritu Santo.


Hechos de los Apóstoles 9,1-43.-