miércoles, 28 de marzo de 2018

JESÚS EN LA CRUZ: "AHÍ TIENES A TU MADRE" Evangelio de Juan 19, 26-27.-




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Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»

Después dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.


Evangelio según San Juan, 19, 26-27.-



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VÍA CRUCIS / CAMINO DE LA CRUZ pinturas de Cerezo Barredo




El Vía Crucis (camino de la cruz) es un modo de oración y de contemplación para revivir la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

Jesús ha padecido, ha muerto ha resucitado, para salvar a todos los hombres, de todos los tiempos; ha cargado sobre sí el peso del mundo entero. Hoy Jesús está vivo en su Iglesia, en todos nosotros. Acompañar a Jesús,en su vía dolorosa, significa que nosotros, junto con Él, nos hacemos solidarios con todos los hombres que hoy sufren y esperan la salvación.-


http://www.omp.es






EL CAMINO DE LA CRUZ




Te alabamos Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.





http://servicioskoinonia.org/cerezo/
pinturas de Cerezo Barredo



La página de Cerezo Barredoservicioskoinonia.org





MARÍA ES LA PRIMERA PARTÍCIPE DE TODO EL SACRIFICIO Por P. Cipriano Sánchez LC


Pascua de Resurrección / 2018


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María es la primera partícipe
de todo el sacrificio



















Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net 


María es la primera partícipe de todo el sacrificio



Sábado Santo. Tratemos de imitar a María en su fe, en su esperanza y en su amor, que la sostienen en medio de la prueba.




Contemplemos el corazón de la Santísima Virgen -dolorido en la pasión, en las lamentaciones del profeta Jeremías. El profeta está refiriéndose a la destrucción de Jerusalén, pero en esta poesía, que es la lamentación, hay muchos textos que recogen el dolor de una madre, el dolor de María. Como dice el profeta: "Un Dios que rompe las vallas y entra en la ciudad".

Podría ser interesante el tomar este texto desde el capítulo II de las lamentaciones de Jeremías, e ir viendo cómo se va desarrollando este dolor en el corazón de la Santísima Virgen, porque puede surgir en nuestra alma una experiencia del dolor de María, por lo que Dios ha hecho en Ella, por lo que Dios ha realizado en Ella; pero puede darnos también una experiencia muy grande de cómo María enfrenta con fe este dolor tan grande que Dios produce en su corazón.

Un dolor que a Ella le viene al ver a su hijo en todo lo que había padecido; un dolor que le viene al ver la ingratitud de los discípulos que habían abandonado a su hijo; el dolor que tuvo que tener María al considerar la inocencia de su hijo; y sobre todo, el dolor que tendría que provenirle a la Santísima Virgen de su amor tan tierno por su hijo, herido por las humillaciones de los hombres.

María, el Sábado Santo en la noche y domingo en la madrugada, es una mujer que acaba de perder a su hijo. Todas las fibras de su ser están sacudidas por lo que ha visto en los días culminantes de la pasión. Cómo impedirle a María el sufrimiento y el llanto, si había pasado por una dramática experiencia llena de dignidad y de decoro, pero con el corazón quebrantado.

María -no lo olvidemos-, es madre; y en ella está presente la fuerza de la carne y de la sangre y el efecto noble y humano de una madre por su hijo. Este dolor, junto con el hecho de que María haya vivido todo lo que había vivido en la pasión de su hijo, muestra su compromiso de participación total en el sacrificio redentor de Cristo. María ha querido participar hasta el final en los sufrimientos de Jesús; no rechazó la espada que había anunciado Simeón, y aceptó con Cristo el designio misterioso de su Padre. Ella es la primera partícipe de todo sacrificio. María queda como modelo perfecto de todos aquellos que aceptaron asociarse sin reserva a la oblación redentora.

¿Qué pasaría por la mente de nuestra Señora este sábado en la noche y domingo en la madrugada? Todos los recuerdos se agolpan en la mente de María: Nazaret, Belén, Egipto, Nazaret de nuevo, Canaán, Jerusalén. Quizá en su corazón revive la muerte de José y la soledad del Hijo con la madre después de la muerte de su esposo...; el día en que Cristo se marchó a la vida pública..., la soledad durante los tres últimos años. Una soledad que, ahora, Sábado Santo, se hace más negra y pesada. Son todas las cosas que Ella ha conservado en su corazón. Y si conservaba en el corazón a su Hijo en el templo diciéndole: "¿Acaso no debo estar en las cosas de mi Padre?". ¡Qué habría en su corazón al contemplar a su Hijo diciendo: "¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu, todo está consumado!"

¿Cómo estaría el corazón de María cuando ve que los pocos discípulos que quedan lo bajan de la cruz, lo envuelven en lienzos aromáticos, lo dejan en el sepulcro? Un corazón que se ve bañado e iluminado en estos momentos por la única luz que hay, que es la del Viernes Santo. Un corazón en el que el dolor y la fe se funden. Veamos todo este dolor del alma, todo este mar de fondo que tenía que haber necesariamente en Ella. Apenas hacía veinticuatro horas que había muerto su hijo. ¡Qué no sentiría la Santísima Virgen!

Junto con esta reflexión, penetremos en el gozo de María en la resurrección. Tratemos de ver a Cristo que entra en la habitación donde está la Santísima Virgen. El cariño que habría en los ojos de nuestro Señor, la alegría que habría en su alma, la ilusión de poderla decir a su madre: "Estoy vivo". El gozo de María podría ser el simple gozo de una madre que ve de nuevo a su hijo después de una tremenda angustia; pero la relación entre Cristo y María es mucho más sólida, porque es la relación del Redentor con la primera redimida, que ve triunfador al que es el sentido de su existencia.

Cristo, que llega junto a María, llena su alma del gozo que nace de ver cumplida la esperanza. ¡Cómo estaría el corazón de María con la fe iluminada y con la presencia de Cristo en su alma! Si la encarnación, siendo un grandísimo milagro, hizo que María entonase el Magníficat: "Mi alegría qué grande es cuando ensalza mi alma al Señor. Cuánto se alegra mi alma en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava, y desde ahora me dirán dichosa todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí, su nombre es Santo". ¿Cuál sería el nuevo Magníficat de María al encontrarse con su hijo? ¿Cuál sería el canto que aparece por la alegría de ver que el Señor ha cumplido sus promesas, que sus enemigos no han podido con Él?

Y por qué no repetir con María, junto a Jesús resucitado, ese Magníficat con un nuevo sentido. Con el sentido ya no simplemente de una esperanza, sino de una promesa cumplida, de una realidad presente. Yo, que soy testigo de la escena, ¿qué debo experimentar?, ¿qué tiene que haber en mí? Debe brotar en mí, por lo tanto, sentimientos de alegría. Alegrarme con María, con una madre que se alegra porque su hijo ha vuelto. ¡Qué corazón tan duro, tan insensible sería el que no se alegrase por esto! 

Tratemos de imitar a María en su fe, en su esperanza y en su amor. Fe, esperanza y amor que la sostienen en medio de la prueba; fe, esperanza y amor que la hicieron llenarse de Dios. La Santísima Virgen María debe ser para el cristiano el modelo más acabado de la nueva criatura surgida del poder redentor de Cristo y el testimonio más elocuente de la novedad de vida aportada al mundo por la resurrección de Cristo. 

Tratemos de vivir en nuestra vida la verdadera devoción hacia la Santísima Virgen, Madre amantísima de la Iglesia, que consiste especialmente en la imitación de sus virtudes, sobre todo de su fe, esperanza y caridad, de su obediencia, de su humildad y de su colaboración en el plan de Cristo. 



Preguntas o comentarios al autor P. Cipriano Sánchez LC


El Santo Triduo Pascual y la Indulgencia Plenaria.





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LA CENA DEL SEÑOR




"Y surgió una discusión sobre quién debía ser considerado como el más grande. Jesús les dijo: "Los reyes de las naciones dominan sobre ellas, y los que ejercen el poder sobre el pueblo se hacen llamar bienhechores. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que es más grande, que se comporte como el menor, y el que gobierna, como un servidor. Porque, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es acaso el que está a la mesa? Y sin embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve."



Pascua de Resurrección / 2018








LA CENA DEL SEÑOR


La conspiración contra Jesús y la traición de Judas



22:1 Estaba cerca la fiesta de los Ácimos, llamada Pascua. 
22:2 Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban la manera de eliminar a Jesús, porque tenían miedo del pueblo. 
22:3 Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era uno de los Doce. 
22:4 Este fue a tratar con los sumos sacerdotes y los jefes de la guardia sobre el modo de entregárselo.
22:5 Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero. 
22:6 Judas aceptó y buscaba una ocasión propicia para entregarlo sin que se enterara el pueblo.


Los preparativos para la comida pascual




22:7 Llegó el día de los Ácimos, en el que se debía inmolar la víctima pascual. 

22:8 Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles: "Vayan a prepararnos lo necesario para la comida pascual".

22:9 Ellos le preguntaron: "¿Dónde quieres que la preparemos?"

22:10 Jesús les respondió: "Al entrar en la ciudad encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo hasta la casa donde entre, 

22:11 y digan a su dueño: El Maestro manda preguntarte: "¿Dónde está la sala en que podré comer la Pascua con mis discípulos?"
22:12 Él les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones: preparen allí lo necesario". 
22:13 Los discípulos partieron, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua.

La comida pascual


22:14 Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los Apóstoles y les dijo: 

22:15 "He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi Pasión, 

22:16 porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el Reino de Dios".

22:17 Y tomando una copa, dio gracias y dijo: "Tomen y compártanla entre ustedes. 

22:18 Porque les aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios".

La institución de la Eucaristía




22:19 Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía". 

22:20 Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: "Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes. 

El anuncio de la traición de Judas




22:21 La mano del traidor está sobre la mesa, junto a mí. 

22:22 Porque el Hijo del hombre va por el camino que le ha sido señalado, pero ¡ay de aquel que lo va a entregar!" 

22:23 Entonces comenzaron a preguntarse unos a otros quién de ellos sería el que iba a hacer eso.

El carácter servicial de la autoridad




22:24 Y surgió una discusión sobre quién debía ser considerado como el más grande. 

22:25 Jesús les dijo: "Los reyes de las naciones dominan sobre ellas, y los que ejercen el poder sobre el pueblo se hacen llamar bienhechores. 

22:26 Pero entre ustedes no debe ser así.  Al contrario, el que es más grande, que se comporte como el menor, y el que gobierna, como un servidor.
22:27 Porque, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es acaso el que está a la mesa? Y sin embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve.

La recompensa prometida a los discípulos



22:28 Ustedes son los que han permanecido siempre conmigo en medio de mis pruebas. 

22:29 Por eso yo les confiero la realeza, como mi Padre me la confirió a mí. 

22:30 Y en mi Reino, ustedes comerán y beberán en mi mesa, y se sentarán sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.

El anuncio de las negaciones de Pedro




22:31 Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder para zarandearlos como el trigo, 

22:32 pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos".

22:33 "Señor, le dijo Pedro, estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y a la muerte". 

22:34 Pero Jesús replicó: "Yo te aseguro, Pedro, que hoy, antes que cante el gallo, habrás negado tres veces que me conoces".

El combate decisivo


22:35 Después les dijo: "Cuando los envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalia, ¿les faltó alguna cosa?"

22:36 "Nada", respondieron. Él agregó: "Pero ahora el que tenga una bolsa, que la lleve; el que tenga una alforja, que la lleve también; y el que no tenga espada, que venda su manto para comprar una.

22:37 Porque les aseguro que debe cumplirse en mí esta palabra de la Escritura: Fue contado entre los malhechores.  Ya llega a su fin todo lo que se refiere a mí". 

22:38 "Señor, le dijeron, aquí hay dos espadas". Él les respondió: "Basta".



Lucas 22, 1-38.-





El lavatorio de los pies


"Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: "¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes."



      
















13:1 Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin.



13:2 Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo,



13:3 sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios, 



13:4 se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. 



13:5 Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.


13:6 Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: "¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?"

13:7 Jesús le respondió: "No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás". 

13:8 "No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!". Jesús le respondió: "Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte". 

13:9 "Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!"

13:10 Jesús le dijo: "El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos".

13:11 Él sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: "No todos ustedes están limpios".

13:12 Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: "¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? 

13:13 Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy. 

13:14 Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros.

13:15 Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.

13:16 Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía.

13:17 Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican. 

13:18 No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice:

El que comparte mi pan se volvió contra mí. 

13:19 Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy.

13:20 Les aseguro  que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió".


Juan 13,1-20.-







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lunes, 26 de marzo de 2018

MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA CONTRA EL TERRORISMO DE ESTADO Por Grupo de Curas en Opción por los Pobres / A 42 años



1976 - 24 de Marzo - 2018





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Memoria, verdad y justicia contra el terrorismo de Estado




Memoria, verdad y justicia contra el terrorismo de Estado










En la calle se percibe el descontento, el dolor, el deterioro del consumo y el trabajo






Una vez más —con motivo de la “noche oscura de la dictadura”— estamos invitados a hacer memoria, a vivir verdad y luchar por la justicia. Una vez más esa memoria nos pone ante la muerte que se adueñó de nuestra patria, pero también queremos tener ante nuestros ojos la vida que resiste y quiere decir su última palabra.

Sabemos que la historia es nuestra creación, la gestamos en un proyecto y la recreamos en nuestro presente. Mirar la historia es comprender nuestro presente, y —como lo hacemos año a año— queremos detenernos para conmemorar, para llorar y celebrar, hacer duelo y fiesta.

La dictadura cívico eclesiástica militar —ya lo recordaba Rodolfo Walsh— buscó principalmente desmontar una matriz productiva con movilidad social e implantar un modelo económico de valorización financiera, endeudamiento y especulación. Y lo hizo a sangre y fuego. Ese mismo modelo económico vuelve a instalarse hoy. Pero ya no precisa aquellos medios violentos y puede hacerlo a tinta y video. Es que ese modelo de muerte, de exclusión, de descarte y genocidio una y otra vez, como en los ‘90 y como en el presente, persiste en volver para que la tierra de todos sea sólo de unos pocos.

Pero también, disimuladamente, la muerte, la violencia, la persecución política siguen presentes, aunque los medios las maquillen como “nuevas doctrinas” (Chocobar, Bullrich, Irurzun). Es la misma que sacia su sed con la sangre de Santiago, Rafael, Facundo y tantos otros. Con asesinatos con balas de la patria que se vuelven contra ella, y con la vergonzosa complicidad del Poder Ejecutivo, que califica de héroes a los que matan por la espalda —aún niños— y del Poder Judicial que sólo parece juzgar (y mentir) lo que le ordena el poder real. Es la misma que cuelga nuevos cuadros de presas y presos políticos, encarcelados sin condena y —más irrisorio aún— sin proceso ni delito. Es la misma Justicia que da por terminados temas que en otras partes del mundo escandalizan y derivan en renuncias de funcionarios por tener dinero en el exterior escondido en cuentas offshore. En nuestro caso, desde funcionarios menores, ministros, amigos presidenciales y hasta el mismo Presidente y su hermano tienen guaridas fiscales.

La dictadura cívico eclesiástica militar pudo implantar un modelo socio-económico, desaparecer compañeras y compañeros, establecer vergonzosas relaciones internacionales, porque gozó de impunidad. La misma impunidad de la que goza la actual democracia de baja intensidad, con la complicidad legislativa para abusar de los DNU, la cooptación del Poder Judicial, cada vez más revulsiva, y el monopolio de la comunicación y de sus medios.

Así, las fuerzas de seguridad están descontroladas por el discurso de mano dura y gatillo fácil que baja del Poder Ejecutivo. Cualquier cosa le puede pasar a cualquiera, sin que sea juzgado. Y puede que su asesino sea recibido y aplaudido en la Casa Rosada. Los (¿ex?) periodistas repiten lo que sea, a cambio de una jugosa pauta publicitaria (¿el nuevo nombre del soborno?), exhibiendo su impudicia sin que nada se corrija o sancione. La economía del país, cada vez más endeudada como en la dictadura, y los pobres cada vez más pobres, también como entonces. Soportamos la sistemática burla cínica oficial que se desentiende de la realidad e inventa una fantasía diciendo sin ningún pudor que la pobreza y la inflación están bajando, que el trabajo está aumentando, que los jubilados mejoran sus ingresos…

Hacer memoria del pasado 24 de marzo de 1976 es militancia del presente. Es sostener la firme determinación de que el ayer no sea hoy, para tener mañana.

Por eso miramos con una cierta esperanza la entrega de los libros de los bautismos realizados en la capilla de la ex ESMA, aunque repudiamos las lamentables declaraciones del obispo castrense, Santiago Olivera, burlándose caricaturescamente de las banderas de memoria, verdad y justicia, vaciándolas de contenido y reviviendo viejos demonios.

Miramos con esperanza las movilizaciones populares, tanto las que reclamaron contra la ley de saqueo previsional en el pasado diciembre, la marcha de los trabajadores y los gremios en febrero, y la de las mujeres el pasado 8 de marzo. El gobierno intenta distraer a la población con cortinas de humo, apoyado en un discurso mediático alienante y divorciado de la realidad. Pero el malhumor social y la conflictividad laboral van en aumento. En la calle se percibe el descontento, el dolor, el deterioro del consumo, el salario y el trabajo. Cientos de miles de personas han marchado desde diciembre hasta marzo haciendo oír su reclamo que el Presidente y sus ministros peligrosamente se niegan a escuchar.

Miramos con esperanza que, a pesar de la campaña deplorable del gobierno y la prensa para otorgar prisión domiciliaria a los genocidas, del desfinanciamiento y desarticulación de espacios de memoria e investigación, y de sentencias repudiables, como la aplicación del beneficio del cómputo del 2×1 para los represores que la Corte Suprema de Injusticia no ha modificado claramente, todavía haya tribunales que persistan en mantener viva la memoria y ejercer justicia. Celebramos las cárceles comunes —no domiciliarias— para los genocidas.

Miramos con esperanza este y cada 24 de marzo, porque vemos que la vida sigue vigente. Y levantamos una vez más la bandera de los Derechos Humanos para conseguir verdad, hacer memoria y conquistar justicia. Es lo que creemos que hoy nos exige el Evangelio de Jesús, nos pide el Dios de la Vida y nos impulsa el espíritu de la verdad.








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martes, 13 de marzo de 2018

FRANCISCO: 5 AÑOS



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CINCO AÑOS DE UN PONTIFICADO DISTINTO Por Eduardo de la Serna







Cinco años de un Pontificado distinto






Cosas que faltan, cosas que no se han hecho bien y otras que han refrescado el rostro de la Iglesia





No es fácil hablar de un Papa / papado, particularmente porque hay mucha desinformación en torno a su figura y —entonces— imágenes, expectativas, comentarios a favor o en contra se mueven y conmueven en torno al tema. Pero un Papa que ha sido muy distinto de lo que estábamos habituados después del interminable de Juan Pablo II y el menor de Benito XVI merecería algunas notas. Totalmente relativas e incompletas, digámoslo.

Empiezo brevemente con una nota aclaratoria. Qué es y qué no es un Papa. El Papa no es el jefe de la Iglesia, la máxima autoridad ni el vicario de Cristo, no es el representante de Dios o de Cristo. El Papa es el sucesor de Pedro, el obispo de Roma. Un buen trabajo bíblico sobre Pedro y su rol en tiempos históricos puede ayudar mucho a entender qué se debe esperar (¡y qué no!) de su sucesor. La Iglesia es una comunidad de comunidades, por lo que cada diócesis es autónoma, aunque se supone debe vivir en comunión con las demás. Cada comunidad diocesana, presidida por su obispo (que no es su jefe) se supone en comunidad con las demás con su propio (carismas). El obispo de Roma, entonces, es uno más (primus inter pares), es el que garantiza la unidad (que no es uniformidad).

Cada papado ha tenido y tendrá sus características. Sin duda los habrá mejores y peores, y la larga historia de la Iglesia es rica en casos de estos tipos. Papas santos y papas perversos, como señala el Dante en su Divina Comedia, por ejemplo. Nunca los Papas habían tenido tanta trascendencia mundial como en esta era de las comunicaciones, sin duda. En lo personal, por ejemplo, lamento que los últimos papas hayan sido todos canonizados. Me parece un mal indicio. Con ese criterio un papa no canonizado en el futuro será señal de que era malo, no era un verdadero Santo Padre, lo cual es sin duda falso. Además, entiendo que una de las reformas del Vaticano II en este tema era proponer solamente aquellas mujeres o varones que fueran significativas para la vida del pueblo de Dios en nuestro tiempo y, convengamos, de los 1.200.000.000 de católicos, sólo uno tiene posibilidad de ser Papa (y ninguna mujer) y seguir su ejemplo. Pero dejemos este tema y vayamos al Papa Francisco.

Sin duda que —como es de esperar en todos los Papas— debe ponerse en continuidad con los anteriores, le hayan o no satisfecho sus actitudes, acciones o palabras. Y continuidad significa en concreto, el Concilio Vaticano II (de Juan XXIII y Pablo VI; al que yo creo que frenaron, distorsionaron o limitaron los papas siguientes) y algunos documentos especialmente. (Pareciera que la exhortación Evangelii Nuntiandi, de Pablo VI, por ejemplo, es muy rescatada por el actual Papa.) No podemos decir nada de Juan Pablo I, al cual pareciera que un caldito le quitó la oportunidad de mostrar su ministerio. En lo personal no he querido a Juan Pablo II, aunque sin dudas he de reconocerle cosas muy positivas, pero creo que su visceral anticomunismo fue notablemente perjudicial para la Iglesia de América Latina, lo mismo que el miedo atávico de Benito XVI que parece que creyó que por ser buen teólogo —¡que lo es!— ya podía ser buen Papa. (¡Que no lo fue!) Pero pareciera que, entre los viajes de Juan Pablo y el temblequeo de Benito, la Curia romana fue creciendo en poder, en oscuridad y en sacra impunidad. Esto determinó la renuncia de Benito (¡enorme y honesto gesto, sin duda!) y la llegada al pontificado de Francisco.

Una cosa novedosa, que podría ser muy interesante de cara al futuro, es la elección del grupo de los 8 cardenales (luego 9) con el fin de que lo ayudaran a reformar la curia. Pero pasados 5 años, todavía no se ve nada en ese sentido, tenemos que decirlo. La idea es que hubiera un cardenal de cada región, más un secretario. En este sentido señalemos que la elección de Francisco J. Errázuriz (Chile) por América Latina no pareciera la más significativa (salvo que fue el presidente del CELAM cuando fue la asamblea de Aparecida). El caso Karadima es mucho más que una mancha en su episcopado, y las reacciones por el paso del Papa por Chile no parecen ajenas a ese asunto. El secretario del grupo es el cardenal hondureño, Óscar A. Rodríguez Maradiaga, que apoyó el golpe contra Manuel Zelaya, no denunció el fraude electoral del actual gobierno y no se ha despegado del crimen de la dirigente social Bertha Cáceres. Bastante pobre representación latinoamericana para una deseada reforma de la Iglesia.

En esta misma dirección se mira con lupa el tema de los abusos sexuales (y los encubrimientos) por parte de miembros del clero y episcopado. El caso Grassi en Argentina, del cual el cardenal Jorge M. Bergoglio no se ha despegado, resulta muy serio. Ha habido casos resonantes con los cuales se ha actuado de modo firme y claro, pero también hay otros en los que no se ha obrado conforme. No sólo el caso Barros, de Chile, sino algunos otros, como —a su vez— se ha dicho de la recepción de las víctimas, la escucha y la tan mentada tolerancia cero.

Sin duda, valga esta ironía, lo que más me alegra del presente pontificado (aunque me llena de miedo para el futuro) son los enemigos. Viendo la reacción de grupos ultramontanos, integristas o —ya fuera de la Iglesia— de sectores del capitalismo neoliberal, me llena de ganas de abrazarlo y felicitarlo. De todos modos —y vuelvo al tema— si las reformas no están hechas, si no hay papeles firmados, documentos y esas cosas, nada impide que mañana un Pío XIII tire todo por la borda. Sin duda que los gestos a los que nos habitúa Francisco son en su mayor parte excelentes, pero eso no impide que pronto otro los descarte. Es cierto que incluso puede haber un Concilio (ojalá no fuera Vaticano III sino Asís I, si es el caso), y puede haber un Juan Pablo III que lo castre, pero nadie podría ser criticado, por ejemplo, por sostener cosas que allí figuran. De todos modos, mientras no haya papeles seguiremos escuchando, como ha dicho algún obispo colombiano, que “una cosa es el magisterio escrito del Papa [se refiere, inocultablemente, a la molestia que el Papa le provoca] y otra cosa son las cosas que el Papa hace”. (Aunque no se crea, hay gente escandalizada porque el Papa no utiliza los ridículos zapatos rojos de su predecesor. Llegan incluso a decir que los usaría pero tiene problemas para caminar, como si no pudiera simplemente teñirlos o hacer unos rojos ortopédicos, si fuera el caso.)

Otro elemento a tener en cuenta —me permito utilizar una analogía— es los bueyes con los que ara. Si a Fulano, buen músico, lo nombran director de la orquesta X y dicha orquesta tiene un excelente violinista y un pésimo pianista, mientras no pueda ir modificando el conjunto de los músicos para que suenen como él quisiera, mal haría en ejecutar a Chopin y bien puede presentar el concierto para violín y orquesta de Tchaikovski. Francisco Papa tiene los obispos, cardenales, curas y laicos, movimientos y comunidades que hay; puede ir contribuyendo a darles otro perfil, pero eso no se hace de la noche a la mañana. Podemos decir que en los nombramientos episcopales que conocemos, salvando excepciones, se ha intentado elegir obispos pastores o con olor a oveja, como le gusta decir. Algunos quisiéramos que haya algunos obispos profetas, que levanten la voz en nombre de Dios y de este sufrido pueblo; todavía no lo hemos visto. Claro que, es obvio, el Papa no puede conocer todos los obispos y todos los curas, por lo que deberá confiar en asesores, nuncios, obispos del lugar para nuevos nombramientos (mientras no se vuelva a los nombramientos por parte del pueblo de sus obispos, incluido el de Roma); y hubo, hay y habrá por lo tanto nombramientos desacertados y nombramientos celebrables, sin duda.

Un último elemento que quiero señalar es la trascendencia de la figura de Francisco fuera de los límites (estrechos) de la Iglesia. La proyección social del Papa es enorme, y en general hemos de celebrarla. Sin duda ha habido actos más simbólicos que reales, como el encuentro de judíos y palestinos en los jardines vaticanos, encuentros desacertados (sin duda mal asesorado por un nuncio innecesario) como el realizado entre Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe, pero otros muy felices como el realizado entre Cuba y EE.UU., por ejemplo. Los encuentros con los movimientos sociales han revitalizado (y dado encarnadura) a la llamada Doctrina Social de la Iglesia, particularmente el realizado en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia). La insistencia en el Pueblo (de Dios) que tanto molesta a los anti-populistas es de las notas que más celebro (particularmente desde una perspectiva teológica), en lo personal y en lo social.

En suma, digamos que creo que hay muchas cosas que faltan, que no se han hecho bien (otras que creo que no se quieren hacer, especialmente en rol de la mujer en el seno de la Iglesia) y otras que han por lo menos refrescado el rostro de la Iglesia frente a la sociedad. Creo que es un papado positivo (y en muchas cosas, ¡muy!), especialmente al poner a los pobres en el centro… Resulta curioso que antes hablábamos de los pobres y nos decían “siempre los pobres”, aunque lo hiciéramos citando nada menos que a Jesús de Nazaret; mientras que ahora hablamos de los pobres y es bien visto porque lo hace el Papa). Por lo tanto, celebro cautelosamente los 5 años de Francisco y sueño con una Iglesia que sepa y quiera ser sal de la tierra y luz del mundo por un testimonio de vida y amor, no por deditos levantados. Sueño con una Iglesia que sea hermana de la humanidad, que no esté casada con los poderosos, sino que sea compañera de los pobres, en suma, que sea fiel a Jesús y su proyecto.



Fuente: http://www.elcohetealaluna.com