viernes, 30 de septiembre de 2016

POBREZA 32 Por Marcelo Ciaramella





Pobreza 32

 Por Marcelo Ciaramella *



Al conocer el 32 por ciento de pobreza estimado por el Indec, confirmamos que el slogan “Pobreza Cero” no ha sido más que un Caballo de Troya que ha logrado engañar a mucha gente de buena voluntad. La pobreza creció significativamente en estos casi 10 meses del gobierno de Cambiemos. Cuando decimos “32,2 por ciento de pobreza” hablamos de casi 14 millones de personas de carne y hueso que han dejado de vivir dignamente y en paz para caer en la angustia de no saber cómo sobrevivir.

Quienes pisamos la tierra cotidiana de la gente común sin necesidad de inventar realidades a través de escenarios de utilería mediáticos bizarros e inverosímiles como los que suele utilizar este gobierno, sabemos que es difícil que el chancho vuele. Si las políticas económicas son recesivas y de ajuste, la pobreza crece. Una minoría goza despreocupada. Una mayoría sufre dolores sin fin.

Los objetivos de un gobierno pueden ser difíciles de alcanzar, pero la población puede comprender esta espera si ve que los medios puestos en marcha conducen hacia los resultados esperados.

En este caso Macri y su sobreestimado equipo han hecho todo lo posible para hundir la economía, quebrar las redes de contención social territorial, derrumbar el empleo, jaquear a la pequeña y mediana empresa, desguarnecer a la industria nacional, aplicarnos un electroshock tarifario y apalear al poder adquisitivo del salario haciéndolo retroceder un 12 por ciento.

Pero lo peor de todo es que, mientras todo esto ocurre, sólo escuchamos cantos de sirenas que nos hablan de un futuro que será prometedor. Es una paliza, pero nos quieren convencer –casi por hipnosis– de que es una caricia. Nos bastardean con que toda esta destrucción productiva, este retroceso de casi todos los indicadores económicos a un par de décadas atrás, este saqueo del Estado, este desamparo de la contención social de los más pobres, es necesario y nos va a llevar sin escalas al limbo de la pobreza cero.

La pobreza cero “es un objetivo para el que no alcanzan cuatro años” dijo el presidente muy suelto de cuerpo en su conferencia de prensa como si estuviera hablando del pronóstico del tiempo. La insolencia de las mentiras diarias y la trivialización de la grave situación de desocupados y pobres son una provocadora herida en el cuerpo social. Los 14 millones de pobres son de la autoría incontestable del presidente Macri y el “mejor” equipo de los últimos 50 años. Son el fruto de un plan y no de un error.

No había estadísticas oficiales sobre pobreza desde 2013, pero sí algunas estimaciones creíbles y razonables que oscilaban entre el 19 y el 25 por ciento. El 32,2 es mucho más. Pero el presidente dice que la pobreza se va a medir a partir de ahora, decretando que el hambre, la angustia y la desesperación de los miles de pobres y desocupados desde diciembre hasta el presente no son más que un espejismo.

Cabe recordar aquí las palabras del papa Francisco que advirtió sobre la inconveniencia de “una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando.” (Evangelii Gaudium 53)

La pobreza cero es, fue y será la más irracional de las mentiras que, cual cortina de tela gruesa, esconde el verdadero objetivo de este gobierno que es transferir el mayor volumen de riqueza posible hacia los grupos concentrados del país y el mundo, sus amigos del alma.

Mientras los funcionarios de turno interpretan una obra de teatro donde fingen estar entusiasmados con el futuro del país, el abandono por parte del Estado de la contención social, el desempleo, la inflación y la caída del poder adquisitivo del salario hacen estragos inmediatos en una multitud de personas cuyos rostros y reclamos se intenta invisibilizar. El ansia de liberación de un pueblo no es algo que los poderosos puedan llevarse en una bolsa, decía el “pelado” Enrique Angelelli. El pueblo va a reclamar lo que le pertenece, el pueblo tiene derechos aunque esta palabra esté desaparecida del léxico Pro.

No hay pobreza 0 sino pobreza 32. Hay 14 millones de personas engañadas por gente sin escrúpulos que sigue hablando de mariposas y hadas madrinas como si el hambre de los pobres fuera un simple dolor de estómago.



* Grupo de Curas en la Opción por los Pobres.




http://www.pagina12.com.ar/






EL PAPA TAMPOCO VISITARÁ LA ARGENTINA EN 2017



El Papa tampoco visitará la Argentina en 2017


Durante un video de 11 minutos difundido a través del Centro Televisivo del Vaticano, Jorge Bergoglio anunció que, "por compromisos asumidos", el año próximo no visitará el país, tal como estaba previsto luego de haber suspendido con anterioridad su retorno como Papa inicialmente anunciado para este año.

"Está de más decir que yo hubiera querido ir a Argentina a beatificar a Mama Antula y a canonizar al Cura Brochero, pero no pude hacerlo, no es posible", dijo y añadió: "Ustedes no saben cuánto me gustaría volver a verlos. Tampoco podré hacerlo el año próximo porque ya están compromisos fijados para Asia, África, y el mundo es más grande que Argentina. Y, bueno, hay que dividirse. Dejo en manos del Señor que Él me indique la fecha".

El mensaje se difundió a 15 días de que se produzca su segundo encuentro con Mauricio Macri, desde que asumió como presidente argentino. También, las palabras de Francisco llegan en que la Iglesia argentina pide que se llame a un diálogo social entre los sectores de la producción y el trabajo.

“Es el amor a la Patria que me lleva a pedirles, una vez más, que se pongan la Patria al hombro, esa Patria que necesita que cada uno de nosotros le entreguemos lo mejor de nosotros mismos para mejorar, crecer, madurar", afirmó Francisco en su mensaje.

Durante el video, difundido mientras Francisco llegaba a Georgia en la primera escala de un viaje de tres día al Cáucaso, el Papa pidió por "una cultura del encuentro donde cada uno tenga su lugar" y subrayó que lleva al pueblo argentino “en el corazón” y siente “amor por la Patria”.





Por otro lado, expresó que “el pueblo argentino es mi pueblo, ustedes son importantes, yo sigo siendo argentino”, y recordó que todavía viaja con pasaporte argentino en cada uno de sus recorridos por el mundo.

"Estoy convencido que, como pueblo, son el mayor tesoro que tiene nuestra Patria. Cuando recibo cartas de ustedes, tantas que no a todas puedo responder, seguramente una que otra para hacerme presente, me consuelo, me da gozo y eso me lleva a rezar y rezo por ustedes en la misa, por las necesidades de ustedes, por cada uno más de ustedes", agregó.

“Ese pueblo que sabe ser solidario, que sabe caminar uno junto a otro, que sabe ayudarse, que sabe respetarse, es ese pueblo argentino que no se marea, que sabe encontrar sabiduría, y cuando se marea, los otros lo ayudan a que se le vaya el mareo", dijo y agregó: "Yo a ese pueblo argentino lo respeto, lo quiero, lo llevo en mi corazón”.



30/09/16




http://www.elortiba.org/




jueves, 29 de septiembre de 2016

42º PEREGRINACIÓN JUVENIL A LUJAN 1 Y 2 DE OCTUBRE 2016







https://www.facebook.com/caminandoalujan/





LUJÁN, UNA PEREGRINACIÓN A LA VIDA / 42 años


Testimonio de Fe y religiosidad popular


  "Madre, danos tu mirada para vivir como hermanos"





"Este es el siglo de América, 
este es tu siglo Señor, 
los jóvenes estamos presentes, 
testigos de tu gran amor..." 


Estrofa que cantábamos mientras peregrinábamos.-



Cuando todo comenzó hace 42 años, muy pocos sabíamos qué significaba peregrinar, no conocíamos el profundo sentido que tiene esa experiencia en todos los niveles, empezando por el principal, el humano. De hecho, no fue hasta "la tercera" de ellas, donde allí en la Parroquia del barrio y en plena dictadura militar, en aquel oasis de encuentro entre jóvenes, nos decidimos a ir. Reitero que se trataba de un grupo de jóvenes bastante importante en número y con una calidad diversa de posturas y compromisos, en mitad de la noche más larga y tortuosa que pudimos padecer como pueblo. No es antojadizo, teníamos otro lugar, otro sitio y la Iglesia, fue sin dudas, aquel rincón de confluencia y de abrigo. Ella nos abrió sus puertas, nos dio todo su espacio, toda su disposición y todo su amor. No hubiese sido posible sin ella, sin la parroquia del barrio y aquellos curas y laicos que en una pastoral social de liberación y con mucho miedo y mucho valor, nos enseñaron que la Iglesia éramos todos. Desde ese sencilla Comunidad de “Jesús salvador”, en Lugano, fuimos creciendo en la fe; entonces fue ahí, donde sentimos necesidad de llegar hasta la Virgen con todos nuestros proyectos, con todas nuestras alegrías y todas nuestras incertidumbres.

Aquella fueron tardes, noches y madrugadas de aprendizaje. Lo primero que uno siente es que no está solo y en ese momento histórico concreto (de Dictadura-genocida), eso es muchísimo... Después uno se sabe pueblo que camina, no que camina en términos usuales, sino como modo de vida; luego se aprende a compartir, a saber caminara rezar en silencio y en grupo, a conocerse mejor como personas, a vivir el sacrificio, el cansancio con un sentido de superación; a descubrir lo importante que significa el prójimo, tanto que en él se descubre al mismo Dios...


Pocas veces en mi vida he sentido la presencia de María tan en mí como cuando apoyado en un bastón (un palo de escoba), Ella y quienes me acompañaban, me sostenían, me alentaban, me infundían fuerzas cuando ya no daba más... Qué lejos quedaba Gral Rodriguez!! La pregunta obligada siempre era: Falta mucho para Lujan? Qué lejos quedaba Luján cuando salias hecho trizas de Rodriguez!! Inalcanzable, imposible con el sueño, las ampollas y la lluvia o el sol que te habían pasado su arado y surcado en todo el trayecto!! Veíamos los chicos que iban quedando, las lágrimas por no poder seguir, parecían muñequitos tristes sentados con los pies hinchados, muchos de ellos llagados, con un agobio palpable y en la ruta... Pero cuando los que llegábamos  mirábamos el cartel que decía: "Lujan centro urbano" y la flechita que indicaba que “ya la teníamos” a la ciudad encima, era el desborde de la fe que sobreponía todo, era la gente que nos aplaudía, nos recibía al llegar y por un instante sentíamos que éramos titanes pero la imagen de la virgencita, pequeña, a cuestas en los brazos de los peregrinos de adelante, nos bajaba los humos y nos decía que era María la que importaba... Entré varias veces a la Basílica después de cada peregrinación y cuando me disponía a agradecerle y a orar, levantaba la mirada, y entre tanta majestuosidad arquitectónica, entre el esplendor envolvente y la pompa vacua, estaba Ella, su figura morena, su estampa popular y simple; en apariencia sola e insignificante, rodeada de tanta ostentación proyectada a modo de piedad, pero única en sí misma y en el corazón de la gente.


Luján no terminaba en Luján, Luján continuaba en la vida de cada uno, de todos como comunidad, en la fe como testimonio social y privado, Luján quedaba mucho más lejos todavía que lo que pensábamos, en realidad a ese “Luján”  "no se llega nunca", todos los días se peregrina hacia él. No sabíamos que lo teníamos dentro nuestro, pero para saberlo debíamos pasar por ese otro Luján que nos preparó para entenderlo; más que como un destino, Luján entonces, se transformó en una partida sin solución de continuidad, desde allí, era posible transitar la fe para hacer el Reino presente con auténtica devoción y perseverancia entre todos, preferentemente los pobres, desde allí podíamos vivir la fe sin medias tintasfortalecidos en una movilización religiosa y popular que excede toda palabra. 


Imposible explicarlo solo desde aquí, para saberlo hay que ir...


BuenaNueva21


viernes, 23 de septiembre de 2016

"UN PASTOR TIENE QUE ESTAR AL LADO DE LAS LUCHAS DE LOS PUEBLOS" / Entrevista al cura jesuita venezolano Numa Molina




Mariano Martino


"Un pastor tiene que estar al lado de las luchas de los pueblos"

El jesuita venezolano Numa Molina visita la Argentina con el plan de armar una red regional de sacerdotes que abracen la Opción por los pobres, continuando de alguna manera la huella que dejó "el gran Padre Mugica".





Es la primera vez que el cura jesuita venezolano Numa Molina visita la Argentina. Colaborador estrecho de Hugo Chávez, integrante de la comisión por la Verdad y Justicia en su país y ferviente defensor del legado del bolivariano continuado con firmeza, en su propia visión, por el presidente Nicolás Maduro, Molina, llegó a Buenos Aires con el plan de armar una red regional de sacerdotes que abracen la Opción por los pobres, continuando de alguna manera la huella que dejó “el gran Padre Mugica”, como él mismo lo llama. Dice que la misión cristiana es “apoyar la lucha de los pueblos” cuyos líderes favorecen a los más necesitados, y pone en ese grupo a Rafael Correa, Evo Morales, Néstor y Cristina Kirchner y el propio Chávez, entre otros.

En su recorrida se reunió con emblemáticos organismos de Derechos Humanos. El martes, Tiempolo acompañó en un encuentro en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo con su presidenta, Estela Carlotto, y otras abuelas, que le contaron detalles de la recuperación de los nietos. Algunos de ellos estaban allí presentes y emocionaron al sacerdote con sus historias.


"Me ha llenado muchísimo la capacidad de lucha de los argentinos".


“Me ha llenado muchísimo la capacidad de lucha de los argentinos”, dijo Molina al terminar. “Pero también veo un pueblo que está preocupado, que está como queriendo conservar la fe y la esperanza pero como que ve todo se le desmorona. Hay una gran duda, es lo que uno percibe en la población”, aseguró a Tiempo.

-¿Ha recorrido otros países de la región en este viaje?

-En este momento no, pero en otros viajes sí, veo que este escenario es muy parecido al de Brasil, es lo que también en ciertos momentos ha vivido Ecuador, Bolivia. Así que esa es la realidad que uno percibe, una cantidad de valores en un pueblo hermoso con unas potencialidades inmensas, pero por otro lado un escenario que se ha venido creando que es parte de la línea que el imperio ha dado para se haga en América Latina. Desde fuera hay unas fuerzas que se identifican igual en cada uno de los países.

-¿Qué futuro augura a Venezuela con la guerra económica denunciada por Maduro y con una oposición que presiona desde los frentes mediáticos y los poderes desde el exterior?

-Desde adentro, Venezuela es un pueblo que lleva tres años resistiendo, y te diría que llevamos 17 años resistiendo, porque con el presidente Chávez no pararon nunca. El proyecto de la oposición era sacar a Chávez. Ahora es sacar a Maduro. Ellos no tienen un proyecto de país, no ofrecen nada. El proyecto es “quítate tú para ponerme yo”. Eso hace que tengamos una oposición muy pobre. Yo podría decir que el futuro de Venezuela es muy alentador, tenemos optimismo porque tenemos un pueblo y una Fuerza Armada unidos, eso fue parte de la genialidad de Chávez. Y a ese pueblo y esa Fuerza Armada unidos, luchando por los ideales que tenemos de país, no lo van a lograr minar así fácilmente. Hoy nomás salió una encuesta sobre el estado de ánimo de los venezolanos y el 57% dice tener mucha esperanza.

-¿Cómo ve el conflicto en Mercosur donde le ha sido arrebatada, prácticamente, la presidencia a Venezuela?

-El pueblo en Venezuela está consciente que esto no es ninguna falla del gobierno venezolano. Ahora dicen que no tiene reunidas las condiciones para ser presidente. Esas son argucias que también forman parte de lo que el imperio está dando como línea, pero eso es totalmente falso. Está incluso descartado por los expertos en el tema. El pueblo venezolano sabe que le quieren quitar a Venezuela, no solo la presidencia, sino también sacarlo del Mercosur. Nosotros vamos a resistir, vamos a seguir la lucha, sabemos que tenemos todos los derechos, que más bien Venezuela ha acelerado la inserción. Ha logrado cumplir el 80% de los requisitos en cinco años que los otros países no han cumplido en 25.

-¿Este plan regional con los curas de la Opción por los Pobres es reciente o viene de antes?

-No, no nos habíamos encontrado, es la primera vez y estamos buscando encontrarnos y unir la experiencia larga que tienen ya en Argentina, con un grupo de sacerdotes que tenemos hace rato la mirada en el trabajo por los pobres, pero que estamos un poco dispersos. Creo que llegó el momento de que unamos esfuerzos y no quedarnos trabajando cada uno en su espacio, sino que podamos intercambiar experiencias, encontrarnos, beber por ejemplo de la experiencia que dejó aquí el gran padre Mugica y todos estos curas del Tercer Mundo que hoy están agrupados en la Opción por los pobres. Es un modo político de entender la fe.

-Hay contactos con otros países?

-No, pero vamos a empezar a contactar, porque tenemos sacerdotes y comunidades eclesiales de base muy comprometidas en Brasil, en Bolivia. El ALBA tiene una gama de países que están en el Caribe. Los que creemos en Cristo ponemos en común las potencialidades para que la fe se haga vida en los pueblos y podamos apoyar los procesos de los pueblos. Un cristiano, un pastor, si se lo cree de verdad, tiene que estar al lado de las luchas de los pueblos, no puede estar de espaldas, ¿qué tipo de pastor es ese?

-¿Hoy cuál sería esa lucha de los pueblos que ven como central y necesaria para apoyar?

-Acompañarlos en este despertar que se vive en América Latina. Yo no puedo estar ajeno al proyecto de Correa, por ejemplo, si está favoreciendo a los pobres. Al proyecto de Chávez en Venezuela, a las luchas de lo que significó aquí los gobiernos de Cristina y de Néstor; Evo en Bolivia. Cuando uno enfoca el lente encuentra ahí mucho testimonio de amor y de cercanía a los pobres. ¿Yo qué tengo que hacer? Aportar el testimonio cristiano de los valores, de solidaridad, de amor al prójimo, de trabajo con las familias. Eso nos toca a nosotros. La Historia nos va a juzgar si no hacemos nada.




http://www.tiempoar.com.ar/




viernes, 9 de septiembre de 2016

DOMINGO 11 DE SEPTIEMBRE DE 2016 MÁS MISERICORDIA X MENOS EXCLUSIÓN



Resultado de imagen para DOMINGO 11 DE SEPTIEMBRE DE 2016 MÁS MISERICORDIA X MENOS EXCLUSIÓN





EL MILAGRO DEL PADRE PEDRO Por Andrés Osojnik



Resultado de imagen para pedro opeka



› UN CURA ARGENTINO Y FUTBOLERO, HÉROE DE LOS POBRES AFRICANOS

SUBNOTAS


El milagro del padre Pedro

Nació en el Conurbano. Tiene 55 años. Y hace 27 vive en Madagascar, uno de los países más pobres del mundo. Allí construyó una ciudad donde había un basural y sacó de la miseria extrema a cientos de miles de malgaches. Cousteau filmó un documental sobre su obra y en Europa circulan dos libros sobre su vida. Es la versión masculina de la madre Teresa de Calcuta. Y ya fue propuesto al Premio Nobel de la Paz.



Por Andrés Osojnik




Es argentino, hijo de eslovenos, pero su lengua diaria es el malgache. Es el idioma que habla desde hace treinta años, cuando decidió convertirse en misionero en el Africa. Y está allí desde entonces, en Madagascar, uno de los países más pobres del mundo, ayudando a salir de la más extrema de las miserias a miles de desamparados. Con ellos se enterró en el barro hasta la cintura para cultivar arroz, con ellos levantó las casas de los sin techo, con ellos padeció todas las enfermedades imaginables de la selva tropical, con ellos transformó un inmenso basural en una nueva ciudad. Su obra es reconocida en Europa, donde se han escrito dos libros sobre su vida. Su trabajo quedó registrado en siete documentales, incluido uno de Jacques Cousteau. Es Pedro Opeka, un cura nacido en el conurbano bonaerense, futbolero y candidato al Premio Nobel de la Paz.

Madagascar es una isla, la quinta más grande del planeta. Ex colonia francesa, tiene 16 millones de habitantes y 18 tribus. Y un ingreso per cápita de 230 dólares por año: cada habitante gana en promedio 63 centavos de dólar por día. El país ni siquiera se autoabastece de arroz, que es el principal sustento de vida. A ese olvidado fin del mundo se internó Opeka entre el ‘70 y el ‘72 para hacer una experiencia como novicio. Y volvió tres años más tarde, esa vez para siempre.

Ahora está en Buenos Aires, visitando a su familia y festejando los 90 años de su padre, que –igual que la mamá– es inmigrante esloveno, llegado al país después de la Segunda Guerra Mundial.

–¿Qué lo llevó a abandonar todo en la Argentina y cambiar de vida?
El “padre Pedro”, como se lo conoce en Africa y Europa, sonríe.
–Todo hombre es mi hermano. ¿Cómo no lo voy a ayudar?
Por ese objetivo dejó aquí a sus padres, a sus siete hermanos y la vida hecha hasta entonces en distintos barrios del Conurbano: nació en San Martín, estudió en Lanús, vivió en Ramos Mejía y el noviciado lo hizo en San Miguel. Luego estudio Filosofía en Eslovenia y Teología en Francia. Volvió en 1975 para ordenarse como sacerdote en la Basílica de Luján. Y ese año partió definitivamente a Madagascar, a los 27 años. Ahora tiene 55. Y cuando habla en castellano, algunas palabras se le escapan en francés, el otro idioma oficial de la isla.
Selva y fútbol

“Mi vida en Madagascar se divide en dos capítulos: los primeros quince años transcurrieron en la costa sureste, en un lugar selvático, luego fui a la capital, Antananarivo”, cuenta.
–Lo mandaron al medio de la selva recién llegado.

–Sí, la selva tropical, un pueblo llamado Vangaindrano. Era un ambiente hermosísimo, un día de sol eso era un paraíso. Pero el agua estaba contaminada y los bosques iban siendo destruidos. Ahí he visto por primera vez chicos con hambre. Y he visto las enfermedades de la gente, aunque todos con mucha alegría y dignidad: vi esa bondad natural que Dios ha creado en el hombre, el respeto de los chicos por los padres, de los padres por los ancianos. Todo lo contrario a lo que viví después en la capital.

–¿Qué hacía en la selva?
–Ahí animaba la iglesia del lugar. Había 25 mil habitantes en el pueblo y 5 mil bautizados. Eramos cuatro curas eslovenos que llegamos, blancos nosotros, a trabajar entre los negros. Y nos metimos mucho con la gente.

El estigma de ser blanco fue justamente su primer obstáculo. Había atrás demasiados años de sojuzgamientos, de represiones y de matanzas para que una comunidad africana aceptara la presencia de un miembro de aquella raza del terror.

El padre Pedro encontró la brecha en el fútbol, una de sus pasiones. “Me metí a jugar al fútbol con la gente –recuerda–. Los domingos después de misa me venían a buscar para llevarme a la cancha. Y jugaba con ellos. Eso los sorprendió muchísimo. ¿Qué hacía un blanco jugando con un negro?, se preguntaban. Ahí nació una nueva imagen: corriendo estábamos de igual a igual, con las mismas chances. Y hasta me convertí en goleador del equipo.”
–¿Le dejaban hacer los goles?

–No, al contrario. Me daban patadas y codazos, aprovechando para desquitarse de los blancos. Después empezaron a cambiar. Decían, no hay que pegarle tanto, es otro blanco. Un día pasó que mi equipo jugaba en otro pueblo y yo llegué tarde, en el segundo tiempo. Y cuando entré a la cancha, la hinchada contraria se puso de pie y me aplaudió.

Al quiebre del fútbol siguió la decisión de meterse en el barro para ayudar en el cultivo del arroz. “Aquí pasan hambre, nos dijimos. Y decidimos dar ejemplo. Así impulsamos el valor del trabajo, la importancia del desarrollo de cada uno, trabajando a la par, todo el día”, cuenta Opeka. Y esa fue otra sorpresa: ellos, los blancos, los notables, los personajes, metidos en el fango hasta la cintura, cultivando el arroz para sobrevivir.

Después vino el dispensario para la salud, la escuela, la cooperativa de campesinos. Y después, las enfermedades. El padre Pedro terminó con paludismo y parasitosis.

Ciudad y basura

Así, con el estómago hecho un zoológico, como dice ahora, fue enviado a la capital del país para curarse y hacerse cargo luego de la formación de los futuros sacerdotes malgaches. Los superiores de la orden de San Vicente de Paul, a la que pertenece, tuvieron en cuenta sus estudios de teología y filosofía. Eso ocurrió en 1989. Pero Opeka no resistió el claustro del seminario. “Cuando llegué a Antananarivo –relata– ya no vi pobreza; vi miseria como uno nunca se la puede imaginar si no la ve. Vi en las afueras de la ciudad a 800 familias, cada una con seis, siete, ocho chicos, metidas adentro de la basura, viviendo en el vertedero, en túneles hechos dentro de los desperdicios. Los chicos muriendo de frío en invierno, con una camisita, descalzos, sin comida, sin casa. Vi madres a las que se les habían muerto seis o siete chicos. ¿Y de qué le vas a hablar a una madre que perdió a siete chicos? Callate y andá a ayudarle. Y pensé, si pido permiso a mis superiores no me lo van a dar, no es mi oficio ocuparme de ese problema social. Vamos directamente, dije.”

–¿Abandonó el seminario?
–No, yo era el director, así que tenía tiempo libre a la mañana y a la tarde. Y entonces me iba con ellos. Yo ya sabía la lengua, ya tenía la experiencia de la selva, por eso fue un poco más fácil.

Lo primero que hizo fue crear una pequeña casa para los chicos, un hogar de cuatro metros por cuatro, al borde del vertedero, para darles la leche o el té. Después convenció a los padres para que enviaran a sus hijos una hora antes de la merienda: en ese rato jugaba con ellos, les cantaba y les enseñaba a escribir. El basural tenía unas 20 hectáreas. Sobre ellas vivían cinco mil personas. Opeka convocó a algunos conocidos para que le ayudaran, jóvenes que se recibían y no tenían qué hacer por el gran desempleo. Y emprendió su gran desafío: crear trabajo para los sin techo. “Mi papá me enseñó el oficio de albañil, eso me fue muy útil, porque soy muy práctico: donde pongo el ojo veo trabajo”, explica.

Primero entusiasmó a los hombres a desafiar la montaña llena de granito para convertirla en piedras, pedregullo y adoquines: materiales que se podían vender para la construcción. Así nació la cantera en la que llegaron a trabajar 2500 personas que hasta ese momento estaban en la calle y vivían de la basura. Luego propuso aprovechar el vertedero como fuente de trabajo, y creó una empresa de venta de abono natural. 

La organización se consolidó con la construcción de viviendas. Primero se prohibió vivir dentro del basural y se levantaron casillas precarias en los bordes del vertedero, para disminuir el riesgo sanitario. Luego, las casuchas fueron siendo reemplazadas por casas de ladrillo, de dos pisos, que él mismo iba levantando, a la par que enseñaba cómo hacerlo.
–Fui criticado porque las casas que construíamos para los pobres eran lindas, grandes, con detalles muy cuidados. Cada casa nos cuesta cuatro mil euros. ¿Por qué los pobres tienen que vivir en casas feas?

Las casas se convirtieron en un barrio, en dos, en tres. Hoy son 17 pueblitos que conforman una verdadera ciudad levantada donde estaba el basural. Ya fueron construidas 2300 casas y faltan 450, dice Opeka. Por el centro de acogida pasaron 200 mil personas. De ésas, 17 mil están viviendo en la nueva ciudad. Cada pueblo tiene su comité y las medidas se toman entre todos, cuando se juntan en un parlamento los representantes de cada comité. Fueron creadas cuatro escuelas primarias, tres secundarias, un liceo: allí estudian 7000 alumnos. Y un jardín de infantes, al que van 200 chicos. Hay talleres de empleo, de bordados, confección, artesanía: 500 mujeres pasaron por esos cursos. Ahora trabajan 800 personas estables en la cantera. Hay cuatro dispensarios, un pequeño hospital y dos maternidades. Los colaboradores del padre Pedro llegan a 253, entre técnicos, docentes, médicos, enfermeros. Hay un dispensario, redes de agua potable y un comedor.

–¿Cómo financia toda esa obra?
–Se han creado redes de amigos que juntan donaciones, hay tres ONGs en Francia y una en Mónaco. También recibimos ayuda de España y Eslovenia. Aunque Argentina está ausente de esta obra.
–¿Nunca hubo impulso acá para juntar ayuda?
–Unos familiares y amigos quisieron hacerlo, formar una ONG, pero justo vino el corralito y todo el esfuerzo quedó en la nada. Sé que lo importante para eso es difundir todo este trabajo. Yo al principio no estaba muy entusiasmado con los periodistas que venían a ver la obra. Una vez vinieron de Paris Match y yo dije, uh, Paris Match. Pero unos amigos de Médicos sin Frontera que me ayudaban me decían, tenés que contar por todos lados lo que estás haciendo.

Así llegó a entrevistarse con varios presidentes europeos. Y Danielle Mitterand le dedicó un capítulo de su libro Memorias de una primera dama. El capítulo se titula “Pedro Opeka, el sacerdote futbolista de Madagascar”. En Francia fueron escritos otros dos libros con su biografía. Y uno tercero se editó en Madagascar. Ya son siete los documentales filmados sobre su obra. Uno de ellos de Cousteau, que quedó conmocionado después de hacer el documental. “Iba por todos lados diciendo ‘ayuden al padre Pedro’”, recuerda Opeka. Otro documental lo hizo el principal presentador de noticias de la televisión francesa. Eslovenia y Mónaco lo propusieron como candidato al Premio Nobel de la Paz.

El padre Pedro está sorprendido por esa repercusión, pero feliz. Sabe que todo eso le sirve a su gente, los malgaches. Son, en realidad, su familia: ahora está en Buenos Aires de descanso por un par de meses, pero bendice la existencia del correo electrónico. Dice que sin el e-mail no podría quedarse tanto tiempo aquí. Les acaba de mandar una larga carta de aliento a los chicos que deben dar su examen del liceo. Es lo que esperan del padre Pedro. Del milagro del padre Pedro en Madagascar.



http://www.pagina12.com.ar/