BEATIFICACION DE NUESTRO QUERIDO JOSE GABRIEL BROCHERO
La beatificación del cura José Gabriel Brochero, aprobada ayer por el papa Benedicto XVI, hizo estallar de júbilo a los feligreses de su pueblo natal Villa Santa Rosa y de Villa Cura Brochero, donde desarrolló su obra social y religiosa. En ambos lugares tronaron campanas, pirotecnia y gritos de algarabía de la gente que adoptó a Brochero como un símbolo.
La increíble salvación de un bebe de 11 meses que en un accidente de tránsito sufrió fractura cerebral con pérdida de masa encefálica, por quien la ciencia médica ya nada podía hacer, fue acreditada como un milagro del llamado “cura gaucho” que los padres de la criatura le encomendaron.
La comprobación del milagro atribuido al sacerdote se produjo después de un largo proceso, que comenzó en Córdoba y finalizó ahora en el Vaticano. Para el futuro ya se piensa en gestionar su consagración como santo, según confió Dante Simón, el vicario judicial que intervino en el proceso.
En el Arzobispado de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez reunió a la prensa para anunciar la noticia, junto a los padres del niño salvado por el milagro brocheriano. “Me llena de alegría y emoción. Es un hombre que gastó la vida en Traslasierra predicando el Evangelio y buscando también una vida cada vez más humana y más digna para los fieles de su parroquia”, dijo Ñáñez.
Al destacar la beatificación que se formalizará en septiembre próximo, Ñáñez expresó que Brochero era “un modelo para los sacerdotes, para los creyentes y para la Iglesia” y enumeró su obra pastoral.
Su tarea abarcó la asistencia social, construcción de escuelas, caminos y hasta la concreción del trazado ferroviario que unió la capital provincial con el valle de Traslasierra, divididos por la cadena montañosa de las Altas Cumbres. Ese tortuoso trayecto Brochero lo transitó infinidad de veces a lomo de mula.
Ante los periodistas, Sandra Violino y Osvaldo Flores, los padres de Nicolás -el niño salvado por el milagro- se mostraron felices por la beatificación y se declararon “brocherianos de la primera hora”, ya que siempre adhirieron a la obra del cura y encomendaron su matrimonio y el posterior embarazo a Brochero. Más aún, dijeron que cuando ocurrió la tragedia automovilística le imploraron que salvara la vida del bebe.
Sandra dijo a LA NACION que Nicolás -hoy tiene 13 años y acaba de concluir la escuela primaria- “tiene una profunda fe y ha vivido esta realidad. Comparte la misa en Villa Cura Brochero y visita la tumba (del sacerdote)”.
“Nos dijo que está muy emocionado y que sentía mucho amor en su corazón”, agregó. Y justificó su ausencia ayer en el Arzobispado al indicar que prefirieron preservarlo de todo este proceso.
Señaló que la familia estaba segura de la beatificación y que desde el día del accidente del niño rezaban diariamente para pedir la consagración del cura.
A su vez, el perito médico que intervino en la causa, Carlos Rezzónico (ex ministro de Salud de la provincia), expuso un descarnado informe sobre la situación que afrontó el bebe al ocurrir el accidente y concluyó que su recuperación “fue inexplicable” para la ciencia, aunque aclaró que los médicos no podían hablar de milagro.
Recordó que en el percance, ocurrido el 28 de septiembre de 2000, el niño experimentó “un severísimo trauma craneoencefálico” y que “como sucedió en ruta sin recibir auxilio inmediato debió afrontar una situación vital sumamente crítica con riesgo de muerte inmediata y de sufrir además severas lesiones del encéfalo”.
Agregó que “tuvo un riesgo de muerte casi del 100%, como lo señala la literatura referida a una lesión traumática craneoencefálica, con fractura y pérdida de sustancia ósea y masa cerebral acompañada de hemorragia externa e intracraneana”.
El médico indicó: “[El bebe] careció de ayuda inmediata fundamental para su reanimación, no se lo pudo intubar ni canalizar un vaso periférico para tratar su estado de shock. Se tardó más de una hora para proporcionarle tratamiento efectivo hasta llegar al Servicio de Emergencia del Hospital de Niños de Córdoba”.
Nicolás debió superar tres paros cardiorrespiratorios, uno de ellos de 15 minutos de duración.
Puntualizó que la recuperación del niño “excede claramente lo esperado, pues era remota su posibilidad de vida y, en el caso de sobrevivir, sólo con riesgo de permanecer con severos impedimentos neurológicos”.
Remarcó que “por el contrario, se dio una restauración esencial de las funciones cerebrales: cognitiva, motora y sensorial”.
Concluyó que “la naturaleza se vio auxiliada por la intervención de factores que nuestros conocimientos médicos no explican” y que así lo entendió la junta médica del Vaticano para atribuir el milagro al cura Brochero.
Una vida consagrada
Amplia tarea del sacerdote en el Valle de Traslasierra
Trayectoria:
José Gabriel Brochero había nacido en 1840 en Santa Rosa del Río Primero y murió en 1914, afectado de lepra.
Iniciativas:
No sólo asistió enfermos y salvo vidas, sino que promovió una casa de retiros, una escuela para niños, la construcción de caminos y la extensión del ferrocarril
Fuente:
http://curabrochero.wordpress.com/
nnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn
nnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn
Biografía
Puertas Abiertas | Vocacional
El Cura Brochero, hijo del Seminario de Loreto
José Gabriel del Rosario Brochero nació el 16 de marzo de 1840 en Santa Rosa de Río Primero, Córdoba.
Entró al Seminario Mayor de Córdoba “Nuestra Señora de Loreto”, el 5 de marzo de 1856, cuando tenía 16 años. Un amigo suyo escribió: “Muchas veces le he oído contar [a Brochero] que la constante preocupación de su juventud fue el sacerdocio… No sabía qué vocación seguir: la laical o la sacerdotal… Su espíritu fluctuaba y su corazón sufría con esta indecisión. Un día, dominado por esta preocupación, asistió a un sermón en que se bosquejaron las exigencias y sacrificios de una y otra… y apenas concluyó de escucharlo, la duda ya no atormentaba su alma, y ser sacerdote era para él una resolución inquebrantable” (CÁRCANO, RAMÓN J.,José Gabriel Brochero, en: Periódico Los Principios, Córdoba, 30 de enero de 1916.)
Es ordenado presbítero el 4 de noviembre de 1866 por el Obispo Vicente Ramírez de Arellano. El 10 de diciembre del mismo año celebra su primera misa en la capilla del Colegio Seminario “Nuestra Señora de Loreto”, cuando ésta se encontraba en la casa detrás de la Catedral, donde hoy se encuentra la Plazoleta del Fundador.
En diciembre de 1869 asume el Curato de San Alberto, siendo San Pedro la villa que hacía de cabecera en aquel departamento. Por aquel tiempo el extenso Curato de San Alberto (de 4.336 kilómetros cuadrados) contaba con poco más de 10.000 habitantes que vivían en lugares distantes sin caminos y sin escuelas, desperdigados por las Sierras Grandes de más de 2.000 metros de altura. Era triste el estado moral y la indigencia material de la gente. El corazón apostólico de Brochero no se desanima, sino que desde ese momento dedicará su vida toda no sólo a llevar el Evangelio sino a educar y promocionar a sus habitantes.
Al año siguiente de llegar, comenzó a llevar a hombres y mujeres a Córdoba, para hacer los Ejercicios Espirituales recorriendo unos 200 kilómetros cruzando las sierras. Dicha travesía requería tres días a lomo de mula y las caravanas muchas veces superaban las quinientas personas. Más de una vez fueron sorprendidos por fuertes tormentas de nieve. Al regresar, luego de nueve días de silencio, oración y penitencia sus feligreses iban cambiando de vida, siguiendo el Evangelio y buscando el desarrollo económico de la zona.
En 1875, con la ayuda de sus feligreses, comenzó la construcción de la Casa de Ejercicios de la entonces Villa del Transito (localidad que hoy lleva su nombre). Fue inaugurada en 1877 con tandas que superaron las 700 personas, pasando por la misma, durante el ministerio parroquial del Siervo de Dios, más 40.000 personas. También construyó la casa para las religiosas, el Colegio de niñas y la residencia para los sacerdotes.
Con sus feligreses construyó más de 200 kilómetros de caminos y varias iglesias, fundó pueblos y se preocupó por la educación de todos. Solicitó ante las autoridades y obtuvo mensajerías, oficinas de correo y estafetas telegráficas. Proyectó el ramal ferroviario que atravesaría el Valle de Traslasierra uniendo Villa Dolores y Soto para sacar a sus queridos serranos de la pobreza en que se encuentran, “abandonados de todos pero no por Dios”, como solía repetir.
“Un sacerdote que vivió una verdadera pasión por el evangelio que testimonió y transmitió en medio de una considerable transformación cultural en nuestro país después de los acontecimientos de la organización nacional. Sin ingenuidad, pero también sin ceder a lamentos o enfrentamientos estériles se dedicó con empeño y con espíritu constructivo a la maravillosa tarea de la evangelización. De su pasión por el evangelio brotaba también su pasión por sus hermanos y el deseo de brindarles las condiciones de una vida digna. Por eso trabajó incansablemente por levantar templos o capillas, la casa de ejercicios espirituales en la Villa del Tránsito, escuelas y otras obras que aseguraran a todos una existencia que mereciera el título de humana y cristiana.” (Mons. Carlos Ñáñez, homilía Misa Crismal 1º de abril de 2010).
Pocos días después de su muerte, el diario católico de Córdoba escribe: “Es sabido que el Cura Brochero contrajo la enfermedad que lo ha llevado a la tumba, porque visitaba largo y hasta abrazaba a un leproso abandonado por ahí”. Debido a su enfermedad, renunció al Curato, viviendo unos años con sus hermanas en su pueblo natal. Pero respondiendo a la solicitud de sus antiguos feligreses, regresó a su casa de Villa del Transito, muriendo leproso y ciego el 26 de enero de 1914.
Fuente:
http://www.seminariocordoba.org.ar