Resulta lamentable la negación, ceguera de evangelio y ausencia de sentimiento cristiano, de este grupo fanático, retrógrado e identificado con las premisas, valoraciones, ideología y acciones del Terrorismo de Estado.
Sus argumentos, sobre el hecho puntual del asesinato, son los mismos que sostuvieron y sostienen los genocidas y sus cómplices.
Además, se rebelan contra una sentencia judicial firme, que estableció, después de analizar pruebas y recoger una enormidad de testimonios, sobre la intensionalidad y criminalidad del hecho que provocó la muerte de Angelelli.
También agreden y faltan el respeto a un tribunal de la Constitución, la democracia y la república.
Sugestivamente, se colocan en inquisidores y jueces, de organismos de la Iglesia que históricamente han sido prudentes, ecuánimes y celosos custodios de la verdad, a la que llegan después de serias y profundas etapas de minuciosa investigación.
Ponen en tela de juicio la rectitud y facultad, propia del Papa, de reconocer y declarar la santidad evángelica y la fidelidad, incluso a costa de la propia vida, de los miembros de la Iglesia, como en este caso, los padres Carlos y Gabriel, Wenceslao y Monseñor Angelelli, contradiciendo sus propias afirmaciones de adhesión a la Iglesia y su Pastor Universal, Francisco.
Además, con poco rigor histórico y teológico, y una clara intensionalidad descalificatoria de Angelelli, juzgan al obispo, como alguién con "conductas incompatibles con la fe católica y las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia."
Esa misma opinión de Angelelli tenían los opositores a la Iglesia del Concilio Vaticano ll , los acérrimos defensores de la doctrina de la Seguridad Nacional, base teórica e ideólogica del Terrorismo de Estado y los detractores del propio Angelelli y de cuánto cristiano que tuvo y tiene la osadia evangélica de encarnar el mensaje de Cristo en los avatares de la historia y en el corazón de los pueblos.
Por todo esto, por la Memoria agradecida de un pueblo sencillo y creyente, por la lucha evangélica y humanista de Verdad y Justicia, por la dedicada y delicada investigación del Obispo Marcelo Colombo y expertos/as diversos/as, junto al Papa Francisco:
Expresamos nuestro repudio a ésta maniobra de entorpecimiento, agresión y negación de la vida, trayectoria y fidelidad intachable de Angelelli al Evangelio liberador de Jesús, que intentan hacer éste grupo extremista, fieles representantes de la Inquisición actual, de los intereses de los poderosos, de los enemigos de la dignificación del pobre, de los partidarios de la violencia del Terrorismo de Estado, de los que persiguen a los/as que abrazan el evangelio de la justicia, la solidaridad y la paz como nos enseñó el maestro de Galilea.
Son los que no les interesa el pueblo, sino sus privilegios, su racismo, su desprecio de clase, su religión vacía de compromiso con el otro/a y su fariseismo de formas, apariencias y rigideces conservadoras y reaccionarias.
Angelelli desde su alta palabra y su inmenso testimonio, los interpela: " Con un oido en el pueblo y otro en el evangelio."
Y eso tan simple, es lo que les molesta.
Por eso quieren seguir matando a Angelelli, con cínico encono.
Pero el pueblo, la historia, la memoria y el Dios de la Vida, siguen resucitándolo.
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