lunes, 28 de mayo de 2018

ZAQUEO, EL CARDENAL Y EL SAQUEO Por Eduardo de La Serna






Zaqueo, el cardenal y el saqueo


Por Eduardo de La Serna





Por qué la homilia de Poli no molestó a Macri



Viendo los diferentes comentarios, sorpresas, desatinos a raíz de la referencia del cardenal Mario Poli a un tal Zaqueo en el “Te Deum” quisiera hacer una serie de precisiones estrictamente bíblicas y luego algún comentario (no al texto del cardenal, sino a partir del texto bíblico).
El texto escogido se encuentra en el evangelio de Lucas (19, 1-10). Comienza con la llegada de Jesús a una ciudad, Jericó, y finaliza con un dicho (un “logion”): “el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido” (v.10). En el v.11 hay un nuevo comienzo, característico de Lucas, aludiendo al viaje de Jesús a Jerusalén, con lo que la unidad queda claramente delimitada. Es razonable que Jesús pase por Jericó (lo señalan también otros evangelios) puesto que se dirige a la ciudad santa para la fiesta de la Pascua.
Algunas precisiones previas:
El nombre, Zaqueo. Evidentemente no tiene nada que ver con el “saqueo” (que quizás, alguno, quiso relacionar al escuchar el texto). Es un nombre que encontramos otra vez en la Biblia (1 Macabeos 2,19). El nombre tiene su origen hebreo en la raíz “zakkay” y significa limpio, inocente. Es conocido, por ejemplo, un famoso rabino de finales del s. I: Yohannan ben Zakkay.
De Zaqueo el texto nos dice dos cosas: que era “jefe de los publicanos” y “rico”. Para el primero, Lucas utiliza una palabra que no encontramos en otros textos helenistas: arjitelônês, jefe de los “publicanos”. Los “publicanos” (en griego telônês) eran propiamente “cobradores de peajes”; el despacho, o mesa de cobranzas se llama telônion (hay una referencia a los pagos en 1 Macabeos 13,39). De estos cobradores sólo se habla en los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas en toda la Biblia. Es sabido que cada provincia debía pagar a Roma unos impuestos anuales en relación a la población existente (de ahí la importancia de los censos). Cada gobernante (etnarca, tetrarca, Procurador/Prefecto, reyes clientes) debía pagar a Roma, para lo cual tenía en las ciudades o caminos importantes estos cobradores que, a su vez, podían cobrar a su antojo. Para graficarlo: el recaudador de Tal ciudad debe pagar al gobernante X suma anual; si recauda menos debe pagarla de todos modos en su perjuicio, pero si recauda más pasa a sus arcas en su beneficio. De allí que el cobro excesivo era habitual entre los cobradores. Juan el Bautista, por ejemplo, a los cobradores de peaje que le preguntan qué deben hacer para prepararse y dar frutos de conversión les dice: «No exijan más de lo que les está fijado». (Lc 3:13). Este oficio, entonces, especialmente por la capacidad de estafa sin control, es considerado “deshonroso” y pecado. En la escala del honor, tan importante en la cultura de su tiempo, para los judíos, estos cobradores estaban en el escalón más bajo, y eran comparados con las prostitutas (ver Mt 21:31).
Los “ricos”, son particularmente importantes en el evangelio de Lucas (mientras el término se encuentra 2 veces en Marcos y 3 en Mateo, lo tenemos 11 veces en Lucas). En Marcos se encuentra en una perspectiva crítica, mientras que en Mateo se añade a José de Arimatea, discípulo de Jesús, como una persona “rica” (27,57). En Lucas, en cambio, la mirada es siempre crítica. Para ser precisos (los evangelios no son “clasistas” en el sentido contemporáneo) el tema principal es “el hermano (y la hermana)”. Por eso en Lucas también es importante la “limosna” (que no son las moneditas que sobran, precisamente): se trata de dar con generosidad y misericordia (éleos, de donde viene “limosna” en griego). Se trata de “vender los bienes y dar limosna” (Lc 12:33). Evidentemente, si un “rico” vende los bienes para dar limosna su situación cambia (deja de ser rico) y cambia la situación de los pobres (también dejan de serlo): “Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno” (Hch 2:44-45). Es característico de Lucas la idea de que la situación de los pobres cambiará (ver 1,52-53; 6,20.24; 16,19-31).
En el caso de Zaqueo, hay un problema en la traducción. El texto dice: “Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres, y a quien haya defraudado le devuelvo cuatro veces más” (v.8). Por tanto, no es evidente si Zaqueo ya lo hace (y por tanto no es un estafador) o si lo hará a partir de “ahora” que ha encontrado a Jesús. Ambas lecturas son posibles y razonables (el cardenal Poli optó por la primera variante). Zaqueo se quejaría de la discriminación que padece (deshonra) sin merecerlo y Jesús lo reconoce como “hijo de Abraham” a pesar de todo (primera lectura), o bien, Jesús con su visita le concede la conversión (tema importante en Lucas) y entonces cambia su actitud con los bienes y las personas. Es interesante que – en el Evangelio– un capítulo antes, un “importante” (arjôn, como Zaqueo es arjôn-telônês) y “rico” se niega a compartir los bienes y Jesús repite que es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios (18,18-23.25) lo cual es, sin duda alguna, algo imposible (mientras sea rico, puesto que si hubiera compartido –limosna mediante– sus bienes con los pobres su situación cambiaría). Volveremos en seguida sobre esto. A continuación, miraré el texto repitiendo en parte lo dicho en otra ocasión:
Jesús está atravesando Jericó, su última escala antes de la tan ansiada llegada a Jerusalén de la que ha hablado toda la segunda parte del Evangelio.
La multitud (ojlós), que con frecuencia acompaña a Jesús en toda ocasión, especialmente en Lucas, le impide a Zaqueo poder ver a Jesús cosa que él deseaba (“buscaba” ver a Jesús). “Buscar” (zêtô) es frecuente en Lucas, habitualmente con sentido teológico (5,18; 11,10; 12,31; 13,24; 15,8; 17,33; 24,5). El texto acota que “era de baja estatura” sin que nos quede claro quién lo era, si Zaqueo o Jesús; lo cierto es que no podía verlo (como tampoco podía –también en Jericó– el ciego, y entonces para subsanar la dificultad empieza a gritar, 18,38). La higuera silvestre le permite ponerse en alto y verlo pasar. De este modo Lucas presenta la situación que a partir de ahora va a desencadenarse:
  •        Jesús se invita a su casa
  •         La murmuración de los testigos
  •         Reacción o comentario de Zaqueo
  •         Comentario de Jesús
Zaqueo debe bajar “rápidamente” (v.5) del árbol (cosa que hace, v.6). El término es prácticamente exclusivo de Lucas en el NT (Lc x3, Hch x2, 2 Pe x1). Los pastores van “rápidamente” a ver al niño en el pesebre (2,16), Pablo quiere llegar “rápidamente” a Jerusalén (donde empezará su pasión; Hch 20,16), Pablo comentando su pasado dice que Jesús se le aparece diciéndole que se marche “rápidamente” de Jerusalén ya que querrán matarlo (Hch 22,18).
Jesús le afirma que “conviene” (deî) hospedarse en su casa. Dios quiere que Jesús se hospede en casa de Zaqueo. Y esto debe ocurrir “hoy”, término que también es muy importante en Lucas. Este “hoy” es el tiempo establecido por Dios, es el día de la salvación. Como los misioneros enviados por Cristo en los capítulos anteriores, Jesús se hospeda en una casa (9,4; 10,7).
La “alegría” con la que Zaqueo recibe a Jesús (hypodéjomai, el mismo verbo de la hospitalidad de Marta, 10,38 [única vez en los Evangelios]) también es característica de Lucas. Es consecuencia de la presencia del Bautista (1,14.58) y fruto de la visita del ángel a María (1,28), la alegría que provoca el nacimiento de Jesús (2,10), es consecuencia de la última bienaventuranza, del rechazo de los hombres (6,23), de tener los nombres escritos en el cielo (10,20). La multitud se alegra al ver el milagro hecho a la «hija de Abraham» (13,17), el pastor se alegra al encontrar la oveja extraviada (15,5.6.9) y el padre al encontrar al hijo perdido (15,32), la “multitud” lo recibe con alegría cuando está llegando a Jerusalén (19,37), aunque en la pasión los que se alegran son los del sanedrín y Herodes (22,5; 23,8; es que Herodes –como Zaqueo— “buscaba ver” a Jesús, y lo ha logrado). Con justicia se lo ha llamado “el Evangelio de la alegría” (Pablo VI lo recordó en su exhortación apostólica sobre la alegría, Gaudete in Domino: “El evangelio de Lucas abunda de manera particular en esta semilla de alegría”. GD 23). Se trata de la alegría como gozo mesiánico.
Por su parte, la “murmuración” (diagoggyzô) es el comentario negativo ante el enviado de Dios (Ex 15,24; 16,2.7.8; Núm 14,2.36; 16,11; Dt 1,27; Jos 9,18; sólo Sir 31,24 no lo es) y sólo se encuentra en Lucas en el NT: 15,2 y aquí v.7. Su raíz, goggyzô suele tener el mismo sentido, aunque hay más excepciones (Jue 1,14; Jdt 5,22; Sal 59,16…). Pero también tiene ese sentido en el NT (Lc 5,30; Jn 6,41.43.61; 7,32; 1 Cor 10,10 cf. Mt 20,11; y Lc 7,34.39). La rebeldía del pueblo de Dios contra el Señor y sus enviados queda manifiesta, en este caso en el rechazo a que Jesús haga aquello que “debe” hacer y que provoca “alegría” en el destinatario de su visita.
El escándalo está dado en que Jesús va a casa de “pecadores”. Esto implica que Jesús es “como ellos” (cf. 15,2; ver también Hch 10,28). El rechazo al pecador (y publicano) Zaqueo se extiende ahora a Jesús en la murmuración.
Frente a esta actitud de los testigos (“todos”, lo que implica “toda la multitud” y también los discípulos) Zaqueo interviene; y llama a Jesús “señor” (cf. 7,13.19; 10,1.39.41; 11,39; 12,42; 16,8; 17,5-6; 18,6; 22,61). La traducción de los dichos de Zaqueo no es sencilla por lo que fundamentalmente – como se dijo más arriba– pueden hacerse dos interpretaciones, Veamos literalmente el texto:
“Mira, la mitad de mis bienes, Señor, a los pobres doy y si a alguno defraudé devuelvo el cuádruple” (v.8).
Como se ve, los verbos están en presente (doy, devuelvo) por lo que pareciera que estamos ante algo que Zaqueo ya hace (notar que el nombre Zaqueo significa “el que es inocente”). La lectura tradicional los presenta en futuro (daré, devolveré) entendiendo que esto es algo que Zaqueo realizará a partir de “hoy”.
En el primero de los casos, la queja de Zaqueo es que es tratado como pecador por la gente, pero que en realidad él no lo es, sino que por el contrario es un hombre justo; dar bienes a los pobres para Lucas es característico de la justicia (6,30-31.38; 11,41; 12,33; 16,9; 18,22.29). El segundo de los hechos de Zaqueo puede entenderse como “si me doy cuenta que defraudé a alguien…” (cf. Ex 22,2-3; Lev 6,15-26; Núm 5,6-7); si el texto afirma que Zaqueo hace esto habitualmente, entonces el contraste con el hombre rico de 18,18-23 es más marcado aún; el rico se marchó “triste” (18,23), Zaqueo lo recibe “con alegría”.
En la segunda de las opciones posibles, estamos ante un cambio de actitud (en cuyo caso, el contraste con el rico está dado en su actitud frente a las riquezas). La disposición ante las riquezas es manifestación evidente de la disposición del corazón (“donde está tu tesoro, está tu corazón”, Lc 12:34).
La casa de Zaqueo es ahora lugar de “salvación”, otro tema característico de Lucas: sôtería (salvación) sólo se encuentra en Lucas (1,69.71.77 y aquí, y en una versión de Marcos 16,8) en los Evangelios; el verbo “salvar” es más frecuente (Mt x15; Mc x15; Lc x16; Jn x6; y está frecuentemente ligado a los milagros, p.e. “tu fe te ha salvado”). Zaqueo también es «hijo de Abraham».
Jesús, ha venido a “salvar”, a llenar de alegría la casa por la oveja perdida encontrada, o la moneda recuperada (15,7.10) porque eso es “voluntad de Dios”. Esto es así, en caso de que se entiendan los verbos en sentido futuro; si se los comprende en sentido presente, probablemente lo que está señalando Jesús es que del mismo modo que la mujer es reconocida por Jesús como «hija de Abraham» Zaqueo también lo es. Aunque todos lo desprecien, Zaqueo es un miembro del pueblo de Dios y para él también vino Jesús (cf. 1,55; 3,8; ver Hch 3,25). Pero se debe notar que Jesús le habla a Zaqueo afirmando que “este (= Zaqueo) también es…” con lo que ahora el discurso se dirige a los “todos” que habían murmurado.
La conclusión sobre la venida del “hijo del hombre” a buscar y “salvar” lo perdido (y su paralelo con Lc 15,3-32; cf. 5,32) parece –de todos modos— invitar a leer el texto en el sentido tradicional, es decir que la llegada de Jesús a casa de Zaqueo provoca en él un cambio de actitud. De todos modos, el reconocimiento de Zaqueo como “hijo de Abraham” y la referencia a su casa (vv.5.7.9) muestra una vez más en Lucas a un Jesús que se aproxima a los rechazados de la sociedad. Zaqueo “buscaba” (v.3) ver a Jesús, pero Jesús lo ha visto (v.5) y ha venido para “buscar y salvar” a Zaqueo (v.10).
Algunas reflexiones.
Sea cual fuere la lectura que se considere preferible del texto (repito: ambas posibles y razonables) lo cierto es que la relación con las riquezas y con los hermanos y hermanas será la clave de la recepción de Jesús y la llegada de la salvación. Sin duda alguna, solo si un rico comparte sus bienes con los pobres, y particularmente si restituye el cuádruple en caso de estafa, sólo en ese caso se habrá encontrado con Jesús. Un modelo, un proyecto, o una economía de acumulación o un sistema que se desentienda de los pobres, en nada se asemeja al evangelio ni al proyecto de Jesús. Un modelo que beneficia a los ricos y somete a los pobres, sin duda alguna, es contrario a la “salvación” que Jesús quiere otorgar a todos los que son capaces de reconocer a los pobres como hermanos (y hermanas).
Un “Te Deum” es algo bastante anacrónico, por cierto, aunque si de dar gracias a Dios se trata no está mal pedir o agradecer a Dios desde las distintas confesiones religiosas presentes en la “Patria” / “Matria” y no solamente desde una perspectiva católico-romana, especialmente teniendo en cuenta que gran parte del gobierno, empezando por el Presidente, legítimamente no confiesan la fe católica. Pero si de dar gracias a Dios se trata, no está mal saber de qué daríamos gracias (y de qué deberíamos pedir perdón). En lo personal, y desde mi mirada parcial, ante el Presidente de la República y su gabinete, además de miembros de otros poderes, no sería lo dicho por el cardenal lo que yo diría, particularmente. Quizás hubiera sido sensato pedirle perdón a la Patria/Matria por lo que están haciendo con ella, y su particular desentenderse del hermano (y la hermana), algo absolutamente obvio en un modelo individualista que invita a ser emprendedores meritócratas. Quizás hubiera sido grato a mis oídos escuchar palabras claras y precisas y no un lenguaje siempre ambiguo que no molestó al auditorio. Pensando en obispos como Oscar Romero, pronto a ser canonizado, o Angelelli, quizás prontamente beatificado, me duele la distancia entre estos y aquel en el lenguaje. El gobierno afirma haber quedado satisfecho con la homilía: ¡mala señal! (A menos que sea eso lo buscado por el cardenal, algo siempre posible.)
La “inocencia” de Zaqueo, reflejada en su nombre (sea esta habitual o novedad desde el encuentro con Jesús) se refleja expresamente en su actitud con sus bienes hacia los pobres y los defraudados y “saqueados”. Los bienes en el extranjero, en Panamá, Bahamas, y demás “infiernos fiscales” sin duda son un buen “sacramento” de la perversión de un modelo antievangélico. La conversión es posible, sin duda. La actitud del gobierno frente a los bienes y los pobres sin duda reflejará y refleja la cercanía o distancia con el proyecto de Jesús, con ese “otro mundo posible” (sí, señor Presidente, “sí, se puede” otro mundo, otro modelo, otro país); pero para eso, deberá reconocer a los pobres (y las pobres) como hermanos y hermanas y cambiar las políticas. Totalmente. Y, disculpe usted, “no le veo uñas de guitarrero”.

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viernes, 11 de mayo de 2018

PADRE CARLOS MUGICA / A 44 años de su asesinato



En memoria

1974 - 11 de Mayo - 2018





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"Señor, quiero morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos. Señor, quiero estar con ellos a la hora de la luz."




CARLOS MUGICA, UN CURA SIEMPRE ACTUAL Por Eduardo de la Serna







CARLOS MUGICA, UN CURA SIEMPRE ACTUAL


Por Eduardo de la Serna*




Hacer referencia a la figura de Carlos Mugica, cura asesinado por la "Triple A" un 11 de mayo de 1974, no es algo novedoso, ya que su persona fue motivo de videos, documentales, películas, foros y libros, y lo sigue siendo (la nueva edición del excelente El Inocente, de María Sucarrat es buen ejemplo de esto).

Pero no está de más aclarar algunas cosas y profundizar otras al mirar la figura de Carlos en nuestro tiempo. Se lo suele presentar como un "cura villero", lo cual resulta ambiguo, sin duda. Para empezar porque el grupo de curas en villas de emergencia pasó por diferentes etapas, personajes y criterios pastorales en su historia, pero –además– con los estándares actuales de lo que se ve de los "curas villeros" sería difícil afirmar que Mugica lo era: celebraba también fuera de la villa (en Villa Luro los sábados y en pleno centro la tarde de los domingos), era profesor en la Universidad de El Salvador, no vivía en la villa, y tuvo una enorme injerencia en los espacios políticos, cosa que expresamente los curas villeros evitan. Pero sí es cierto que concentró su ministerio pastoral en la Villa 31 y por sus "hermanos villeros" se jugó hasta el fondo.

No está de más preguntarnos qué haría o diría hoy Carlos. Y –digámoslo– es imposible saberlo. Pero sí podemos ver qué decía en circunstancias que –en algunas cosas– se asemejaban a las actuales; cuando se pregunta acerca de su rol (y el de los curas en general) ante la realidad socio-económica decía:

"El problema hoy, en la Argentina, está en convalidar o no el sistema capitalista liberal vigente, inevitablemente subordinado al imperialismo. Y aquí no cabe el apoliticismo del sacerdote. Los claros pronunciamientos del Magisterio no nos dejan opción. Jamás podremos adherir a un sistema como el vigente en la Argentina, afirmado esencialmente en la explotación del hombre por el hombre. Un sistema cuyo motor es el lucro y que provoca, cada día, desigualdades más irritantes, ya que como dice Pablo VI los ricos se vuelven cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. (El sacerdote y la política)".

Es curioso escuchar, de parte de quienes sí "se meten en política" desde el silencio y la complicidad, que no es tarea de los curas hacerlo; como si el cura pudiera permanecer callado ante la muerte de su pueblo (o su rebaño, si se quiere utilizar la metáfora pastoril propia de la Biblia). Carlos no dudaba en jugarse y comprometerse desde lo que él y los suyos (porque nunca habló desde su mera opinión, sino siempre como voz de un equipo o grupo) estaban convencidos que era lo mejor para los pobres. 

Por eso, en la recientemente "resucitada" "Misa para el Tercer Mundo" cantaba:

"Tú que estás a nuestro lado fuerte yresucitado para empujarnos en la luchacontra la injusticia y la explotación. Señor, piedad, Señor".

Para decirlo sencillamente, los pobres lo convirtieron a Mugica. Lo convirtieron en el encuentro con un Dios que prefiere a los pobres, que vive entre los pobres y que habla por los pobres. Sistemas que perjudican a los pobres eran claramente denunciados por su vehemencia y claridad. Es de recordar la pelea fuerte que tuvo con J. A. Martínez de Hoz en la Universidad de El Salvador por la defensa de este del capitalismo. Es de recordar el rechazo que Carlos tenía por el Sheraton y los Torinos, los dos "sacramentos" de la riqueza de entonces. Y es de recordar su renuncia pública y consensuada al Ministerio de Bienestar Social porque los pobres no eran tenidos en cuenta (y de recordar que después de esto pronunció su frase "profética": "López Rega me va a hacer matar"). Es evidente que cuando Carlos (o un cura) hace una clara opción por los pobres, contra la pobreza, cuando denuncia que esa pobreza es causada por políticas y por personas, a la vez que hay políticas y personas que promueven o alientan políticas adversas que benefician a los pobres, y que los pobres las reconocen como propias, esa denuncia molesta a los poderosos, y deciden sacarse de encima al profeta. A Carlos se lo sacaron de encima, pero su palabra y su ejemplo siguen vigentes como siempre.



*Coordinador del Grupo de Curas en Opción por los Pobres








miércoles, 9 de mayo de 2018

PEDRO CASALDÁLIGA, EL OBISPO DE LOS EXCLUIDOS / Descalzo sobre la tierra roja (película completa)


El obispo de los excluidos



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Descalzo sobre la tierra roja



(1ª Parte).

Julio de 1968. Pedro Casaldáliga, un misionero de cuarenta años, llega a Brasil acompañado de Daniel, su ayudante, aun no ordenado sacerdote. La misión está en Säo Félix do Araguaia en una región habitada por pueblos indios y pobres campesinos que trabajan la tierra con sus manos.



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Descalzo sobre la tierra roja




(2ª Parte).




Casaldàliga publica, sin el consentimiento de la Conferencia Episcopal de Brasil, el manifiesto - "Una iglesia de la Amazonia en conflicto con el latifundio y la marginación social" - que da la vuelta al mundo y pone en evidencia la situación inhumana que se vive en la región. 





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Pedro Casaldáliga



Nace en Balsareny, comarca del Bages, el 16 de febrero de 1928. Su infancia coincide con la guerra civil española. De muy joven ingresa en el seminario menor de la diócesis de Vic, ubicado en el santuario de Santa María de la Gleva. El deseo de ir a “misiones” hace que ingrese en la congregación claretiana, los Misioneros del Inmaculado Corazón de María; así empiezan los años de formación que le llevarán a Cervera, Barbastro, Vic, Solsona y Valls hasta ser ordenado sacerdote durante el Congreso Eucarístico de Barcelona en 1952. Sabadell será, después de un breve paso por Galicia, su primer destino. Empieza a trabajar en el colegio de los claretianos, pero la dedicación a la enseñanza no le priva de dedicar algunas horas a la radio, fundar la revista Euforia, realizar actividades con los inmigrantes murcianos que van llegando a la ciudad…

En 1958 es destinado a Barcelona, donde ejerce una múltiple actividad pastoral, se encarga de los “cursillos de Cristiandad”, escribe un programa de radio semanal que es retransmitido por once emisoras y colabora en diferentes publicaciones: Otro Cine, Universidad 61… A pesar de llevar un ritmo vertiginoso de trabajo le queda tiempo para intentar hacer algo por los inmigrantes que van llegando a Barcelona. Casaldáliga organiza con sus colaboradores una bolsa de trabajo que consigue trabajo para más de 500 jóvenes, se abre un local con duchas y ropa en el Casal Claret y organiza una escuela nocturna gratuita para jóvenes analfabetos y sin estudios.

De Barcelona es enviado a Guinea para promover los “cursillos de Cristiandad”. Allí lleva a cabo la experiencia de lo que fueron los llamados “cursillos mixtos”, en los que participan simultáneamente personas de diferentes colores de piel. Pedro dice sentir allí «furiosamente la llamada del Tercer Mundo». Guinea deja huella en Casaldáliga.

En 1965 es prefecto del Seminario Claret de Barbastro y al poco tiempo irá a Madrid para dirigir la antigua revista Iris de paz. Madrid le abre nuevas puertas: en la prensa, en los cursillos, entre los universitarios negros de Guinea, en los submundos que ya le eran familiares de Sabadell y Barcelona. Iris se convierte en una revista teñida de preocupación social. Tanto que un artículo suyo calificando de “decepcionante” una declaración del Episcopado Español, supone su destitución.

Asesor Nacional de los Cursillos de Cristiandad, Pedro hace lo que puede para ir impregnando las comunidades cristianas españolas del nuevo aire del Concilio. Junto con otros compañeros juega un papel fundamental en la renovación de su orden religiosa con su participación como delegado en el Capítulo General de Renovación de los Misioneros en 1967, que exigía el Vaticano II.

Un año más tarde, en 1968, es enviado al Mato Grosso (Brasil) junto con el padre Manuel Luzón. La Misión tiene 150.000 km2, de ríos, “sertão” y floresta, al noreste del Mato Grosso, dentro de la Amazonia llamada “legal”, entre los ríos Araguaia y Xingu. En todo el territorio viven entre 50 y 60 mil habitantes. El única carretera existente se está abriendo, roja y polvorienta. Lugar de extrema pobreza, sin médico, correo, luz, teléfono, telégrafo… La profesora más cualificada es una mujer con poco menos de un año y medio de estudios elementales. Los misioneros empiezan a hacer de enfermeros, supliendo los inexistentes médicos en la lucha contra la muerte: malaria, hepatitis, tétanos, deshidratación, desnutrición. En la primera semana de estancia debe enterrar cuatro niños en Sao Felix, más tarde tendrá que enterrar muchos otros. Poco a poco la situación va ofreciendo su cara real.

Las soluciones llegan poco a poco. Forman una escuela de segundo grado, para hacer frente al analfabetismo y un pequeño centro de asistencia médica. Se va construyendo un pequeño equipo misionero. La Misión se convierte en Prelatura: Prelatura de Sao Félix do Araguaia.
En 1970 escribe un informe-denuncia sobre la situación de explotación y abusos que reciben los peones titulado "Esclavitud y feudalismo al Norte del Mato Grosso", que no pasa inadvertido. Comienza a recibir advertencias de los terratenientes y latifundistas, e incluso de "voces amigas" de la Iglesia, pidiéndole que no se meta en cuestiones ajenas al ministerio sacerdotal. La policía federal controla sus pasos.

A pesar de los enemigos que va ganando, el Papa Pablo VI decide nombrarlo obispo. Casaldáliga quiere renunciar, pero sus compañeros lo convencen, ayudados por la petición de otros obispos brasileños. Al final acepta el cargo con una condición: que el hecho de ser obispo no suponga un cambio en su manera de actuar y convivir. El 23 de octubre de 1971 es consagrado obispo de la nueva prelatura de Sao Felix. De aquel día son estas palabras tan claras y significativas de su proyecto:

«Mi pobre vida no vale más que la de este peón de diecisiete años que hemos enterrado esta mañana en el cementerio de la Araguaia, sin nombre y sin féretro, este joven es la persona más importante de este día».

Su mitra es un sombrero de paja, su báculo un remo de madera, su anillo episcopal lo envía a su madre… Esta decisión la valoraba él más tarde con esta reflexión: «Eso sí, desde el primer momento quise ser Obispo de otra manera, mi báculo, mi mitra, mi anillo debían ser otros: los pobres y los muertos que me rodeaban, por el desafío que la Iglesia Latinoamericana y toda la Iglesia del postconcilio vivía en aquella hora».

Su primera carta pastoral es: Una Iglesia de Amazonia en conflicto con el latifundio y la marginación social. Más de 120 páginas de las que sólo 45 son creación del obispo, el resto son documentos en los que las víctimas del latifundio y sus testigos narran la realidad y presentan denuncias: hechos, estafas, chantajes, invasiones, malos tratos, torturas…

La vida de Casaldáliga es puesta a subasta, se ofrecen recompensas a quien logre apartarlo para siempre. Son amenazados tanto él como otros miembros del equipo de la prelatura. El peón Vicente Paulo de Oliveira, de la compañía Bordon SA, declara públicamente: «Benedito Teodoro Soares, el día 1 de octubre me pidió que matase al obispo Pedro, y para matarlo él me daría una pistola del 38 y un pasaje hacia donde quisiera. Y otra vez, el día 5 de octubre, me pidió insistentemente que matase al obispo Pedro, y si yo lo descubría él me mataría».

El año 1972 supone una agudización de los conflictos. Una empresa latifundista destruye un pequeño centro de asistencia médica que la Misión estaba construyendo en Santa Terezina. Casaldáliga y el equipo de la prelatura deciden reconstruirlo. Se produce un nuevo intento de invasión y destrucción. Participa también la policía estatal. Los “posseiros” se defienden a tiros. Hay heridos.

A finales de año Casaldáliga y su equipo publican los Objetivos y líneas básicas de la pastoral de la Prelatura, consecuencia de la detección de los problemas de la zona. Las líneas de acción son claras: la encarnación en la pobreza, en la lucha y en la esperanza del pueblo, la educación liberadora por la concienciación y la promoción humana y la denuncia profética.
El objetivo de Pedro y su equipo ha sido siempre dejar al pueblo ser protagonista de su propia historia: La iglesia de Sao Felix no quiere sustituir la lucha y la organización popular; procura ser instrumento de unión entre todos los trabajadores de la tierra… «Dando información se ha conseguido que estas organizaciones populares: sindicatos, directorios políticos, clubes de madres, etc, anden por sí mismos».

En este mismo sentido debe entenderse la colaboración con otros organismos que ha mantenido el obispo y su equipo: la CNBB (Confederación Nacional de Obispos de Brasil), la CPT (Comisión Pastoral de la Tierra) que prácticamente nació en Sao Felix y entonces se extendió por todo el país, el CIMI (Consejo misionero Indígena) y muchos otros.

1973 tampoco es un año tranquilo; el padre Jentel del equipo de la prelatura es condenado a 10 años de prisión “por atentar contra la Seguridad Nacional”. El equipo de la prelatura se encuentra vigilado por personal armado. Varios seglares son detenidos y llevados a Brasilia, otros en la sede de una conocida empresa latifundista. Las gestiones del presidente de la Conferencia Episcopal del Centro-Oeste hacen que los liberen cuatro días más tarde. Al cabo de unos cuantos días es el mismo obispo Pedro quien es interrogado un total de 16 horas en dos días. Las voces de protesta se levantan por todo el país: la Conferencia Nacional de Obispos, las Conferencias Regionales, sacerdotes, parte de la prensa, la Nunciatura Apostólica de Brasilia… El papa Pablo VI saca el caso en la toma de posesión del nuevo embajador brasileño de la Santa Sede. El Tribunal Supremo Militar anula la sentencia contra el padre Jentel, pero lo expulsa del país (él es francés). Casi 30 obispos llegan hasta Sao Felix a testimoniar su apoyo al obispo Pedro, y unos 18 mandan a sus representantes. El momento difícil se supera. Los seglares detenidos son puestos en libertad. No se han encontrado cargos contra ellos. A pesar de los rumores -muy extendidos- Casaldáliga no es expulsado del país.

Los años siguientes no están exentos de sangre y de dolor. El obispo poeta ha recogido sus experiencias de este período en un libro de título muy significativo: La muerte que da sentido a mi credo. Diario 1975-1977. En la lista de pequeños mártires de la lucha de cada día por la defensa de los derechos de todos, de la tierra, de la sanidad, se añadió un nombre: Joao Bosco Burnier, sacerdote jesuita, asesinado por la policía cuando, junto con el obispo Pedro, iba a interesarse por unas mujeres que estaban siendo torturadas en la comisaría de Riberas Bonito. Días después, el pueblo planta una cruz en el lugar donde fue asesinado su pastor y derriba la prisión. Desde entonces siempre se celebra el aniversario del martirio del padre Joao Bosco con la “Romería de los Mártires de la Caminhada Latinoamericana”.

Entre dificultades la palabra del equipo de Sao Felix se va haciendo creíble y prestigiosa. El obispo Pedro apeló al Parlamento, a la CPI, comisión encargada de los problemas relacionados con la tierra. Delante de ella no tiene ningún inconveniente en denunciar la miseria, inseguridad y desempleo permanentes.

La defensa clara de la justicia en las intervenciones del obispo de Sao Felix implica una opción nítida por la paz y la no violencia. «Nunca he defendido ni defiendo la lucha armada ni la caída del régimen. Ni las guerrillas. Soy, eso sí, totalmente contrario a toda dictadura, capitalista o comunista, militar o civil. Estoy contra toda violencia y contra todo lo que atenta contra los derechos humanos, sea en América Latina o en la Siberia.» (Declaraciones a la revista Yelda, año 1977).

1977 también será un año duro. Durante cinco meses el obispo Pedro es objeto de titulares de prensa, polémicas nacionales, bajo la acusación de “comunista y subversivo”. Parece organizarse una campaña contra los obispos de Goias y Sao Felix. Cada vez va quedando más clara la importancia de la persecución contra la iglesia valiente de Brasil. El 24 de enero de 1978 del arzobispado de Sao Paulo publica un informe sobre la represión contra la Iglesia en Brasil 1968-1978. Los datos son escalofriantes (habla de religiosos detenidos, algunos torturados, otros asesinados, laicos arrestados, amenazas de muerte contra obispos, expulsiones de sacerdotes extranjeros…).

A pesar de esta presión sufrida, la vida de Casaldáliga y su equipo a finales de los años setenta se desarrolla en un contexto de trabajo cotidiano, atención a las personas en la gran variedad de sus situaciones vitales, colaboración con movimientos y coordinadoras de reivindicación social, compromisos con el CIMI, la CPT.

Los escritos de Pedro acompañan sus hechos. Cada mes se dirige a su pueblo a través de Alvorada, boletín de la Prelatura, que es el vínculo de comunicación del pueblo y las comunidades durante años. La represión, en sus mejores tiempos falsificó varias veces su edición. Desde el boletín, cada mes, Pedro ha hablado con su gente.

1981 fue una fecha simbólica: diez años de “caminhada”, de vida del obispo Pedro al servicio de su pueblo. Los obispos brasileños aprovechan estas fechas para nombrar al obispo Pedro “Vicepresidente de la Comisión Pastoral de la Tierra”, vinculada a la Conferencia Episcopal, premiando así su constante trabajo en favor de la defensa de los “posseiros”.
Los reconocimientos no impiden la parte dolorosa del andar del equipo de la Prelatura. El equipo completo es sometido a persecución, en muchas ocasiones violenta. El mismo Pedro es agredido por dos “matones”, cuyas actividades habían sido denunciadas a Alvorada. Vuelve a haber rumores de expulsión.

En 1983 el obispo Pedro recibe el reconocimiento de su pueblo natal que le llama “Hijo Predilecto de Balsareny”.

Desde su llegada en 1968, el obispo Pedro no había abandonado Brasil. Ni siquiera cuando su madre murió, en 1983. Las razones eran bien claras y manifestadas a menudo por él mismo:

«No salí por miedo a no volver a ser admitido en el país. Cuando llegué a Brasil por primera vez me hice el propósito de no salir más. Era como quemar las naves».

Con todo, en 1985, Casaldáliga viaja a Nicaragua para apoyar con su presencia la huelga de hambre de Miguel D'Escoto, Ministro de Asuntos Exteriores de Nicaragua. El viaje no es particular, sino apoyado por la Prelatura de Sao Felix que celebra simultáneamente jornadas de ayuno en apoyo a Nicaragua. En 24 horas Casaldáliga consigue reunir el apoyo de 23 obispos y la solidaridad de más de 200 asociaciones cívicas, religiosas y sociales de Brasil, al ayuno de d'Escoto. El viaje se convierte en noticia internacional, de él se hacen eco los medios de comunicación sociales.

Casaldáliga deja bien claro el sentido de su gesto: gesto evangélico por la paz, por la autodeterminación y la no intervención en Nicaragua y en el América Central. «Quería contribuir de alguna manera a sacudir la conciencia del Primer Mundo ante lo que sucede en América Central». (Declaraciones en La Vanguardia el 30 de julio de 1985).

América Latina (la Patria Grande) lleva muchos años en el corazón de Pedro, pero esta primera salida lo reafirma más. Desde entonces, de manera mucho más exteriorizada, su nombre se vincula a la lucha siempre pacífica por una Centroamérica diferente, por una América recobrada por la verdadera democracia, instaurada sobre la justicia, la paz, la libertad y el respeto a los derechos humanos.

«Hay que sentir Centroamérica como una unidad de destino, como una fraternidad. Hay que abrir los ojos a lo que de verdad sucede en Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Honduras y Costa Rica. Con libertad de espíritu ante el imperio. Hay que inventar gestos de solidaridad evangélica. Hay que vivir en insurrección evangélica ante la agresión. Es hora de perder el miedo a la historia y a la profecía». (Declaraciones hechas a Vida Nueva, al final de su viaje, en 1985).

En mayo de 1987 Casaldáliga vuelve a salir de Brasil. Esta vez visita en México a los refugiados guatemaltecos, en Chiapas, Campeche. Vuelve a visitar El Salvador, Nicaragua y Panamá.

«Veo la necesidad de estar cerca de la gente que está viviendo las consecuencias del difícil conflicto político-militar, en los frentes de guerra, en los campos de refugiados». (Declaraciones hechas en la revista italiana Nunc, en 1988).

En 1988 hay un hecho importante en la historia de la prelatura y su obispo. Casaldáliga realiza por primera vez su visita “ad limina” a la Santa Sede y se entrevista con Juan Pablo II. En condiciones normales el obispo habría hecho esta visita antes. Las opciones de vida de Pedro, sus dificultades para salir del país y su visión crítica de la verdadera (evangélica) eficacia de estas visitas retrasan su realización.

El viaje de Pedro al Vaticano se convierte también en noticia internacional. No es sino otro gesto del obispo para participar a las autoridades de la Iglesia las preocupaciones, las vidas y las muertes de los hombres y mujeres de América Latina, especialmente de los más desfavorecidos. Antes de visitar al Papa, Pedro se había dirigido por carta a él para trasladarle sus preocupaciones y las de su pueblo. La prensa internacional se hace eco del viaje.

En medio de noticias de supuestas tensiones entre Casaldáliga y la Curia Romana, son muchos los colectivos cristianos que, en todo el mundo, levantan sus voces para expresar su apoyo a la labor del obispo de Sao Felix. En el caso de España son más de dos mil los católicos que escriben a Juan Pablo II para pedirle que nadie “cuestione, inquiete o interrumpa la enorme labor evangélica que está realizando”. Más de veinte obispos hacen llegar también su voz: «Nada les obligará a renunciar al servicio de los pueblos indígenas, hacia el proceso de los campesinos y obreros y hacia la solidaridad latinoamericana, especialmente en los pueblos hermanos de América Central».

Tampoco al dirigirse a las jerarquías de la Iglesia Católica el obispo Pedro abandona sus convicciones:

«La solidaridad es más que un derecho. Es un deber. Es el amor hecho público, colectivo, político. Ahora más que nunca debemos asumir y concretar eficazmente nuestra solidaridad con los pueblos e iglesias de Centroamérica y particularmente con la prohibida de Nicaragua. Yo, por mi parte, seguiré siendo solidario con todas mis posibilidades, hasta la muerte».

En 1989 Pedro vuelve a Centroamérica. En 1990 se conmemora el vigésimo aniversario de la constitución de la Prelatura, momento de hacer balance de veinte años de “caminhada”. La iglesia de Sao Felix lo hace. Algunas cosas han cambiado, otras se pueden mejorar. Van llegando reconocimientos a nivel mundial. La Generalitat de Cataluña le otorga la “Cruz de San Jorge” por su contribución a la cultura catalana.

Pero el nombre de Pedro Casaldáliga vuelve a saltar a los medios. Es a finales de 1990 cuando Adolfo Pérez Esquivel, argentino, Premio Nobel de la Paz, presenta la candidatura de Casaldáliga al Premio Nobel de la Paz. “Voz de los que no tienen voz”, “profeta y poeta”, llama Esquivel al obispo de Sao Felix. Un acto multitudinario sirve desde Cataluña para apoyar esta petición.

Son muchos los colectivos y personas que se movilizan apoyando la iniciativa: más de 60 ayuntamientos catalanes, diputados y senadores, eurodiputados, personalidades del mundo de la cultura, de la política, de la educación, asociaciones y entidades de cooperación internacional, cristianas y no cristianas, trabajadores de la información, profesores universitarios, estudiantes…

En Cataluña y en otros lugares de Europa el obispo Pedro sigue siendo una reivindicación de lo que aún es posible, una llamada a la generosidad y al compromiso, al Hombre Nuevo. Así lo entienden personas que han utilizando su nombre para nombrar sus organizaciones: “Amigos del obispo Pedro Casaldáliga”, “Comunidad Amerindia Pere Casaldàliga”.

El siguiente año Pedro hace su quinto viaje a Centroamérica. Esta vez más especial: El Salvador; participa en la celebración de aniversario de la muerte de Monseñor Oscar Romero. También acompaña a los jesuitas de la UCA, donde pocos meses antes habían asesinado a Ellacuría y compañeros. El viaje, evidentemente, es emocionante.

En 1991 son los primeros veinte años de ministerio episcopal. Él, camina con su gente, pero sigue levantando la voz por todo el mundo, recuerda a todos, en sus cartas habla de los panameños ocupados, del pueblo de Timor, de los palestinos. Sus escritos son un repaso del mapa del mundo: Guatemala, El Salvador, los desaparecidos, Honduras, Brasil.

«La post-modernidad, el post-socialismo, el post-todo de “ellos”, puede ser nuestro principio de todo. Quizás el principio de la Democracia, la verdadera, para cada persona, para todos y cada uno de los pueblos y no solamente para las personas privilegiadas o por privilegiados pueblos del primer mundo». (Carta circular de enero 1991).

En 1992 el Nobel no llega, pero el premio recibido por Rigoberta Menchu fue una gran alegría para el obispo Pedro. El cambio en las instituciones de Brasil no se tradujo en una situación radicalmente diferente: los asesinatos de “posseiros” han continuado. El boletín Alvorada se ve obligado a seguir denunciando la injusticia. La Prelatura no se resigna a la producción sólo literaria. Verbo Films produce en 1990 la película “Amerindia”, escrita por el propio obispo Pedro, como contribución a la conmemoración del V centenario.

Desde su pequeño rincón del mundo donde tiene cabida todo el Universo, Casaldáliga sigue haciendo oír su voz, una voz profética, acompañada por hechos y gestos. El obispo Pedro quiere llevar más allá la democracia:

«Nosotros estamos viviendo ahora la ilusión de la democracia, la cual por no ser una democracia económica, no es democracia. Ni es democracia política. Ni evidentemente democracia social. Ni es democracia cultural. El indio y el negro no caben. Las minorías étnicas, del tipo que sean, tampoco».

«Sólo en la medida en que el Primer Mundo deje de ser Primer Mundo podrá ayudar al Tercer Mundo. Para mí eso es dogma de fe. Si el Primer Mundo no se suicida como Primer Mundo, no puede existir “humanamente” el Tercer Mundo».

Sus grandes obsesiones siguen vivas: “los indígenas”, “los negros”, “los campesinos”. «El gran pecado económico-social de América Latina es el no haber hecho la reforma agraria». El mundo obrero, las ciudades, siguen en su preocupación.

Pero sobre todo sus compañeros de camino: los pobres. Cuando mucha gente comienza a anunciar la muerte de las utopías, Casaldáliga vuelve a clamar suavemente:

«Parece que cada día hay más gente en la Iglesia, y en el mundo, que se muestra cansada de oír hablar de pobres y de “opción por los pobres”. Sería importante, vital, que estos señores entendieran que son muchos los que hace más tiempo están cansados de ser pobres». (Las últimas citas reproducidas son de una entrevista en la revista Éxodo, Madrid 1990).

En el año 1994, se refuerza la idea de continuar haciendo la Romería al Santuario de los Mártires, ya que todavía hoy son muchas las personas que son muertas por su lucha por las causas de la defensa de la tierra, los indígenas, los derechos humanos…

Durante estos años, gracias al equipo del obispado de Sao Felix se han llevado a cabo muchos proyectos para ayudar al desarrollo de la región, muchos de los cuales ahora se aglutinan en la asociación ASA (Asociación Nossa Senhora de Assunçao), minicréditos solidarios, gabinete de Derechos Humanos, producción de zumos de fruta natural, colaboración con la Fundación Fontilles por la prevención y tratamiento de la Hansiniasis (lepra)…

La credibilidad de la Prelazia ha hecho posible que estamentos universitarios de Sao Paulo se interesaran por llevar algunas Facultades a la región, de modo que en el pueblo de Luciara, la gente de la región puede estudiar algunas licenciaturas como Matemáticas, Biología, Estudios Empresariales, etc…

Durante estos años la región de Sao Felix ha duplicado en número de habitantes, algunos pueblos que, cuando Pedro llegó, no existían ahora tienen más de veinte mil habitantes.

Aunque en muchos aspectos ha habido una gran mejora: la escolarización en la primaria está bastante garantizada, hay algunos médicos y algunos centros médicos del estado. Muchos de los mismos problemas siguen vivos. Por ello, el equipo de la Prelazia debe continuar velando y denunciando el cumplimiento de los derechos humanos. Por ejemplo, los pueblos indígenas, que a pesar de tener sus tierras reconocidas, siguen siendo ocupados por los terratenientes y despreciados por parte de la población. La reforma agraria sigue siendo una promesa incompleta.

El trabajo de denuncia constante hecho por Casaldáliga, ya desde la primera Carta Pastoral sobre la existencia de esclavitud en el Matogrosso, se hace patente por ejemplo en el año 2005 con la liberación en la “fazenda Gameleira” de 1.200 trabajadores de caña de azúcar en régimen de esclavitud.

En 2003 Pedro cumple los 75 años y presenta la renuncia al Papa, que es aceptada; pero habrán de pasar más de dos años, y después de muchas incertidumbres sobre el futuro de Casaldáliga, hasta que el Vaticano nombra al que será su sucesor al frente de la Prelazia.

El nuevo obispo, Dom Leonardo Ulrich Steiner, franciscano, nacido en el estado de Santa Caterina en el sur de Brasil, acepta que Pedro continúe viviendo en Sao Felix y trabajando por su Obispado, de modo que la sucesión se hace de forma progresiva.

Casaldáliga continúa siendo una voz referente de las causas de los más pobres, y aprovecha su condición de obispo emérito, para escribir los libros que durante estos años al frente del Obispado no ha podido. Algunas de estas publicaciones son: “Antología Personal”, “Cartas marcadas”, “Cuando los días dan que pensar”.

En el momento de su jubilación, son muchas las organizaciones e instituciones que quieren homenajearlo. Recibe el premio Honoris Causa por la Universidad de Campinas, por la universidad del Mato Grosso. Y en 2006 recibe con un especial agradecimiento y satisfacción el Premio Internacional Catalunya, otorgado por la Generalitat de Catalunya.

Actualmente, y ante las serias y renovadas amenazas de muerte, las autoridades policiales le han convencido para que se aleje de Sao Felix. Recluido en casa de un amigo misionero, a más de mil kilómetros de distancia de su gente, la decisión del Tribunal Supremo de Brasil de que se devuelvan las tierras usurpadas al pueblo indio xavante, en gran parte debida al trabajo de denuncia de la Prelatura, está en el origen de estas medidas de protección, que Pedro Casaldáliga aventura sólo temporales.


Muy interesante para quien quiera degustar su poesía y su pensamiento:


Se me hace tarde, y concluyo este trabajo de recopilación con este poema suyo:

NUESTRA HORA
Es tarde
pero es nuestra hora.
Es tarde
pero es todo el tiempo
que tenemos a mano
para hacer el futuro.
Es tarde
pero somos nosotros
esta hora tardía.
Es tarde
pero es madrugada
si insistimos un poco.




(Fuente: http://mavs-mipequenomundo.blogspot.com.es/2012/12/pedro-casaldaliga-su-vida.html)














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