martes, 11 de mayo de 2021

PADRE CARLOS MUGICA: LA VIDA POR LOS POBRES / A 47 años de su Martirio



 A 47 años del asesinato del padre Carlos Múgica por la triple A 







“Señor, perdóname por haberme acostumbrado a chapotear en el barro. Yo me puedo ir, ellos no. Señor, yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no, porque nadie puede hacer huelga con su propia hambre. Señor, quiero morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos. Señor, quiero estar con ellos a la hora de la luz.”




CARLOS MUGICA: LA VIDA POR LOS POBRES



El padre Mugica, es un sacerdote fácilmente relacionado con el MSTM. En los medios de comunicación se hizo muy frecuentemente presente defendiendo sus ideas o polemizando con su característica vehemencia. Comprometido públicamente con el peronismo, citaba frecuentemente en sus intervenciones a Mao, Marx, Lenin, al Che...
Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe nació en Buenos Aires, el 7 de octubre de 1930. Fue el tercero de los siete hijos del matrimonio formado por Adolfo Mugica (ex‑diputado conservador del período 1938‑42, y ex‑ministro de Relaciones exteriores del presidente Arturo Frondizi en 1961) y Carmen Echagüe, hija de terratenientes adinerados de Buenos Aires. Como él mismo afirmaba, en su niñez y adolescencia, el mundo de los pobres le era totalmente desconocido.
Fue el único hijo que no estudió en un colegio religioso. Hizo el primario en el colegio “Cinco Esquinas” (Libertad y Quintana); el secundario en el Colegio Nacional de Buenos Aires donde no brilló ni se destacó en los estudios ni en su conducta. Así cursó tercero y cuarto año en el Instituto Libre de Segunda Enseñanza, donde empezó a tomar conciencia de su capacidad intelectual. El crecimiento de su rendimiento le permitió ser nuevamente aceptado en el “Nacional” donde terminó (1947-1948) con excelentes calificaciones.
En todo este tiempo, comenzó a destacarse en la práctica de deportes, particularmente el fútbol del que era un apasionado, aunque también practicó tenis, natación y boxeo. El cine también constituía otra de sus grandes pasiones, y citaba películas con mucha frecuencia (Passolini, Buñuel...).
En 1949 comenzó los estudios de derecho -cursó dos años- en la Universidad de Buenos Aires, donde conoció y entabló relaciones con Roberto Guevara, hermano del Che. En 1950, con motivo del Año Santo, viajó con varios sacerdotes, y con su amigo Alejandro Mayol a Europa, y allí maduró su idea de entrar en el seminario, lo que haría a los veintiún años, en marzo de 1952.
En el seminario no se destacó por su rebeldía sino por su afección a la oración, y a su meticulosidad por buscar “lo perfecto”, con una “religiosidad individualista”, “fiel al slogan: salva tu alma”. Es interesante destacar que en su religiosidad, algo característico de él, siempre tuvo tendencia hacia la escrupulosidad.
En su historia personal es importante anotar que a fines de 1954 comenzó a colaborar pastoralmente con el padre Iriarte en las misiones a conventillos y casas de la parroquia Santa Rosa de Lima, de la que éste era párroco. Su acercamiento e intención de llegar a esta gente lo marcaría meses más tarde de un modo definitivo. El reconoce haber participado “del júbilo orgiástico de la oligarquía por la caída de Perón. Una noche fui al conventillo como de costumbre. Tenía que atravesar un callejón medio a oscuras y de pronto bajo la luz muy tenue de la única bombita, vi escrito con tiza y en letras bien grandes: ‘sin Perón no hay Patria ni Dios. Abajo los cuervos’ (= curas)”. “La gente humilde estaba de duelo, y si la gente humilde estaba de duelo, entonces yo estaba en la vereda de enfrente”.
En noviembre de 1957 escribió su primera obra: El católico frente a los partidos políticos para la revista del Seminario. El compromiso con los pobres comenzó a acentuarse y comenzó a integrar grupos misioneros en diferentes puntos del interior del país.

Tras ocho años de estudios, fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1959. Acompañó a monseñor Iriarte, su antiguo párroco, y ahora obispo de Reconquista, al Chaco, y allí descubrió el subdesarrollo y la pobreza, lo que constituyó un segundo shock para su vida. De regreso a Buenos Aires ‑entre 1960 y 1963‑ trabajó al servicio del cardenal Antonio Caggiano. Este, a su vez lo destinó como vicario cooperador a la parroquia Nuestra Señora del Socorro, en el muy elitista Barrio Norte, y como asesor de la Juventud de Acción Católica, en su ex colegio “Nacional” y entre los universitarios de Medicina y Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Allí participó de las jornadas de “Diálogo entre católicos y marxistas”, el 18 de octubre de 1965, en la Facultad de Filosofía y Letras, cosa que causó honda preocupación con varios sectores episcopales muy conservadores. Fue importante cuando de la escuela “Paulina de Mallinkrodt” le solicitaron que se desempeñara como capellán en la villa miseria del barrio de Retiro. Por este tiempo también comenzó a desempeñarse como profesor de Teología en la Universidad del Salvador, en las facultades de Psicopedagogía y de Derecho. Asimismo, se le solicitó la predicación de una homilía semanal en Radio Municipal.
Crítico con el Gobierno de Illía, empezó a tener problemas entre la feligresía del Socorro que consideraba que “se metía demasiado en política”. Esto motivó que muchas personas pidieran el traslado del padre Carlos, a lo que el párroco accedió pidiéndoselo al Cardenal Caggiano: “Creo que la misión del sacerdote es evangelizar a los pobres... e interpelar a los ricos. Y bueno, llega un momento en que los ricos no quieren que se les predique más, como sucedió... en el Socorro cuando me echaron [porque] ‘las señoras gordas’ le fueron a decir al párroco que yo hacía política en la misa”. Mugica pasó entonces a desempeñarse como vicario en la parroquia Inmaculada Concepción de María, en la calle Independencia.
En la JEC su presencia fue altamente atractiva para los estudiantes que lo tomaron como referente; allí conoció a Gustavo Ramus, Fernando Abal Medina y Mario E. Firmenich, futuros fundadores de la organización armada peronista «Montoneros». Con ellos, participó en Santa Fe en una misión rural en 1966. Dos frases escuchadas por los misioneros marcaron hondo al padre Carlos y las repetía con frecuencia: una viejita que dijo a una misionera “A mí, ¿qué me vienen a hablar de Dios si me estoy muriendo de hambre?”; y un hachero que dijo “yo soy la alpargata del patrón”. Los futuros guerrilleros afirman que allí Mugica tomó partido por la lucha armada, aunque eso parece contradecir frases anteriores del p. Carlos y la distancia que empezó a existir entre uno y otros a partir de esta experiencia misionera.
“Señor, quiero vivir desde ahora en adelante como un hombre libre. Quiero recordar, de una vez y para siempre, que mi futuro está en tus manos y que tú eres mi Padre. Y cuando me asalte el temor, el desaliento y la desconfianza, recuérdame Dios mio que estás junto a mí, y que los hilos de mi vida están en tus manos, manos de padre, manos de amigo, que nunca me dejarán en la estacada”
En la facultad de Derecho, fue notable su enfrentamiento con el entonces titular de Derecho Agrario, José Alfredo Martínez de Hoz, luego Ministro de Economía de la asesina Dictadura militar argentina del general Videla (24 de marzo de 1976).

Su encendida y pública defensa del peronismo, como asimismo la frecuencia con que en sus discursos eran citados el Che Guevara, Mao, Camilo Torres y otros, trajo al P. Carlos abiertos, y cada vez más frecuentes, choques con el Arzobispo, Juan Carlos Aramburu. También se fue agudizando el conflicto con las religiosas de Mallinckrodt que -dedicadas al trabajo con las clases más altas- no veían ya con buenos ojos a este sacerdote que en un principio, por su “alcurnia” les había parecido ideal.
En 1967, viajó, en nombre de monseñor Podestá, obispo de Avellaneda (en el Gran Buenos Aires), a Bolivia, para reclamar el cuerpo del Che Guevara e interesarse por la suerte de los prisioneros del ELN (Ejército de Liberación Nacional) detenidos tras la muerte del mítico guerrillero (entre ellos estaba Regis Debray). Ese mismo año, interrumpió toda actividad en noviembre y hasta octubre de 1968, tiempo en que viajó a París para estudiar, en el Instituto Católico, Epistemología y Semiología; Doctrina Social de la Iglesia y Comunicación Social y Teología Pastoral con los dominicos Chenu y Blanquart. En la capital francesa, residió en un pensionado religioso de la Rue Madame, profundizó sus relaciones de amistad con otros sacerdotes argentinos como Concatti y Brascelis, y allí pudo ver en directo los famosos sucesos del mayo del 68. También viajó a España-gracias a los oficios de su padre- donde visitó al general Perón, hospedándose en la calle Montesquinza, 25, casa de los padres del sacerdote español Antonio Echave; y además, gracias a haber conocido a J. W, Cooke, delegado personal de Perón, en el partido Racing, de Avellaneda, [el club de sus amores] contra el Celtic, de Glasgow, por la copa Intercontinental de fútbol, pudo viajar a Cuba, donde viajó en estricto secreto, con pasaporte falso y vía Praga, permaneciendo allí 10 días.

En París, Mugica conoció por carta la existencia -el nacimiento- del MSTM, y envió su adhesión incondicional. También inició su colaboración en el Equipo Intervillas, fundado el 2 de agosto de 1968 gracias a la dedicación de Jorge Goñi, también “cura villero”.
Mugica vuelve a la Argentina a un mes de clausurado el encuentro episcopal de Medellín. Casi sin desempacar se entera que ha sido reemplazado en la capellanía de las religiosas de Mallinckrodt por el padre Julio Triviño, ubicado pastoral y teológicamente en las antípodas del pensamiento del Padre Carlos. Representante típico de la mentalidad pre-conciliar, espiritualista y además capellán castrense. Sin embargo, la parroquia San Martín de Tours, a cargo de los sacerdotes asuncionistas había decidido abrir una capilla en la villa de Retiro, en su jurisdicción parroquial, y confió al Padre Mugica su desempeño, lo que fue aprobado por el Cardenal Caggiano. Con la ayuda económica de su hermano Alejandro se levantó un salón multiuso. Así en el barrio Comunicaciones se levantó la capilla “Cristo obrero”, donde ejerció su máxima actividad pastoral entre los que llamo “mis hermanos villeros”.
Entre tanto, cubría otras tareas pastorales como vicario en la parroquia San Francisco Solano, ayudando a su amigo el padre Jorge Vernazza. Volvió también a las cátedras de teología en la Universidad del Salvador, en las facultades de Ciencias Económicas, Derecho y Ciencias Políticas. Su hiperactividad lo llevó a asumir compromisos de celebrar también en el Instituto de Cultura Religiosa Superior y en la parroquia Santa Elena.
Su participación cada vez más activa en el MSTM lo llevó a agudizar el enfrentamiento con el Arzobispo coadjutor Juan Carlos Aramburu quien prohibió a todos los sacerdotes de la Arquidiócesis manifestarse públicamente en cuestiones políticas (prohibición que no parecía concernirle a él mismo), y que causó profunda reacción en varios grupos sacerdotales como el de Tucumán, aunque el grupo MSTM Capital obedeció esta orden.
Su presencia en los medios de comunicación se hacía cada vez más frecuente y su figura cobró cada vez mayor notoriedad. Incluso fue notable la cantidad de personas del ambiente televisivo que empezaron a frecuentar la villa.




La ola de violencia que afectaba al país lo llevó a reflexionar sobre la violencia institucionalizada y la violencia revolucionaria. Por este tiempo el Padre Alberto Carbone, ex compañero de Mugica en la JEC, es encarcelado injustamente por el asesinato del general Aramburu (su parentesco con el obispo Juan Carlos es sólo ideológico). La encendida defensa que hizo Mugica del P. Carbone y el conocimiento de miembros de la Organización Montoneros, además de su actitud “poco clara” sobre la violencia, lo llevó también a ser él encarcelado. Periódicos manifiestamente adversarios del MSTM y luego claramente adherentes a la violencia asesina del Proceso de Reorganización Nacional (Videla) como “La Razón” y “Nueva Provincia” (de Bahía Blanca), lo cuestionaron por su “justificación de la violencia que se ha desatado en el país”. Todas las homilías del P. Mugica (y de otros miembros del MSTM) eran manifiestamente grabadas por los Servicios de Inteligencia. El Arzobispo Aramburu, entre tanto, acrecentó fuertemente su distancia con el P. Carlos llegando en más de una oportunidad a proponerle la “laicización”, cosa que Mugica rechazó terminantemente; cosa constituyó una de sus mayores angustias en los últimos tiempos: “espero, en Dios, no verme forzado jamás a abandonar el sacerdocio aunque deba resistir infinitas presiones”.
Poco tiempo después, ofició junto a los padres Hernán Benítez (ex-confesor de Eva Perón) Jorge Adur y Rodolfo Ricciardelli, el funeral por sus amigos Abal Medina y Ramus, miembros de “Montoneros”, asesinados en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad. A consecuencia de la homilía pronunciada por Benítez y Mugica, según la transcripción -cargada de inexactitudes- de “La Razón”, los dos fueron detenidos, el 14 de septiembre, y por espacio de una semana. El Arzobispo, entre tanto, creyendo más en la versión del diario que en sus sacerdotes, suspendió al P. Mugica en sus licencias ministeriales por el lapso de 30 días; de esto Mugica se enteró en prisión por los diarios.
Su lugar de trabajo en la Villa ‘Comunicaciones’ se vistió de fiesta cuando el 27 de diciembre de 1970, en una ceremonia presidida por Mons. Aramburu, se inaugura la Capilla de Cristo Obrero. El P. Carlos, sin embargo, solía dormir por las noches en su domicilio en la calle Gelly y Obes, en un cuartito en el último piso. Mugica redobló sus trabajos en favor de los villeros, y redujo sus apariciones en los Medios. Asimismo, reforzó su vida interior yendo con frecuencia al monasterio benedictino de la localidad de Los Toldos, en la provincia de Buenos Aires. La capilla sería luego muy visitada por personajes conocidos de la sociedad argentina (futbolistas, artistas, etc) lo que sería aprovechado por el sacerdote para la realización de eventos gratuitos en la villa. También acudió allí el general Perón, el 6 de diciembre de 1972, tras su triunfal regreso después de dieciocho años de exilio (el P. Carlos no se encontraba en ese momento en la ciudad), y el presidente Héctor Cámpora, recién elegido primer mandatario del país, por la candidatura del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI) ‑en la que se había propuesto un lugar a Mugica, cosa que él rechazó). Esto fue el 9 de mayo de 1973, y nos podemos imaginar la alegría de los villeros al ver al presidente argentino, entre ellos, compartiendo una comida.
El viernes 2 de julio de 1971, una bomba estalló en la casa de Gelly y Obes 2230, pero aunque la bomba afectó edificios y automóviles (la propiedad privada que tanto defendían los adversarios del P. Carlos), nadie resultó herido. Fue en este momento que en un reportaje el P. Carlos pronunció su clásica frase: “Nada ni nadie me impedirá servir a Jesucristo y a su Iglesia, luchando junto a los pobres por su Liberación. Si el Señor me concede el privilegio, que no merezco, de perder la vida en esta empresa, estoy a su disposición”. Las amenazas continuaron, y dos hombres irrumpieron en el piso donde se encontraba el cuartito del P. Mugica pero no pudieron concretar nada ya que éste se encontraba en un encuentro de los MSTM en Córdoba.
El gobierno militar se encontraba en crisis. El P. Carbone nuevamente había sido detenido por una supuesta (y falsa) participación suya en un intento de copamiento armado de una unidad de Prefectura Naval de Zárate, ocurrido el 3 de enero de 1972. Carbone había sido visto por varios testigos en su hogar y en el cine en ese momento. Hasta la misma “justicia” militar hubo de sobreseerlo, aunque fue liberado recién 5 meses más tarde. Mugica presentó un recurso judicial de habeas corpus.

Cuando se produjo el regreso del General Perón a la Argentina, Mugica fue junto con Vernazza en el avión charter que fue a buscar al anciano líder en noviembre de 1972, lo que acrecentó sus distancias con el Arzobispo Aramburu, que con “proféticas” palabras afirmaba que el peronismo nunca ganaría (ganó en todo el país con más del 50%).
Un artículo anónimo publicado en el Boletín Eclesiástico de Buenos Aires (órgano oficial del Arzobispado) se dedicó duramente a criticar diferentes posturas teológicas del P. Mugica en su artículo “Jesús y la política de su época” (donde repetía y adaptaba un clásico trabajo de O. Cullmann). Mons. A. Canale, canciller de la Curia comunicó a Mugica que debía preparar su descargo, para ser publicado en el “Boletín”, pero aunque el caso fue archivado, no se publicó ni siquiera un resumen de su escrito de 18 páginas (preparado con la ayuda de los padres Luis Rivas, Rafael Tello y Lucio Gera).
La curia, además, resolvió que “a ningún sacerdote, religioso o religiosa le está permitido actuar en partídos políticos o movimientos similares, ni aceptar ofrecimientos para desempeñar funciones políticas”. Como era de esperar, la decisión del Arzobispado había llegado tarde: hacía ya varios meses que los MSTM habían decidido de común acuerdo “no aceptar posibles candidaturas a cargos electivos”. Mugica, como está dicho, rechazó ser el primer candidato a diputado por el Peronismo de la Ciudad de Buenos Aires, cargo que indudablemente hubiera ocupado ya que el peronismo venció en todas partes.

Mugica, con su gran capacidad de trabajo, celebraba misa los sábados en la iglesia de San Francisco Solano, de la que era párroco su amigo el padre Vernazza, y en la que luego Carlos sería asesinado, daba cursos prematrimoniales una vez al mes, e impartía clases de Teología en la Universidad del Salvador, de los Padres Jesuitas. Con el peronismo gobernando, Mugica, aceptó ser nombrado asesor ‑sin remuneración- del Ministerio de Bienestar Social, pero poco después, se desvinculó públicamente de este cargo, por discrepancias con el titular del mismo, José López Rega, ya que para Mugica, «no había comunicación entre el ministerio y los villeros». Muchos han visto en esta discrepancia abierta y manifiesta con López Rega, los motivos de su asesinato (una noche, ante un grupo de vecinos de la villa Mugica se expresó diciendo: “López Rega me va a mandar matar”). Al mismo tiempo, Mugica y los Montoneros se distanciaban cada vez más; en una misa en conmemoración por la muerte de Abal Medina y Ramus, el 7 de diciembre de 1973, Mugica se expresó diciendo: “Como dice la Biblia, hay que dejar las armas para empuñar los arados”. En este año 1973, apareció como de su autoría un libro Peronismo y Cristianismo, en el que se reunieron desordenadamente una serie de trabajos de Mugica, sobre las relaciones entre el cristianismo y el socialismo, los católicos y la política y los valores cristianos del peronismo; el P. Carlos siempre afirmó no tener nada que ver con esa publicación, aunque los artículos sean de su autoría.
Esta doble amenaza de derecha e izquierda no era la que más preocupaba al Padre Carlos: “No tengo miedo de morir. De lo único que tengo miedo es de que el Arzobispo me eche de la Iglesia”.





En 1974, terminó de escribir el texto de la «Misa para el Tercer Mundo», cuyo disco, grabado y editado por la RCA, con la colaboración del «Grupo Vocal Argentino» que compuso una bella música, con ritmos argentinos, asiáticos y africanos), fue destruido por orden del ministro Rocamora.
Las amenazas de muerte empezaron a multiplicarse. La revista “Militancia”, ligada al peronismo de Izquierda, dirigida por Ortega Peña y Duhalde, lo ubicó en lo que llamaban “La Cárcel del Pueblo”, un apartado editorial donde semanalmente “encarcelaban” a diferentes personas del “antipueblo”: Asimismo “El Caudillo”, de la Derecha peronista le cuestionaba desde su ministerio sacerdotal hasta su servicio a los pobres: “¿está al servicio de los pobres o tiene a los pobres a su servicio?”, se preguntaba, y terminaba por acusarlo de “bolche”. A mediados de abril de 1974 Mugica se retira a Los Toldos a un nuevo retiro espiritual. Allí Carlos le manifestó a Mamerto Menapace su miedo de ser echado de la Iglesia a lo que el abad le dijo: “Yo no sé si Aramburu puede ponerte frente a la situación de irte de la Iglesia, pero de lo único que podés estar seguro es que pase lo que pase, Dios te va a ser fiel”.

El 11 de mayo, sábado, de 1974, a las 8 y cuarto de la noche, y cuando Mugica se disponía a subirse a su coche Renault 4‑L azul, matrícula C‑542119, estacionado junto a la iglesia de San Francisco Solano, en la calle Zelada, 4771, donde había celebrado misa, fue tiroteado por un individuo con bigotes achinados, que se bajó de un coche estacionado muy cerca. Este personaje sería Rodolfo Eduardo Almirón, jefe de la lopezreguista Triple A, luego jefe de custodia de Manuel Fraga Iribarne, en España. Cinco disparos, de ametralladora «Ingram M-10», le afectaron el abdomen y el pulmón. El tiro de gracia lo recibió en la espalda. El padre Vernazza, que salió de la iglesia al oír los disparos, corrió a darle la unción, y lo llevaron en un viejo Citroën; Mugica alcanzó a sonreírle y guiñarle el ojo a Vernazza. El cuerpo agonizante de Mugica llegó al Hospital Salaberry, donde finalmente murió. Moribundo, alcanzó a exclamar a una enfermera: “¡Ahora más que nunca tenemos que estar junto al pueblo!” Eran las nueve de la noche. El doctor Avelino Vicente Dolico, certificó que las causas del fallecimiento fueron «heridas de bala de tórax y abdomen y hemorragia interna».

El entierro fue una multitudinaria manifestación. Sus villeros, a los que tanto quería, le llevaron en hombros hasta el cementerio de La Recoleta, en el corazón del Barrio Norte. La prensa ‑no toda‑ le calificó como «el santo villero». Desde que se tuvo la primera noticia de su muerte, muchos recordaron, que la revista El Caudillo, portavoz oficioso de la Triple A (ultraderecha), había publicado en diciembre del 73, una «Carta abierta a Mugica», en la que se le advertía de estar equivocado, y andar por la vereda equivocada. Por si fuera poco, se sabía, que la escolta de López Rega había hecho ostentación pública de ametralladoras «Ingram».

Más sorprendente todavía fue la afirmación del Arzobispo Aramburu que le dijo al P. Héctor Botán: “¡Ahora no me va a decir que Mugica no era montonero!”.
       
Producida la muerte del P. Carlos, tanto los Montoneros como la Triple A intentaron desvincularse del episodio. El P. Carbone fue llevado clandestinamente a un encuentro con Firmenich, jefe de la agrupación Montoneros (que este nefasto personaje siga vivo sería extraño después del feroz proceso militar, si no fuera bastante pública su traición y reuniones con el almirante Massera, en París). “Si Ud. fuera discípulo de Carlos, estaría muerto, como él”, le dijo públicamente Marta Mugica -hermana de Carlos- a este detestable personaje de la historia argentina. La revista “El Caudillo”, por su parte, comenzó a exaltarlo como modelo y mártir. El Cardenal Aramburu siguió haciendo gala de su ignorancia (o complicidad).

Al morir, Mugica, se convirtió en el símbolo de una generación, y en el primer mártir del MSTM. Además de sus escritos, recogidos en un volumen por el padre Vernazza, y publicados en 1984, este sacerdote nos dejó un grandioso ejemplo de lo que es compartir la suerte de los pobres, desde ellos. En la obra Iglesia Argentina, Memoria y Esperanza Mugica, es recordado así: «Mugica era una imagen transparente, una suerte de provocador de conciencias, que en nombre del evangelio no dudaba en enfrentar a los poderosos desde la perspectiva de los pobres. Carlos Mugica era un profeta...».





EL TEMOR A LA VERDAD por CARLOS MUGICA / A 47 años de su asesinato








EL TEMOR A LA VERDAD



Los cristianos estamos llamados a dar testimonio de la verdad, y a la lucha con todas nuestras fuerzas contra la injusticia, aunque esto traiga, como consecuencia, la cárcel, las torturas, el secuestro y eventualmente la muerte. Frente a esta dura exigencia que existe desde los comienzos de la vida de la Iglesia, la vigorosa palabra de Cristo es nuestro constante aliento: "No teman a los que pueden matar el cuerpo. Teman, más bien, al que puede matar el cuerpo y el alma, y arrojarlos en la gehena (Mateo 10,28). Temamos a esta nueva gehenna que es esta sociedad de consumo; aunque sea de consumo para unos pocos y de hambre para muchos. Esta sociedad para cerrarnos, indiferentes a la terrible violencia que ella encierra. Temamos a esta sociedad que mientras sumerge al pueblo en el hambre y la opresión, propone a una minoría elegida el hedonismo y el erotismo como claves de la felicidad, olvidando una vez más a Jesucristo, quien nos advierte: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". Vivimos en un evidente estado de violencia institucionalizada, solamente no perceptible para algún funcionario con mentalidad proscriptiva, e insensible al dolor del pueblo argentino.

¿No es violencia institucionalizada, acaso, la que sufre el obrero que apenas reúne 40.000 pesos mensuales, al tener que pagar el precio de la leche, la carne o el azúcar? ¡No es violencia institucionalizada el aumento cada vez más alarmante de mortalidad infantil, demostrada en las últimas estadísticas oficiales? Este aumento se explica, entre otras razones, porque muchos trabajadores están imposibilitados de pagar los medicamentos indispensables para la vida de sus hijos. Si alguien duda de esta afirmación, que baje a una de las numerosas Villas Miseria, higiénicamente bautizadas Villas de Emergencia, que representan el subconsciente de Buenos Aires. Ellas son la más contundente expresión de la violencia institucionalizada que padece el pueblo, al tener conciencia de que ahí, en la ciudad, hay más de cien mil departamentos vacíos.

La Comisión Permanente del Episcopado Argentino señaló ya el año pasado, la situación dramática de la clase obrera argentina; la creciente proletarización de la clase media; la claudicación de gran parte de los hombres de la Justicia, que hacen caso omiso a las fundadas denuncias de torturas y atropellos que sufren los argentinos. Monseñor Zaspe, arzobispo de Santa Fe, conocido por su serena prudencia en su reciente pastoral Conciencia política y Evangelio caracteriza así la situación que vivimos: “Los resultados de seis años de Revolución Argentina son completamente negativos”. Refiriéndose a los Gobiernos que se han ido sucediendo, califica como hechos muy graves la suspensión de das garantías a constitucionales, el estado de sitio, la extensión de la legislación represiva y la pena de muerte. Y añade "Sin embargo no hubo transformación revolucionaria. Solamente cambios en la conducción, realización de infraestructura, promoción del juego, innumerables planes económicos con los resultados conocidos, carestía de la vida, cierre de fuentes de trabajo inflación, fuga de divisas y capitales, éxodo rural, tambaleo del orden económico Los recientes acontecimientos de Mendoza, San Juan y Tucumán ensombrecen aún más el panorama.

Ahora bien, seamos honestos, ¿esto configura o no un estado de violencia institucionalizada? ¿Cómo no explicarse, entonces es, que surja como consecuencia inevitable, la respuesta violenta que puede llevarnos, si las causas que la engendran no son removidas a un baño de sangre entre argentinos? Algo que, ciertamente, el pueblo no quiere. Hace poco, la Comisión Episcopal Argentina, en ocasión del secuestro del doctor Sallustro, ha reflexionado sobre la realidad argentina, y la necesidad de "una justa convivencia nacional". Señaló que, "cómo pastores, nos pedimos a nosotros mismos entrar, profundamente, en las causas que están generando des encuentros y odios". Es necesario que también nosotros lo hagamos. Ante todo, los hombres que hoy tienen el poder. No será calificando de asesinos a los que responden con violencia a la violencia del régimen, como lograremos la verdaderas paz, como lo señala permanentemente Pablo VI, ésta es fruto de la Justicia.

Si el Gobierno elimina la legislación represiva, y convoca sí inmediato a las paritarias, como lo establece la Ley, entonces si los argentinos comenzarán a creer en una sincera actitud de conciliación nacional. Es necesaria la honestidad de los medios de difusión, castrados por la autocensura, que casi obsesivamente se han ocupado del secuestro del doctor Sallustro, y poca o ninguna atención han otorgado al secuestro de un obrero peronista ─Eduardo Monti─, llevado de comisaría en comisaría, sometido a salvajes torturas que le provocaron la muerte, al llegar a la cárcel de Olmos. Y que recién ahora comienzan a hablar de la situación de Norma Morello, maestra normal detenida por orden del II Cuerpo de Ejército, terriblemente torturada por haber sido fiel a su conducta de militante cristiana, y haber asumido las exigencias del Evangelio.



Nosotros, los hombres de iglesia que hemos contraído la enorme responsabilidad de ser los portavoces del mensaje de Cristo hasta las últimas consecuencias, debemos ser fieles al llamado del Señor y del magisterio: hoy más que nunca nos exigen asumir la defensa de todos los seres humanos pisoteados en su dignidad; pero, sobre todo, como lo recalca el Documento de Justicia del sínodo de Obispos, de los más pobres y oprimidos. Se trata, una vez más, de ser la voz de los que no tienen voz. La verdad os hará libres (Juan 8, 32).



P. Carlos Mugica



PADRE MUGICA, DOCUMENTAL COMPLETO / A 47 años de su asesinato



Carlos MúgicaUn sacerdote, un mártir del Evangelio, de la Iglesia y del pueblo.




Padre Múgica, Documental Completo






Siempre presente en nuestra memoria!!



https://www.youtube.com/watch?v=BK8rjihJvMY&t=2249s





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Para conocer más sobre el Padre Carlos Mugica, visite estos sitios web:

http://www.barriada.com.ar/Historia/padreCarlosMugica.htm









"Nada ni nadie me impedirá servir a Jesucristo y a su Iglesia, luchando junto a los pobres por su Liberación. Si el Señor me concede el privilegio, que no merezco, de perder la vida en esta empresa, estoy a su disposición"



"Los signos concretos del mensaje de Cristo se pueden detectar cuando Él dice: 'En esto se conocerá que ustedes son mis amigos, en el amor que se tengan unos a otros'. Y el índice de mi adhesión al mensaje de Jesucristo es mi amor real, concreto, palpable, por mis hermanos."


Padre Carlos Múgica






miércoles, 5 de junio de 2019

PENTECOSTES: SOMOS IGLESIA!!


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La Iglesia no es una sociedad como cualquiera; no nace porque los apóstoles hayan sido afines; ni porque hayan convivido juntos por tres años; ni siquiera por su deseo de continuar la obra de Jesús. Lo que hace y constituye como Iglesia a todos aquellos que "estaban juntos en el mismo lugar" (Hch 2,1), es que "todos quedaron llenos del Espíritu Santo" (Hch 2,4).




"...y enciende en ellos el fuego de tu amor".

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Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar.
De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. 
Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. 
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.
Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo.
Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. 
Con gran admiración y estupor decían: "¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? 
Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios".  

Hechos 2, 1-11.-


Aquel Fuego / Narrativa.


Estábamos perdidos en el miedo y el dolor, no sabíamos bien qué hacer, dudábamos y al mismo tiempo nos manteníamos en la esperanza. Nos encerramos juntos con frustración y congoja, no sabiendo en nuestra confusión qué hacer y cómo seguiríamos... Aquellos días nos dimos consuelo todos, apesadumbrados, olvidados en la ignorancia del presente y del mañana. Comíamos sin comer, dormíamos sin dormir. La angustia era una visión, como una gigantesca montaña que aparecía en cada instante, infranqueable, cada vez más encumbrada... La crisis nos absorbió, nos masticaba los horizontes, nos ponía la cabeza en el tronco de la sentencia y vimos el cegador filo de su espada una y otra vez. La sangre corría de arteria en arteria, de vena en vena, sin piedad del sumiso esclavo que la impulsaba. Nos mirábamos unos a otros en la mesa que ya se había cansado de nuestras oraciones, que tenia grabado nuestro temor hundido en la madera en forma de uñas; sin emitir palabra alguna, palabra incierta, palabra vana, que no valía la pena decir, de penosa que era... Apartados, clandestinos, perseguidos...

Estuvimos con su madre, en ese silencio sereno que a pesar de los padecimientos, la espantosa cruz y el hijo desnudo clavado en ella, solo trasmiten quienes atravesados por el dolor(no sabemos cómo), y a pesar de ello, o por ello, vuelven sus ojos a los nuestros llenos de ese mismo sufrimiento, pero sin resignación, trastocados en esa fortaleza nacida del amor, que infunde templanza en medio de la devastación.  Ella estuvo siempre!! Ella soportó esos días a nuestro lado!! Su presencia evidenciaba el recuerdo de Aquel que ya no veíamos, y en ella, lo volvíamos a descubrir...


Sin mediar aviso alguno, vino una tarde... Las ventanas se abrieron de par en par(nuestras ventanas)... La pesadumbre, que perduró como una aliada perfecta del miedo, se hizo añicos en el momento que sentimos su Presencia. Cayó sobre cada uno de nosotros como un tizón encendido, como un rayo de fuego y luz... Salimos a la puerta decididos, llenos de valor!!  Y enardecidos solo queríamos gritar su Nombre. Algunos de los nuestros pagaron con cárcel y sangre esa osadía. 
No importó más nada!! Invadidos por aquella fuerza única que no cesaba de quemarnos por dentro, dimos testimonio de nuestra fe. La gente nos escuchaba, y nos entendían todos, aún los extranjeros. No solo nos entendían, se integraban y crecíamos cómo iglesia...

Aquel Fuego fue suficiente para hacernos arder definitivamente, no nos hizo falta nada más...

Raúl Olivares.
Todos los derechos reservados.


 



Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía Señor, tu Espíritu y todo será creado y se renovará la faz de la tierra. 

¡Oh, Dios, que has instruido los corazones de tus fieles con la luz de tu Espíritu Santo!, concédenos que sintamos rectamente con el mismo Espíritu y gocemos siempre de su divino consuelo. 


Por Jesucristo, Nuestro Señor. AMÉN.


lunes, 24 de diciembre de 2018

HAGÁMOSLE UN LUGAR PARA QUE NAZCA





"Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores."

Evangelio de Lucas 2, 1-20.-




A mis hijos.-





Ellos recibieron un anuncio extraordinario, increíble, ellos, sin embargo, creyeron, se pusieron en marcha y fueron a Belén para ser testigos de lo que había sucedido. Eran pastores y ese anuncio excepcional,  no lo hizo el Señor a otros, sino a los más sencillos, a los hombres más pobres de ese lugar y de ese tiempo. De este modo, Dios,  que nos ama a todos, y que desde su siempre, siempre quiso ofrecernos ese Amor único; en ese instante histórico concreto y trascendente, nos lo hace con Jesús de Nazareth Nace en épocas de dominio imperial romano omnímodo, brutal y cruel, preservando de hecho a reinos como el de Herodes Antipas, que en si, no eran más que arcaicas dinastías tan corruptas y perversas como aquel régimen de Roma. Siendo, en este sentido, una estirpe cuya característica preponderante fue la incondicional subordinación a sus objetivos e intereses estratégicos de dominación en la región. Así es, como a través de una intrincada red de organización gubernamental, el predominio de los Cesares, somete a toda la vasta Palestina, económica, militar, religiosa y políticamente: 

"En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconitide, y Lisanio virrey de Abilene bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la Palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías en el desierto" (Lc 3,1-2)

En este contexto de opresión, Dios se entrega a si mismo interviniendo en la historia, en un pueblo que desde hacia tiempo esperaba al Mesías, al Cristo, al Ungido, como un líder épico que restauraría a Israel, aplastando al invasor e instaurando su Reino Mesiánico. No fue así, fue con un niño humilde, amantado por su madre en la emergencia de una situación limite y en un lugar, también, de última necesidad.

Un censo decretado por Augusto, en pleno embarazo de María, fue la causa de una exigencia que determinó dónde y cómo nacería Jesús: 

"En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue." Lc. 2,1-7.-

Aquella noche que de oscura resignación se vuelve toda Jubilo, Dios les envía a Aquel que tanto aguardaban, el tan esperado por todo el pueblo, haciéndose carne en un bebe, en condiciones de una extrema pobreza campesina, habitual en los hijos de aquella clase social; nacido en un establo, envuelto en pañales y puesto en un pesebre donde los animales comen... No, no se trata de una estampa abonanzada o naif como la cultura del poder nos ha inculcado siempre. Se trata de un suceso, un acontecimiento excepcional por su significación salvadora y liberadora, en las condiciones materiales que el propio Dios eligió para encarnarse como el más pobre entre los pobres y porque así también, al mundo, expresado en una pequeña aldea, le fue apático, indolente, que una joven mujer pariera en cualquier otro lugar, menos en una de las tantas casas a las que acudió. Nadie le hizo lugar en Belén de Judea... Nadie!!

Los pastores, recibieron una BuenaNoticia, un Evangelio que no callaron, al contrario, presurosos se lanzaron a anunciarla a José y a María primero, y luego, la extendieron a todos. Fueron ellos los primeros mensajeros, los enviados privilegiados de la Promesa hecha realidad. Y dice Lucas que 

"María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón", ella ya sabia del designio de su hijo, ella ya sabia, y en su corazón, amaba, reflexionaba, oraba... María la Madre, María la mujer, Ella, enaltecida por el Amor y escogida por Dios para entregarnos a su único Hijo. María bendecida y a través de ella, toda otra mujer. Con su Sí, todo fue posible, toda la Palabra creció en su vientre.

Al llegar la hora de dar a luz, tuvieron que golpear muchas puertas, pedir una y otra vez por una sencilla habitación para el alumbramiento. Fue muy difícil, el censo había llenado las posadas y ninguno abrió su corazón, todos dijeron no o ni siquiera atendieron el llamado de dos padres desesperados ante la inminencia del parto. Persistió el egoísmo o la indiferencia (que son hermanas) antes que la solidaridad. Toda Belén estaba desbordada, sin un rincón al menos para la parturienta y el niño...

María iba a parir no podía más... y a donde ir? la realidad del pobre nos obliga a vivir un nacimiento en la marginación, en la exclusión, tan similar a la que padecen hoy millones, pero aún así, en la mas grande Dignidad.

Que en estos tiempos tumultuosos y tan críticos, donde la fe nos pone pruebas y adversidades enormes, donde la miseria se radica en un sistema cada vez más salvaje, generador de más y más explotados; que en este mundo de desigualdades escandalosas, con riquezas alucinantes que ostentan el poder irrazonable e inaceptable de unos pocos privilegiados; ese Jesús, el mismo de ayer y de siempre, hoy, encuentre un ámbito digno donde nacer... Hagámosle un lugar en nuestra casa, abramos la puerta para que la embarazada pase con su Vida y llene las nuestras, agotadas de cansancio y desesperación. Esta vez, no lo obviemos de nuevo, no lo dejemos pasar de largo!! Tampoco nos engañemos: El no está en el desenfrenado consumismo de shoppings, ni en la comilona tradicional de hedonismo absurdo. La reunión familiar está bien, pero si la compartimos en la simplicidad y la alegría con otros, será mejor. La navidad de Jesús, la encontramos en los otros, nuestros prójimos, allí donde está precisamente el Señor, allí donde habita el dolor y las carencias de todo orden. Cuando vamos hacia el hermano que sufre vamos al mismo Dios, al mismo Cristo!! Ahí nace en nosotros, ahí está siempre la Navidad verdadera.

Vemos todos los días que se acerca a nosotros y nos llama, nos golpea... No dejemos ahora, que se tenga que ir a vaya saber dónde, hagásmole un lugar digno para que pueda nacer. Para reconocerlo solo es necesario tener la simpleza y disposición de aquellos empobrecidos pastores, que en la noche que pario la Esperanza, fueron testigos del gran Amor y lo proclamaron.




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JESÚS NACE POBRE ENTRE LOS POBRES Lucas 2,6-19



"No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre".







En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.


La visita de los pastores

En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel les dijo: "No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre". Y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: "¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!"

Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: "Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado". 

Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.

Lucas 2,1-20.-



Jesús nace como parte del pueblo


Lucas 2,6-19


Nacimiento de Jesús

Jesús nació en la última pobreza: en un corral de animales. Nadie quiso abrirle la puerta de su casa. Desde su mismo nacimiento comenzó a sentir por experiencia propia el desprecio que se tiene a los pobres.

Jesús compartió voluntariamente nuestra pobreza. Se hizo pobre por nosotros. Porque sabe que con los pobres y desde los pobres es posible caminar hacia una sociedad de hermanos.

El hecho de que Jesús haya querido nacer en el seno de una joven familia popular marca para siempre a sus seguidores. Nuestra fe es fe en un pobre. El Dios en el que creemos se hizo parte de nuestro pueblo.

En aquel tiempo ya había gente que esperaba a un Salvador que viniese de los grandes, de los poderosos. Pero no fue así. Jesús vino como Redentor pobre, como servidor, como alguien que se entrega al servicio a los demás hasta la muerte.

La pobreza voluntaria de Jesús significa que Dios está del lado de los pobres. Las promesas de Dios se cumplen a partir de los despreciados de la sociedad, de quienes Cristo se ha hecho parte.

La Historia y la Palabra de Dios hay que entenderlas desde los pobres. Con Jesús nos sentimos orgullosos todos los pobres, especialmente los jóvenes.

Intentemos imaginar y dialogar sobre el nacimiento de Jesús lo más realmente posible, sin romanticismos, pero con mucho cariño y compromiso.










lunes, 17 de diciembre de 2018

TELÉFONO PARA PATRICIA BULLRICH / El Papa contra los asesinatos cometidos por el Estado Por Martín Granovsky





Imagen: AFP




El Papa contra los asesinatos cometidos por el Estado

Teléfono para Patricia Bullrich







Sin usar la expresión “gatillo fácil” pero en alusión clara al fenómeno, el Papa se refirió hoy en Roma a los asesinatos que comete el Estado. Ante la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte llamó la atención “sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, que son un fenómeno lamentablemente recurrente en países con o sin pena de muerte legal”.

La definición usada por Francisco en el Vaticano fue precisa: “Se trata de homicidios deliberados cometidos por agentes estatales, y a menudo se los hace pasar como resultado de enfrentamientos con presuntos delincuentes o son presentados como consecuencias no deseadas del uso razonable, necesario y proporcional de la fuerza para proteger a los ciudadanos”.

Dijo el Papa que “todo uso de la fuerza letal que no sea estrictamente necesario para este fin solo puede ser reputado como una ejecución ilegal, un crimen de Estado”.


El mensaje papal se produce días después de que en la Argentina la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quiso abolir principios jurídicos nacionales e internacionales mediante un protocolo que quita límites a las fuerzas de seguridad.

Tal como informó Página/12, durante el último fin de semana sesionó el Quinto Encuentro Nacional de la Red de Familiares contra la Tortura y otras Violencias Estatales. Convocado por la Comisión Provincial por la Memoria, juntó a familiares de 500 víctimas. Terminaron marchando a Monte Grande para protestar contra la masacre de la comisaría tercera de Esteban Echeverría, que se cobró diez vidas por el incendio no detenido a tiempo en una celda de la bonaerense.

En otra parte del mensaje, consideró Francisco que “las reflexiones en el campo jurídico y de la filosofía del derecho se han ocupado tradicionalmente de quienes lesionan o interfieren en los derechos de los demás” pero que “menor atención ha suscitado la omisión de ayudar a otros cuando podemos hacerlo”. En el ámbito de la justicia penal, “ello implica una mayor comprensión de las causas de las conductas, de su contexto social, de la situación de vulnerabilidad de los infractores a la ley y del padecimiento de las víctimas”.

Lo que el Papa llama “cultura del cuidado” sería el marco de lo que define como “auténtico desarrollo” basado en el concepto de “amor social”.

En su discurso, el Papa reconoció que en el pasado “incluso en el Estado Pontificio se ha recurrido a esta forma inhumana de castigo, ignorando la primacía de la misericordia sobre la justicia”. Eran épocas pasadas, cuando el recurso a la pena de muerte podía aparecer “en algunas ocasiones como una consecuencia lógica injusta” porque “se carecía de los instrumentos de los que hoy disponemos para la tutela de la sociedad y aún no se había alcanzado el grado actual de desarrollo de los derechos humanos”.

Francisco recordó que el propio Catecismo fue reformado, y hasta quedó reconocida la responsabilidad de la Iglesia católica sobre ese pasado, con una mentalidad “más legalista que cristiana, que sacralizó el valor de leyes carentes de humanidad y misericordia”.

Incluso serían “una forma de pena de muerte encubierta” las prisiones perpetuas, “que quitan la posibilidad de una redención moral y existencial”.

La conclusión es que, si “Dios es un Padre que siempre espera el regreso del hijo que, sabiendo que se ha equivocado, pide perdón e inicia una nueva vida”, no se le puede quitar a nadie “la vida ni la esperanza de su redención y reconciliación con la comunidad”.







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